Miquel Casellas: "La gran farsa de algunas oposiciones"

28 de noviembre de 2017 a las 07:34h

Este mundo de las oposiciones a la administración pública es una de tantas cosas que dan mucho de sí en nuestro país. Se podrían publicar estudios, libros y ensayos y nunca se acabaría con la inspiración para aquellos que se quieran dedicar a ello. Yo solo haré una pequeña aportación, pues he tenido la suerte de ver este proceso desde diferentes puntos de vista. Es un campo muy amplio casi inabarcable para la gran mayoría de mortales.

Hace muchos años, en algunas ocasiones se podía dar que había más plazas vacantes que opositores, pero esto no suele pasar nunca en los últimos años cuando el porcentaje a veces es de escándalo.

Hay oposiciones realizadas por la Generalitat y otras administraciones más voluminosas que no se pueden permitir el lujo de hacer unas pruebas a la carta para unos candidatos con más números que el resto de rivales. En estas pruebas suele dominar la igualdad de oportunidades en la búsqueda de un perfil anónimo más adecuado para las tareas y responsabilidades que se deben llevar a cabo, pero en otras administraciones más pequeñas se pueden vivir muchas circunstancias que a veces incluso salen del guion previamente previsto. Los informes que se hacen al respecto depende de quién marque las preferencias y de dónde sople el viento. Hoy en día se puede justificar todo y más. Solo queda la justicia para darte la razón, pero depende del juez que te encuentres puedes tirar hacia un lado u otro. Todo es un mundo muy relativo.

La gracia de todas las oposiciones son las bases. En muchos casos, ya vas viendo por dónde pueden surgir las sorpresas. Depende de la puntuación que se otorga a la experiencia y a los cursos realizados ya intuyes por qué caminos puede ir la cosa. A veces en la búsqueda de técnicos de turismo, no se incluyen las titulaciones en idiomas en la fase de concurso. Aquí con el catalán y un poco de castellano ya tenemos suficiente para comunicarnos con el resto de la humanidad mundial. Otro punto de selección es que solo aportan méritos los cursos realizados en la última década. Entonces de golpe ya te quitas de encima los posibles puntos que pudieran alcanzar los candidatos que hace años se dedicaron a asistir a cursos, másteres y otras aventuras educativas apostando claramente a favor de los que lo tienen todo más reciente.

Después tenemos que elegir las pruebas. Entonces en algunos casos que van en busca de pobres auxiliares administrativos en realidad piden conocimientos de licenciados. Algunos pocos, que quizás han pasado por la universidad, los pueden llegar a tener, pero la mayoría que no pisaron los estudios superiores los suelen ignorar, salvo las excepciones. Entonces claro, ves los resultados y piensas que hay poco nivel. El problema no está aquí sino que los espabilados que han puesto las pruebas se han pasado tres pueblos con su exigencia y se han quedado a gusto. A veces son oposiciones dirigidas directamente a personas con carrera con la supuesta formación. El claro resultado es que nadie las puede superar. La broma es que queda desierta y volvemos a empezar a ver si hay suerte y encontramos gente con altos conocimientos para hacer un contrato de auxiliar de alguna cosa.

Entonces tenemos el tema entrevista. Hay resultados muy interesantes de una persona que en la prueba teórica y práctica saca muy buena puntuación, pero resulta que a la hora de la entrevista no le aporta ni una décima a su currículum. Estos casos se complementan con todo lo contrario, los que obtienen unos resultados más bien justitos en las primeras pruebas y en la entrevista consiguen una calificación estratosférica. Vuelves a descubrir que todo es muy curioso en este mundo de las oposiciones.

No podemos olvidar el terreno de las incongruencias de todo el asunto. El caso es que algunos de los miembros que tienen el honor y la suerte de formar parte del tribunal que deben valorar las pruebas han sido elegidos por la vía digital pura y dura. También se puede dar el caso de que hace siglos se le hizo una oposición de auxiliar y hoy se ha convertido en un gran profesional con un sueldo envidiable, pero que ha ido ascendiendo en la escala salarial milagrosamente con concursos de méritos o complementos salariales con nombre muy bonito y tierno que se han añadido a la nómina según su simpatía vocálica.

También están las promociones internas que a medio camino del proceso algún dios con rostro humano te retoca la normativa y te puede dar alguna sorpresa que quizás no siempre favorecen a todos por igual.

Este es un mundo incierto y esta es una comarca donde hay muchos trabajadores municipales que no tienen la plaza y hace décadas que se dedican a ello. También abundan los que hacen de técnicos con contrato de auxiliar administrativo y nunca nadie se ha preocupado por estudiar su caso. Cuando te dicen que quieren hacer una nueva relación de puestos de trabajo ya sabes que siempre ganan los de siempre. Una gran farsa todo.

Miquel Casellas

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