Hoy en día hay muchas empresas gestoras que se encargan de gestionar parados, personas con discapacidad, inmigrantes sin papeles y otros perfiles que a nuestra sociedad le cuesta integrar de una manera mínimamente normalizada.
Estos profesionales reciben un dinero público para llevar a cabo una tarea que le correspondería a las administraciones pero que lo cede a esta red de empresas gestoras. Un ejemplo muy claro está en los Mena (Menores No Acompañados). Estos chicos menores de edad llegaron a nuestras comarcas de una manera paralela a la legalidad vigente. Lo que se debería hacer es gestionar su situación y decidir su futuro en un plazo racional de un mes como mucho, pero como las cosas van como van y parece que interesa que no cambien mucho, entonces lo que pasa es que viven en una situación tutelada en casas, centros y espacios públicos o similar durante un tiempo excesivo que es difícil de soportar para una persona joven que está en una fina línea que no terminan nunca de aclarar por qué lado está. Estas empresas se encargan de tener ocupados a estos jóvenes con actividades, cursos y mil cosas más que les permita pasar el tiempo lo más rápido posible y que durante este período adquieran conocimientos útiles para su futuro. A veces por esta situación precaria de los jóvenes pueden surgir problemas en un lugar u otro. Entonces el político de turno sale diciendo que son cosas puntuales y que no pasa nada. Lo que no es normal es que estos chicos estén un año aquí internados en un centro en unas pésimas condiciones a veces esperando algo que debería arreglarse en un tiempo más prudencial para el beneficio de todos. Alguien debe tomar una decisión a un lado u otro, pero no sirve de nada mantener una situación provisional que no lleva a ninguna parte sin fecha de caducidad. Últimamente en este país no se moja nadie ni para a ni para b, entonces lo dejamos sobre la mesa hasta que algún día pase algo y algún atrevido tome medidas drásticas o a un lado o al otro de la legalidad.
Otro punto de encuentro en nuestra casa de estos profesionales es el gran número de parados. Entonces hay un amplio abanico de empresas de diferentes ámbitos que se dedican a dar salida virtual a estos jóvenes con formación variada, visita a empresas y etc. Evidentemente hay un dinero público asignado para todo esto que pueden servir para ir pagando las prácticas y alguna cosa más y después de este proceso pues otra vez a la calle y a volver a empezar e ir haciendo en otros vericuetos profesionales.
Menos mal que hay jóvenes que ven que todo esto demasiadas veces es una gran mentira temática y ya no quieren entrar en este circuito sino que ven unas probabilidades claras de encontrar un trabajo con unas mínimas garantías. ¿Cómo podemos crear una sociedad segura con la Garantía Juvenil donde parece que los grandes beneficiados reales son las empresas que lo gestionan? Los jóvenes pues acaban perdiendo la ilusión en estos proyectos de maquillaje social y político que no soluciona ni mucho menos la problemática que tenemos en nuestra casa.
La solución más fácil para todo esto y seguramente se podrían sacar unos mejores resultados reales sería apoyar al pequeño, mediano empresario y autónomo para que se encargara de preparar formar a estos jóvenes y pudieran tener una puerta abierta al mercado laboral con un futuro asegurado, pero esto parece que no interesa a todas estas empresas que están allí en medio y viven de las subvenciones que se destinan a parados. Mejor que este dinero se utilizara por otras vías que seguramente habría más beneficio real y no tanto mediático.
En este mundo de la obra social a los más desfavorecidos en algunas fundaciones y similares te encuentras a personas que hacen una jornada de 8 horas al día y cobran una subvención de 300 euros al mes y aún gracias. Esto no va ni sobre ruedas.
La culpa principalmente es de los políticos que viven más de este humo mediático que no de el trabajo de la hormiguita que otros hacen sin tanto bombo mediático. Estos fabricantes de humo sólo hacen lo que los de arriba les dicen y cuanto más vistosa sea la emisión pues mejor para todos.
Miquel Casellas