Miquel Casellas: "La maquinaria anónima de cada día en situación crítica"

29 de abril de 2019 a las 11:18h

En cualquier empresa pública o privada, sin ninguna duda lo más importante son las personas que cada día hacen que la cosa funcione con más o menos alegría y efectividad. Siempre debe haber una persona que abra y cierre la ventanilla y dé un servicio ya sea físicamente o por teléfono. Este es el principio básico de todo.

Entonces en todo colectivo hay una especie de jerarquía ya sea a razón de dinero o por votos conseguidos. En las empresas que se mueven por acciones o dinero hay unos responsables al frente que deben marcar unos criterios para que la cosa funcione cada día. Su relación con los trabajadores vendrá marcada por unas pautas propias y por una normativa legal que se debe seguir. Dentro podrán poner a quien sea de su gusto y podrán elegir los criterios que crean oportunos.

En el caso de lo público pues hay muchos elementos que se deben tener en cuenta. Primero de todo que los políticos entran por períodos de 4 años aunque después lo pueden revalidar por el mismo plazo, pero nunca acaba siendo igual que el anterior porque hay muchos elementos que influyen en cada legislatura.

En un lugar normal cuando entra un nuevo equipo de gobierno la gracia es que todo el mecanismo funcione con una cierta normalidad, aunque siempre puede haber cambios. Puede pasar que algún responsable de área acabe en la otra punta del pueblo haciendo de conserje, pero en muchos casos se respeta su salario hasta la próxima cita por si se gira la tortilla y la cosa vuelve a su situación anterior.

Entonces con estos nuevos mandamases estrenados saben de buen comienzo que hay una relación de puestos de trabajo (Rlt) y pueden jugar con ella respetando unos principios generales. Hasta ahora estas herramientas se hacían y deshacían en el mejor de los casos a golpe de decreto y aquí no pasaba nada, pero en los últimos años la cosa parece que se ha vuelto un poco más seria. Da la casualidad de que algún secretario e interventor accidental ya no es tan fácil de sortear como otros tiempos. De un tiempo a esta parte estas figuras clave de la administración paran algunas iniciativas destinadas a hacer cambios que no están contemplados en la Rlt vigente.

Entonces los políticos empiezan a maquinar y fruto de su trabajo resulta que al final de la legislatura se sacan de la manga un proceso para hacer una nueva rlt que pueda dar salida a sus inquietudes organizativas y poner orden en aquellos lugares que están colgando del abismo legal. El papel de los representantes de los trabajadores sólo pueden jugar el rol de invitados de piedra de todo esto y los políticos deben decidir qué se aplica. También existe la posibilidad de que el estudio que entre por la puerta del consistorio con un formato y acabe presentado a los interesados con muchas alteraciones sospechosas, pero eso dentro del juego democrático que nos quieren vender desde el poder.

Cuando los responsables de una empresa pública han tratado a sus trabajadores como algo residual. Cuando las nóminas de sus trabajadores se calculan buscando la manera más barata para compensar su día a día y poder ahorrar dinero que después se gastarán en propaganda institucional que seguramente acabará en el contenedor azul.

Cuando los trabajadores anónimos han visto en las últimas legislaturas que algunos compañeros con pedigrí han visto mejorada su situación considerablemente y otros con las mismas condiciones han sido ignorados. Cuando el silencio administrativo es el predilecto para los temas relacionados con el personal. Cuando ves que las bajas laborales empiezan a multiplicarse en la mayoría de los ámbitos laborales, en muchos casos provocados por una tensión derivada de una mala gestión de personal a nivel global. Cuando una empresa previamente ya ha hecho un informe donde aparece descrita claramente la situación del personal entre otros calificativos: tan claros como falta de cohesión, sobrecarga de trabajo, déficit en la distribución de tareas. fragmentación de la organización y de la cultura organizacional, déficit en el trabajo interdisciplinario, difusión de los objetivos interdepartamentales ineficaz, sistema de evaluación de objetivos inexistente, falta de planificación y un largo etcétera es muy fácil sacar conclusiones.

Miquel Casellas