Esta es una de las preguntas que hace días que ronda en las redes y mucha gente está decepcionada por mil y una razón sobre todo el proceso que nos ha traído hasta aquí. El último capítulo de esta historia empieza el 10-J de 2010 cuando 1,1 millón de personas salieron a la calle en Barcelona según la Guardia Urbana y 1,5 millones según los organizadores en contra de la resolución del recurso de inconstitucionalidad efectuado por el Tribunal Constitucional de España sobre el texto del Estatuto de Cataluña. Un llamamiento realizado por Òmnium Cultural y otros partidos catalanes. Hasta esa fecha fue la manifestación más multitudinaria de la historia de Cataluña.
Este fue el principio de todo que culminó con el Referéndum del 1 de octubre de 2017. Fueron 7 años de Diadas y otras jornadas reivindicativas que nos llevaron hasta esta jornada histórica en Cataluña que durante muchos años viviremos sus efectos secundarios más o menos negativos pero que hasta ahora ha sido un hito bastante importante en el camino. A partir de esta fecha de otoño la cosa aún sigue unos meses con fuerza y energía, pero parece que poco a poco se va diluyendo porque no hay un frente común para responder a la política española hacia Cataluña. Los principales partidos juegan partidas diferentes y dentro de esta fuerza unitaria parece que cada día surjan más formaciones con ganas de decir la suya y salir de una especie de anonimato que marcaba la corriente social hacia la posible independencia, pero visto cómo ha ido evolucionando todo algunos han dicho preferido dormir a cubierto antes de seguir al ras esperando algún milagro de esta Europa que una vez más ha demostrado que de unión poca y que cada uno va a la suya un poco como los pueblos del Baix Penedès, pero en un ámbito mucho más amplio. Mucha literatura pero a la hora de la verdad les resulta muy difícil ponerse de acuerdo en la acogida de los migrantes que navegan por el Mediterráneo buscando un mundo un poco mejor.
Cada 11 de septiembre parece que acabes formando parte de un movimiento estético y de diseño y a ver qué forma dibujaremos sobre Barcelona principalmente y qué lectura podremos dar. Antes de este 2010 se celebraba la Diada con una manifestación principal y algunas de alternativas de una manera más sencilla y cuando acababa todo el mundo hacia casa y volvemos al trabajo. Ahora es todo como un movimiento artístico con una camiseta, un dibujo gigante y otros elementos que se añaden que sólo lo ves cuando llegas a casa porque cuando estás al pie de la concentración no ves gran cosa y escuchas menos a no ser que te lleves unos cascos de casa.
Aparte de todo esto todo el mundo tiene bien presente que en algunas localidades la versión política de la ANC se ha presentado en listas políticas en nombre de la unidad del independentismo, pero aunque han visto que no han conseguido su objetivo han seguido con su propósito y en algunos casos como el Vendrell incluso han sacado representación política, cosa que no ha pasado en muchos casos. Creo que esta incursión en la vida política catalana con unas siglas concretas no es el mejor camino a seguir.
Añadido a todo esto tenemos pendiente la sentencia del Supremo que puede servir para dar un poco de cohesión al independentismo catalán porque ahora por ahora cada oveja campa por su campo. Esta quizás una excusa para volver a empezar otra vez a hacer piña porque sino la cosa se irá diluyendo poco a poco y la culpa será de todos y de nadie al mismo tiempo.
Por otro lado también tenemos en Cataluña un Gobierno que no tiene una mayoría parlamentaria clara y por tanto su margen de maniobra es muy pequeño con un presupuestos prorrogados durante dos años. Si no hay una solución milagrosa no sería nada extraño que antes de acabar el año volviéramos todos a visitar las urnas por 3ª vez este año superando todos los récords en este ejercicio político.
Si Cataluña quiere hacer algo serio en su futuro debe tocar de pies en el suelo y jugar a un juego o a otro, pero este cambio de barajas que algunos han hecho para salvar el asiento no es lo más saludable porque al final nos acabamos conociendo todos y esta divergencia que sufrimos ahora es algo que arrastramos hace siglos y hasta que no pongamos remedio vale más que miremos hacia otro lado o la gente se decepcionará de sus líderes que no han llevado a su pueblo con la honestidad y claridad necesaria cuando se está al frente de un colectivo tan importante. Al final supongo que más o menos convencidos acabaremos cumpliendo con el protocolo.
Miquel Casellas