Medidas disuasorias para reducir las colisiones entre aviones y aves rapaces

17 de mayo de 2018 a las 09:52h

El riesgo de colisión entre aviones y grandes rapaces como los buitres podría reducirse con medidas disuasorias como reducir las fuentes de alimentación cerca de las pistas o el uso de drones para ahuyentar a estas aves de las áreas prioritarias de aviación. Son propuestas del investigador de la Universidad de Lleida (UdL), Antoni Margalida, ante el aumento de accidentes registrados en España en los últimos años. Su investigación, realizada con el colaborador externo del grupo de investigación Biología Evolutiva y de la Conservación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Rubén Moreno-Opo, ha sido publicada por la revista científica Human-Wildlife Interactions. La investigación -la primera detallada que se realiza en Europa en este ámbito- se ha centrado durante dos años en el área de alta prioridad aérea del aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid-Barajas, donde se han documentado al menos 26 colisiones con aves entre 2006 y 2015. La primera conclusión es que la abundancia de presas para las aves rapaces está directamente relacionada con un incremento del riesgo de accidentes. Sobre todo, durante la primavera y el verano cuando las fuentes de alimentación son abundantes a las altitudes en las que operan las aeronaves. Los buitres comunes, que pueden recorrer más de 100 kilómetros en un día, pueden elevarse hasta tres kilómetros sobre el nivel del mar, aunque habitualmente vuelan entre los 500 y los 2.000 metros, el mismo rango que las avionetas. Los grandes aviones de pasajeros ascienden hasta una altura media de 9.000 metros, así que el riesgo de colisión con estas aves se limita a las maniobras de despegue y aterrizaje. De hecho, el 69,4% de los siniestros documentados en el área de estudio se han producido entre los 0 y los 400 metros. En la zona monitorizada por Margalida y Moreno-Opo, las especies de rapaces más comunes son el buitre común, el buitre negro, el águila imperial, el águila real y el búho. En cuanto a presas, las más habituales son el conejo común, la perdiz y el tórtola. Durante los dos años de trabajo de campo alrededor de las dos pistas del extremo norte de Barajas han constatado que el incremento de los incidentes aéreos no se debe a un aumento en la cifra de rapaces ni del tráfico aéreo. Hay una relación directa con la disponibilidad de comida, sobre todo a raíz de los cambios en la normativa sanitaria europea que prohibió abandonar restos animales en el campo, obligando a destruirlos o reutilizarlos en instalaciones autorizadas. Las aves cambiaron sus rutas buscando carroña, acercándose a zonas más urbanizadas. El experto de la UdL recomienda facilitar puntos de alimentación alternativos fuera de las áreas sensibles, aumentando la provisión de cadáveres animales en zonas remotas. Para reducir la comida disponible alrededor de los aeropuertos, algunas posibilidades serían utilizar hurones para disminuir la población de conejos, asfaltar el entorno para dificultar la construcción de madrigueras e implementar medidas disuasorias como los drones o la cetrería específica, ya que la que se utiliza actualmente solo sirve para asustar aves más pequeñas. También recomienda comprobar la utilidad de los sistemas de radar destinados a detectar el riesgo de colisión de aves y, si es necesario, modificar rutas o frecuencias de vuelo.

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C CIUTAT
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