Miquel Casellas: "Precariedad laboral contra sociedad de consumo"
26 de febrero de 2018 a las 16:13h
Esta es la gran dualidad de nuestras vidas. Estamos en una comarca donde el paro es el más alto de Cataluña y también tenemos un nivel muy elevado de fracaso escolar. Por otra parte, aquí y en todas partes cada día las campañas comerciales son más intensas y nos ofrecen más productos aunque sean en cómodos plazos, pero nos están creando una necesidad que realmente no tenemos. Hoy en día hay personas que sufren serias dificultades para llenar el plato en la mesa cada día, pero seguramente tienen móvil moderno. Esta herramienta se ha convertido en básica aparte de la banda más banal, esta es una herramienta fundamental para estar comunicado con el resto de la sociedad. Puedes tener dni o carnet de conducir, pero si no tienes móvil eres un extraterrestre viviendo entre humanos. Esta es nuestra realidad Lo que está pasando es que nuestra comarca nos hemos acostumbrado tanto a tocar el dos que ya no planeamos ir al Vendrell a comprar. Somos muchas las personas que directamente ya cogen el tren o el coche propio y se marchan a otros mercados cercanos o lejos depende de cada uno, pero le cuesta mucho a la gente quedarse aquí en la villa. Esto no es algo reciente sino que siempre ha pasado un poco, pero a medida que el municipio se ha hecho grande y ya vamos hacia los 40.000 habitantes no hemos sabido cambiar la tendencia y hemos vuelto a caer en el mismo error. Este hecho provoca que sus vecinos ya tengan en su subconsciente otros mercados. El resultado de este movimiento es que el comercio de El Vendrell pasa por un mal momento y pasa como el dominó, cuando una tienda cierra pues perjudica al resto de establecimientos, porque en un conjunto podían ofrecer una propuesta tentadora, pero a medida que las fichas van desapareciendo del tablero, la gracia se va reduciendo y todos salen perdiendo. Para solucionarlo es muy difícil y más en una población donde cada uno está en su camino. El ayuntamiento organiza una feria mayoritariamente para la gente de fuera porque los negocios locales no se lo pueden permitir. En los domingos prenavideños que se pueden abrir los comercios te encuentras un mapa inesperado, porque no todas las tiendas responden igual y ante la duda, sólo sirve de una excusa más para que los compradores opten por otras ofertas más seguras y consolidadas sin tener que ir muy lejos. La gracia de todo está en que la manera de potenciar todo un poco es que la gente que viva y trabaje en la zona pueda tener unos recursos económicos que cuando salga a la calle los pueda invertir en el comercio que tiene más cercano. Si la gente no tiene dinero, los pocos que tenga los destinará a satisfacer sus necesidades básicas y no tendrá opción de ir a buscar aquello que no está a su alcance. En un mundo empresarial donde predominan los salarios bajos no esperes que la gente vaya a hacer grandes compras sino irá a buscar lo más fundamental. Para que haya consumo debe haber personas que tengan unas nóminas o ahorros consolidados. En un municipio que se fundamenta mucho en ayudas sociales y en subvenciones y otras medidas para suplir las necesidades básicas no hay vida para las grandes marcas. Evidentemente aquí está el problema de todo. No tenemos un lugar con industria que es escasa. El turismo que nos llega quizás sí que llena un par de fines de semana al año el 100% de nuestros hoteles y campings, pero hay muchos días al año para llenar. A esta comarca pobre se añaden las campañas comerciales para favorecer el consumo, pero la cosa no da mucho de sí tal como está la economía en nuestra casa. De vez en cuando, nos viene alguna franquicia, pero no al ritmo de otras ciudades que van haciéndose las amas del tejido comercial. Nosotros vivimos en el mundo de las potencialidades y de los estudios económicos, pero a la hora de hacer el trabajo nadie se pone y pasamos legislaturas y queda el trabajo por hacer y este nuestro reto es salir de la fase estudio e ir a la realidad y empezar a trabajar en estos diseños que hace años que elaboramos y que siempre acaban en algún cajón de los políticos que luego utilizan para preparar la campaña electoral, pero sin ningún interés para que sea aplicado realmente. Miquel Casellas