Vemos que la cosa no prosperaba y un día, quién lo diría, vemos que el nuevo delegado de la Generalitat en el Penedès recae ni más ni menos que en la figura del alcalde de Vilafranca del Penedès, Pere Regull, un político que no conozco personalmente pero por normas electorales es el actual alcalde de Vilafranca del Penedès. Un poco la capital de la Veguería del Penedès que empieza un poco más arriba de El Vendrell y termina un poco más allá del Alt Penedès.
Evidentemente, algunos políticos de Vilanova también reclaman la capitalidad de esta nueva división territorial catalana para ellos. Están en su lógica.
En este reparto del pastel, como siempre ha pasado, El Vendrell, que está en medio de todas partes y nunca acaba de estar en ningún sitio. En este tema tampoco tiene poder ni ha perdido el tiempo en reclamar esta capitalidad. En cuanto al Garraf, es una comarca que tiene los suficientes recursos para vivir aparte del Penedès y tener su propia política, quizás a veces más vinculada con el Bages que con Vilafranca del Penedès.
Creo que para un reparto mínimamente equilibrado de estos cargos institucionales, porque hay que ver las competencias reales que tienen. Hace 100 años tenían un significado, pero hoy en día ha perdido mucha de su utilidad real, estos cargos deberían quedar mejor repartidos en el territorio. No es muy normal que el presidente de la pubilla del Penedès sea su delegado, porque más aptos o menos inspirados, solo en el Alt Penedès hay otros 26 pueblos con sus políticos que seguramente muy contentos estarían de ocupar este cargo. Ya no digo nada del Garraf o del Baix Penedès que también tienen sus políticos. Si apuramos la cosa, yo creo que dentro del Ayuntamiento de la capital del Alt Penedès hay 20 políticos más para ocupar esta responsabilidad. Quizás a alguno no les hubiera hecho mucha gracia porque están para otras divisiones, pero seguramente la mayoría del consistorio también lo hubieran cogido con ilusión y alegría.
Quizás al final debemos ser realistas y debemos pensar que la elección de estos cargos solo responde a criterios políticos para ocupar más espacios en los medios de comunicación y sea una plataforma para revalidar el poder en las ciudades más grandes. Una política similar la practican en El Vendrell con el consejo comarcal que solo tienen presidentes de las dos localidades que menos lo necesitan como son El Vendrell y Calafell, aunque actualmente no coincide con el alcalde de la capital de la comarca. Algo hemos avanzado en este largo camino.
Ahora estamos en este largo camino que es el "Procés" y si alguna vez llega que Cataluña es independiente, que aún parece ser que costará un poco, el siguiente paso es romper el centralismo de Barcelona y acto seguido el de las comarcas sobre los pueblos pequeños. Después de desvincular Barcelona de Madrid, toca las capitales de comarca de la Ciudad Condal y acto seguido los pueblos de su capital de comarca.
Hay algunos municipios como La Bisbal del Penedès que parece ser que han hecho un trabajo ejemplar en su territorio poniendo en funcionamiento una nueva manera de entender el municipio y siempre estará en segundo término porque, quién lo diría, no es capital de comarca. Otros como El Vendrell que hace más medio siglo que se dedica a copiar y pegar tiene algunos privilegios que no se merece como podría ser Calafell que la verdad que muchas veces actúa como auténtica capital de comarca ante la inmovilidad de El Vendrell.
Estos son pequeños detalles que se deberían tener en cuenta y más en este camino hacia la libertad de un pueblo porque cuando ves estas prácticas de quienes deben ser nuestros garantes y salvadores quizás vale más que emprendamos otro camino porque muy pronto volveremos a tener el mismo problema actual pero a pequeña escala.
Quizás la solución es la que ya han practicado algunos políticos de dentro del Baix Penedès que se han presentado en El Vendrell. Solo por eso ya tienen media carrera hecha ante sus rivales que están en pueblos que no son capitales de comarca. Quizás esta es la solución más práctica, pero este centralismo obsoleto no beneficia a nadie
Miquel Casellas