Nuestra sociedad ya no es capaz ni tiene ganas de buscar soluciones reales a sus problemas endémicos como la falta de trabajo, falta de cohesión social, marginación social y muchas otras cosas que estamos viendo cada día en nuestra casa con más intensidad. Aunque algunos medios de comunicación no lo quieran reconocer cada día vivimos un poco peor que antes. Hace unas décadas la sociedad era como un gran engranaje que funcionaba sola con un pequeño apoyo de las administraciones públicas. Este movimiento hace unos años que ya no funciona como tocaría y en vez de buscar las fricciones, untar un poco aquellos puntos más tensos se ha decidido sacar la solución universal como es la policía que sólo sirve en el mejor de los casos tapar agujeros provisionalmente y es posible que después de su actuación la herida aún sea más profunda y difícil de arreglar.
La culpa no es la policía que ella misma se haya erigido como el Ibuprofeno de los males sociales sino que desde diferentes administraciones se ha convertido en la herramienta más visible para poner una tirita.
Un ejemplo muy claro lo tuvimos el pasado 1 de octubre de 2017 con la represión policial de un problema que es el engranaje de Cataluña dentro de la España del siglo XXI. Ésta es una grave situación que hace años que arrastramos y que aún ninguna política ha sabido cómo enderezar de una manera digna y que satisfaga a ambas partes.
Aparte de este ejemplo general, encontramos muchos casos cada día por todas partes. En la última campaña municipal en El Vendrell muchos de los partidos jugaban con este elemento para solventar los problemas endémicos del municipio. Nos quieren vender el mensaje de que si ponemos un cuartel en cada barrio un par de agentes en cada calle la cosa quedará automáticamente arreglada. Ésta es la solución más alejada de la realidad posible.
Lo que hay que hacer es hacer un trabajo de hormiguita y una mayor colaboración entre la gente que forma parte de la sociedad. Hace unos años sabías quién vivía al lado y conocías, como mínimo cuatro cosas generales. Hoy en día con las redes sociales quizás es más fácil que conozcas a una persona que vive en Australia que no el vecino de arriba que pasa el aspirador cada martes a las tres de la tarde.
Y hablando de proximidad, puedo explicar que hace pocos años a mi vecino le vaciaron el piso mientras él estaba en el bar de al lado haciendo un vermut a las 12 del mediodía. Si tú te encuentras a unos operarios por la escalera bajando muebles evidentemente que lo último que sospechas es que le están limpiando el piso sin permiso. Lo primero que te viene a la cabeza es que está haciendo una mudanza. Esta red social histórica y sin móvil es la mejor defensa contra los ladrones y amantes de las cosas ajenas.
En un ámbito más general la gracia es dar posibilidades a la gente para que se pueda ganar las castañas. Tener una oportunidad de vida. Algunos quizás la desaprovecharán, pero muchos otros sacarán partido. En esta comarca con unos índices escandalosos de paro y con un tejido económico muy frágil es muy difícil encontrar algo con cara y ojos. Todo el mundo conoce el mundo de la hostelería y aquí no somos ninguna excepción. Trabajos muy puntuales con muchas horas y en unos meses muy concretos. A partir de aquí no se sabe qué puede pasar el resto del año. Cada día los salarios en general son más bajos y los gastos son un poco más altos y esto genera una problemática con muchas variantes que va desde el psicólogo, hasta los ladrones que tienen que buscarse la vida para ir sobreviviendo. Estamos en una de las comarcas con la renta más baja de Cataluña y éste es el gran problema. Aunque lleves un destacamento del ejército con helicópteros y tanques esto no lo podrás arreglar. Nos hace falta un trabajo de hormiguita que hace 50 años que no se hace y tenemos muchas etapas ya perdidas. No necesitamos especialmente más policías, sino más funcionarios en todos los ámbitos y en especial en verano cuando la población se cuadruplica por este turismo temporal que tenemos, pero que tampoco le damos la cobertura de servicios que se merece. Para la mano sin gastar un duro.
Miquel Casellas