Unos cuantos años antes del pasado 1 de octubre había un gran espacio social que representaba a la mayoría de las personas que se identificaban en esta zona neutral. Era una especie de autonomismo pactado donde las puntas tenían pocos representantes.
Después del "Procés" y del 1 de octubre pasado esta gran masa ha tenido importantes movimientos hacia los extremos dejando más pobre la parte central. Hoy en día te tienes que posicionar a un lado u otro de este largo camino que puede llevar a la independencia de Cataluña. No hay lugar para la ambigüedad. Estás en un lado o estás en el otro. Siempre puedes intentar mantenerte en una zona neutral media que a medida que pasan los meses se va volviendo más débil y peligrosa.
Ahora por un lado, están los que pasan de todo esto y no les importa un bledo ni un lado ni el otro. Pero la gran mayoría se posicionan en el mundo del independentismo o en el mundo de los unionistas y derivados. Entonces están los que hace años que han perdido el tren que aparecen con la bandera del federalismo o estatutos pactados cuando es una etapa que la mayoría de la sociedad ya ha pasado en su consciente. Están un poco fuera de lugar, pero siempre hay personas que viven otros ritmos y otros tiempos y ya les va bien.
Esta es la realidad que tenemos en nuestra casa con personas que lo viven con más o menos intensidad, pero una parte muy importante están en su lugar. Algunas cantarán las consignas típicas, otras increparán a los que lo canten y algunos callarán para no ser descubiertos, pero la inmensa mayoría debe adoptar una postura. Esto es como cuando entras en una rotonda y tienes dos salidas. Debes buscar la más adecuada para tu destino, en los momentos actuales no te puedes quedar dando tiempo esperando una revelación celestial.
Los unos y los otros tienen sus puntos de referencia, sus mitos, sus héroes, sus mártires y toda la simbología propia de un bando político.
Los unos disfrutan del apoyo del Estado central y de todas sus derivaciones y de una cosa sagrada, intocable, invulnerable como es la Constitución Española que es el seguro perfecto para que nunca pase nada que salga del guion. Los otros tienen la razón y la voluntad de un pueblo que ya está cansado de aguantar imposiciones, políticos corruptos y un claro desajuste económico, solo hay que ver los peajes que aún tenemos que pagar los catalanes al contrario de otras zonas peninsulares.
De cara a las próximas elecciones municipales aunque se presenten en un municipio 20 propuestas diferentes, al final en teoría los de cada bando deberían juntarse para hacer realidad un proyecto consensuado, como muchas veces pasa en la vida real. Demasiadas veces hay partidos similares que tienen una relación muy complicada porque se disputan uno a uno el electorado. Otros con posturas más distantes, pueden mantener una mejor relación aunque sean de signos totalmente opuestos.
Otras formaciones víctimas de los muchos políticos profesionales de sus filas necesitan tocar el poder aunque sea pactando con el diablo, pero cada cosa en su lugar.
Cada bando utilizará su margen del poder mejor para sacar el máximo rendimiento. Al final muchas fuerzas similares es posible que acaben firmando pactos de gobierno en favor del municipio, pero lucharán solas en las elecciones. Después, según los resultados de estas podrán optar a más o menos cuota de poder.
Esta es la política que cada día se nota más en nuestra casa. Hay muchas maneras de percibir esta biporalidad social. La gracia de todo es que más o menos los dos bandos están bastante igualados a puntos y aunque una persona pueda cambiar el voto, es muy difícil que se dé su papeleta a unas siglas del otro lado de la línea roja. Detener esta dualidad es muy difícil porque las etapas del diálogo y el consenso al igual que el federalismo ya hace días que están superados. Ahora solo toca que los bandos salgan a la plaza en unas votaciones a ver quién es el más fuerte. Una juega con la razón y el otro con la normativa vigente y todo el aparato del estado. A ver cómo acaba todo.
Miquel Casellas
