La magia es un arte que nos rodea. Sus profesionales no siempre llevan sombrero de copa ni sacan un conejito de detrás del forro. En muchos ámbitos encontramos grandes artistas que esconden su arte de muchas maneras. Es una lástima que demasiadas veces no se les reconoce su arte y se tienen que buscar otras profesiones que no son la suya. Hoy hablaremos de estos profesionales y su relación con la relación de puestos de trabajo (RPT). Uno de los puntos clave de cualquier empresa pública o privada, pequeña o grande es la relación de puestos de trabajo. En este listado basado en un organigrama de funciona se establece todos los profesionales de aquel centro con sus tareas y también su salario.
Esta es la base de todo y uno de los ejes de cualquier empresa para que funcione correctamente, donde cada uno debe realizar su papel dentro del organigrama general. Esto es un documento bien vivo que se debe ir actualizando cuando las cosas cambian y adaptarse a los nuevos tiempos. Estamos viviendo a un ritmo microondas y debemos estar preparados para que la realidad no nos deje obsoletos.
Esto se puede realizar de muchas maneras. La potestad final siempre es de la empresa, pero no está nada mal que los trabajadores puedan decir la suya y posicionarse sobre esta importante herramienta aunque también puede pasar olímpicamente de los trabajadores y de sus representantes, pero siempre siguiendo unos protocolos básicos de decir esto es lo que hay y punto.
Hay muchas maneras de hacerlo. La más fácil y económico y básica es que los trabajadores o representantes se sienten en una mesa unos días y lo vayan valorando y siguiendo unos criterios presuntamente objetivos pues que se llegue a un acuerdo para hacerlo realidad, sin ninguna empresa exterior. En la red existe la documentación necesaria para hacerlo sin necesidad de tirar ningún dinero.
Otro sistema es que los responsables del negocio contraten a una empresa para que lo haga con unos criterios pactados entre las dos partes. No puede faltar su presupuesto ni los plazos.
El tercer sistema es una mezcla de las dos cogiendo lo peor de cada parte. Este sistema consiste en que la empresa hace una relación de puestos de trabajo según el interés de los mandamases de turno y se invita a los trabajadores o sus representantes a que tomen parte como invitado de piedra. Evidentemente el papel de los trabajadores es puramente testimonial y debe servir para que estos den su acuerdo a un resultado que no tiene nada que ver con su posible visión del proceso, pero que es necesario para quedar bien ante la galería y sacarlo adelante compartiendo la responsabilidad con unos actores que sólo han servido de invitados de piedra en todo el proceso. Todas las cartas están marcadas desde un buen comienzo y entonces el mago ya sabe dónde está el as ganador desde un buen inicio de la partida y aunque se muevan todos los elementos llevan a un resultado ya esperado de antemano.
Todo este último proceso en el caso del Ayuntamiento de El Vendrell no se ha elaborado por ninguna inspiración divina ni porque hubiera salido en una de estas mociones fruto de la política ficción de la casa.
La aparición de todo este movimiento telúrico ha sido porque había una serie de profesionales que ocupaban unas plazas nuevas que no podían ver compensadas económicamente su tarea porque no existían en la antigua relación de puestos de trabajo. Entonces esta carencia entre otros pequeños detalles ha llevado al consistorio vendrellense a sacar adelante una RPT en el último año de la legislatura con prisas y voluntad de que todo esté arreglado para los próximos cuatro años y algunos casos pendientes también estén a punto. Evidentemente si ahora teníamos los tramos con tres posiciones posibles ahora tendremos 189 puestos de trabajo diferenciados. La diferencia que en la versión actual había 89 salarios diferentes y en la próxima nos acercaremos a los 200. Un gran avance para la convivencia e igualdad dentro de un colectivo de trabajadores que ronda las 500 personas. Si esta política la aplicas igualitaria a 40.000 puedes llegar a niveles galácticos.
Miquel Casellas
