En las últimas semanas la noticia que ocupa los principales titulares de los periódicos es la proclamación de Independencia de Cataluña. ¿Cómo se está viviendo desde la CUP de Reus la situación actual? Desgraciadamente, lo que veo es que aún estamos inmersas en un "procesismo". Desde lo que pasó el viernes 27 de octubre, volvemos a estar en el "Día de la Marmota". En este sentido, el independentismo, tal como lo entendemos desde la Candidatura de Unidad Popular (CUP), debe enfrentarse a un Estado español que se mantiene en el régimen de 1978 y también a las entramados que tienen los partidos que hace poco se han venido al independentismo como es el PDeCAT. Con todo esto, hay que afrontar el proceso teniendo en cuenta estos dos factores.
¿Cuál es el siguiente paso a dar? Ahora mismo el próximo paso lo tiene la ciudadanía. Nosotros tenemos como un indicador que dice que se empieza a hacer la República desde abajo. Por lo tanto, quien debe hacer la independencia y quien debe declarar la República son las personas que se han estado movilizando día tras día. Por este motivo, los comités de defensa de la República tienen un papel clave, ya que con toda la movilización que ha habido en los últimos días deben evitar que el movimiento se desinfle. Éste debe fidelizarse. Por otra parte, y a nivel personal, ya que a nivel de CUP no puedo hablar porque aún tenemos que consensuar una serie de procesos, lo que cambiaría y lo que tenemos que forzar es que no se le dé una legitimidad de autonómicas a las elecciones convocadas el próximo 21 de diciembre.
En caso de que la CUP decida presentarse a las elecciones. ¿Qué cree que pasará el 22 de diciembre? Eso es lo que tenemos que empezar a valorar. Puede ser que haya unas medidas represivas muy grandes.
Si tuvieras la oportunidad, ¿qué le dirías a Mariano Rajoy? Sinceramente, no me sentaría nunca con él. Creo que a este señor no se le puede hacer entender nada, ni a él ni a su cúpula. No se le puede hacer entender una serie de hechos cuando su propio partido y sus aliados no ven la realidad de Cataluña. Cuando tenemos diputados y diputadas en el Congreso de los diputados y ministros que están negando evidencias de lo que pasó, por ejemplo el 1 de octubre. Tampoco cuando tenemos diputados y diputadas que están diciendo que aquí, con el sistema educativo catalán, adoctrinamos a los niños para que tengan aversión hacia todo lo que tiene que ver con España. Hay una incapacidad por parte del Estado español de entender lo que ocurre en Cataluña.
Hablemos de ciudad. En el último plenario trajisteis la voluntad de defender un modelo de escuela catalana. ¿En qué consiste exactamente esta propuesta de defensa? Se presentaron dos mociones. La nuestra y una, más genérica, del PSC. Las dos iban en defensa del sistema educativo catalán. Pero concretamente la de la CUP defendía algo muy concreto: las acusaciones de adoctrinamiento en las escuelas, sobre todo después de lo que se generó después del 1 de Octubre en que se dice que el profesorado actuó sin imparcialidad, que las familias llevan a sus hijos e hijas a las manifestaciones...
Por otra parte, desde la CUP podemos criticar muchas cosas del sistema educativo catalán, pero lo que creemos que debe ser la raíz de la discusión es la defensa de una educación pública, al igual que la sanidad. Debemos centrarnos en este debate, no en lo que ocurre dentro de las aulas, de si se enseña más catalán o más castellano.
También trajisteis la voluntad de crear un distrito para articular el tejido de los barrios... Exacto, es una forma de conseguir una participación plena de los agentes sociales de la ciudad. Por ejemplo, nosotros hace mucho tiempo que estamos trabajando en la reformulación del Reglamento Orgánico Municipal (ROM), que recoge todas aquellas normas y leyes que regulan internamente lo que es el consistorio, y la del Reglamento de Participación Ciudadana. Este último es un reglamento del año 1986. Aunque no es el único consistorio, ya que son dos reglamentos que desgraciadamente no se les tiene demasiado en cuenta. Nosotros creemos que si queremos la participación de un empoderamiento real de las personas, debe haber un acceso a la toma de decisiones desde la ciudadanía hacia lo que se decide dentro del Ayuntamiento. Por ejemplo, en 2016 nos abstuvimos a la aprobación de los presupuestos del Gobierno. Uno de los puntos clave de nuestra abstención era el hecho de que 750 mil euros en concepto de inversiones para el ejercicio de 2017 fuera a través de presupuestos participativos. Queremos que las personas puedan decidir en qué se debe gastar el dinero el Ayuntamiento. Esto va en relación con esta propuesta que trajimos al último plenario. Este reglamento de participación ciudadana de 1986 ya valoraba unos consejos de distritos que lo que hacen es acabar con el clientelismo, sobre todo cuando se viene dado desde las asociaciones de vecinos. Con un consejo de distritos nos aseguramos de que todos los agentes sociales culturales que tienen como punto de encuentro un barrio pueden hablar de cuáles son las necesidades reales de la zona.
En este sentido, no es sólo algo nuestro. La Federación de Vecinos, que agrupa a todas aquellas asociaciones de vecinos federadas, también ven que esto es una opción de organización y de entendimiento.
El Ayuntamiento ha anunciado que antes de diciembre se abrirá la residencia de Ancianos Horts de Miró. Desde la CUP habéis manifestado que esto ha sido posible gracias a la implicación de la ciudadanía... Sí. Debo decir que esto no sólo ha sido una iniciativa del Gobierno, al contrario. Esto viene porque, por una vez, se ha escuchado a la ciudadanía y a la gente organizada (Asociación de Ancianos del Baix Camp y también al sindicato USICAT). Ellos han sido los que han hecho una demanda a los representantes de los grupos municipales del Ayuntamiento, y los que han "forzado" a todos los grupos municipales para ponernos de acuerdo para que se pueda abrir esta residencia.
¿Cuál es la ciudad ideal que Marta Llorens se imagina? Lo que creo que debe prevalecer, en ésta y en todas las ciudades, es la participación real de las personas, que no existe. Esto no estará si no hacemos que las instituciones estén a la demanda de la gente. Para mí, tal como están estructuradas hoy en día las instituciones tienen una parte obsoleta, ya que están cerradas a la participación ciudadana.
También me gustaría que Reus fuera una ciudad más sostenible, una ciudad amiga de la bicicleta. Pero aquí no hay una creencia real en esto. Tenemos el Plan Director de la Bicicleta que se lleva haciendo hace mucho tiempo, pero hay unas acciones que creemos que no responden a una visión global de lo que debería ser una ciudad amiga de la movilidad sostenible.