Miquel Casellas: "Barrios marítimos de El Vendrell dejados de la mano de Dios"

06 de agosto de 2018 a las 17:39h

En estas semanas del mes de agosto es uno de los puntos más altos del calendario anual de concentración de turistas y segundas residencias en nuestros barrios marítimos: Sant Salvador, Coma-ruga y el Francàs. En los días laborables todavía hay un pequeño margen de maniobra, pero en los días festivos y los de puente cuando el calendario lo aconseja se supera el límite con creces.

Entonces necesitamos echar un vistazo especial a estos puntos álgidos del calendario que también solemos encontrar en la parte final de la Semana Santa si el tiempo acompaña.

Ahora es el momento de ver qué es lo que ofrece la vertiente marítima de nuestra ciudad a todos estos visitantes puntuales que durante unos días o semanas se establecen en nuestra casa. Quizás estemos hablando de una población total del municipio en estos datos que puede superar las 100.000 personas triplicando las personas censadas habitualmente en todo el municipio.

Los contenedores de las playas brillan excepto en su gran mayoría por su ausencia. En algunos puntos resisten los de rechazo que acompañan todo el año en estos barrios costeros, pero los de recogida selectiva se les debe buscar en sus lugares habituales de todo el año, cuando muchos días en estas zonas habitadas vive una ínfima parte de la población de estas semanas concurridas.

En la limpieza de calles, pues se sigue el mismo ejemplo. Ver a un barrendero es algo más cercano a los fenómenos paranormales que a una realidad que se repite cada año fuera del paseo marítimo. Algunas aceras quieren seguir siendo una clara representación de la naturaleza salvaje mediterránea y dejan crecer las hierbas en toda libertad y autonomía sin un control claro sobre su evolución natural.

Otro elemento importante es cuando se va la luz eléctrica de la vía pública o incluso como pasó este pasado sábado que lo sufrieron algunas viviendas de la zona de Sant Salvador, quizás la red eléctrica actual no aguanta este volumen de consumo.

Después tenemos elementos que marcan nuestra personalidad. Por un lado, uno de los temas de este verano es aquel bonito elemento estético que cruza la Riera de la Bisbal, pero que todavía no se puede utilizar. Quizás en el próximo año ya tendrá un uso razonable, pero hoy por hoy es una parte artística de nuestro horizonte más cercano.

Para dar más movimiento en estos espacios tenemos esta especie de dialéctica entre la policía local y los manteros. Un juego donde cada uno lleva a cabo su propio rol. Algunas veces la cosa se anima, pero en la mayoría de los casos cada uno ocupa su parte del terreno. Controlar esto por un ayuntamiento es imposible y aunque pongas muchos agentes uniformados para que se vea la presión policía seguramente hay zonas del término con necesidades más urgentes que poner fichas en esta partida de ajedrez que siempre acaba en tablas o en algún decomiso puntual con más intensidad acompañado de algunas fotos en los medios de comunicación, pero al día siguiente vuelve a empezar la partida que nunca se acaba. Este año aparte de los vigilantes privados tenemos dos fichas nuevas que son los perros adiestrados. Pero todo sigue igual.

Donde antes hacíamos verbenas nocturnas y aparcábamos coches, ahora no lo podemos ni pisar porque es una reserva natural que está allí para conservar nuestro litoral. Un pequeño grupo de bañistas reivindica un pequeño espacio de esta zona como nudista y cuando corresponde lo ponen en práctica. La vida es así no como nos la han querido enseñar durante demasiados siglos. Todo esto siempre con el rosario en las manos para que no se estropee ningún elemento de los que llevan las aguas residuales de la zona de la playa a la estación de bombeo del interior de la comarca entonces es cuando se alzan las alarmas como cuando una tormenta inunda las zonas clásicas de estos barrios.

Unos barrios dejados de la mano de Dios que deben recibir una bonita subvención para arreglar una pequeña parte histórica de esta zona, pero que no afectará a los problemas endémicos de estos barrios excesivamente ignorados históricamente por el poder local. Este es el motivo para esta plataforma vecinal que quiere concurrir a las próximas municipales. A ver qué pasa. Menos mal que tenemos naturaleza que enriquece nuestras playas que nosotros ya hacemos frente con infraestructuras perjudiciales para nuestra costa como el puerto de Coma-ruga que molesta más que otra cosa. Para terminar con una pregunta clave que más de uno se encuentra, ¿ya tenemos los suficientes profesionales médicos para atender a estos visitantes que sí queremos para llenar nuestros bolsillos? Sant Salvador, Coma-ruga, el Francàs también existen así como la Asociación Ferroviaria de Sant Vicenç de Calders donde viven durante todo el año más de 100 personas.

Miquel Casellas