Ayer martes por la tarde, en una casa de Winstom-Salem (Carolina del Norte) se escuchó ruido de disparos, lo que hizo que los vecinos alertaran a la policía. Cuando los agentes llegaron al domicilio encontraron la puerta cerrada por dentro y tuvieron que forzarla.
En la casa vivía una familia formada por la madre y sus tres hijos, Sakendra Syann Steele, de 9 años, Sakenya Syretha Steele, de 12 y Sakenlo Shawn Steele Jr, de 14. Los vecinos los definieron como una familia 'muy solitaria'. También afirmaron que a menudo los niños jugaban con los del resto del vecindario, pero que se veían un poco grandes para ir a la escuela primaria.
El sheriff Bobby Kimbrough fue el primero en entrar en la vivienda y se encontró con una escena triste y macabra: la madre y las tres criaturas yacían en el suelo con orificios de bala en la cabeza y sobre un charco de sangre. Kimbrough declaró a los medios que 'era una escena muy triste'.
PRIMERAS CONCLUSIONES DE LA POLICÍA
Según la policía, la madre disparó primero a la niña más pequeña. Entonces, la chica mayor se levantó de un salto y gritó antes de recibir dos disparos. El niño fue el último de los niños en morir a manos de su madre.
A falta del análisis forense y el procesamiento de las pruebas encontradas en la escena del crimen, la policía trabaja con la hipótesis de que fue la madre la que quitó la vida a los tres hijos y después se pegó un tiro en la cabeza. Aún se desconoce la causa que la llevó a presentar un comportamiento tan antinatural.
