La presencia de bañistas en algunas pozas de ríos catalanes es una práctica que ha ido en aumento últimamente y ha obligado a los municipios a reaccionar para regular la práctica. En función de las posibilidades de cada lugar afectado, se han desarrollado diferentes iniciativas para hacer frente a lo que se ha bautizado como turismo de pozas. Una de las opciones que la Generalitat pone como ejemplo es la que se ha hecho en el Torrent de la Cabana, entre Campdevànol y Les Lloses (Ripollès). En este espacio se ha reducido a un tercio el número de visitantes: se ha pasado de puntas de más de 1.500 visitantes diarios a 500. Desde el Departamento de Territorio y Sostenibilidad creen que hay que tratar los problemas "caso por caso", ya que hay muchas particularidades para cada lugar y también durante la época del año. El director general de Políticas Ambientales del Gobierno, Ferran Miralles, lo enmarca en un crecimiento de los usos en el medio natural que ha cambiado sensiblemente en pocos años. "Hemos pasado de estar preocupados por la degradación a estarlo por la presión humana", admite. Municipios afectados, como Les Planes d'Hostoles (Garrotxa), creen que los Agentes Rurales "deben hacer su trabajo y deben cuidar el medio natural, sobre todo cuando saben que hay afluencias tan masivas de gente", según dice el alcalde Eduard Llorà. En el municipio tienen contratado por segundo año a un agente que pone multas a vehículos mal aparcados en los accesos a las pozas. El año pasado puso 300 sanciones y este año, a pocos días de cerrar la temporada, lleva más de 500.
Las pozas son unas balsas de agua que los cursos de los ríos fluviales generan en su entorno. Antiguamente, cuando las facilidades de comunicación eran menores, los habitantes de los pueblos cercanos las utilizaban para refrescarse en verano. Una práctica que se ha recuperado con fuerza hasta generar problemas tanto a nivel de sobrefrecuentación humana como de daños a la flora y la fauna.
"Tenemos problemas con algunas aves rapaces protegidas que en algún lugar no han criado y es por causa de molestias en las zonas de cría", explica el director general de Políticas Ambientales y Medio Natural del Gobierno, Ferran Miralles. El Gobierno pone este turismo de pozas como otro de los usos que la gente hace en la naturaleza y que se suma a excursionistas, corredores, cazadores, etc. Un hecho que, según Miralles, supone un cambio de percepción ciudadana que también les interpela: "Hace unos años lo que más nos preocupaba era la urbanización y transformación del medio, y ahora uno de los temas que más daño hace es toda esta presión de gente".
Sin embargo, desde el Gobierno consideran que en cada lugar donde hay una sobreocupación es necesaria una regulación de los usos diferente. "Inevitablemente hay unas reglas de juego generales, pero cada espacio necesita su ordenación, ya que hay fauna y flora diferente y gente que se concentra en puntos diferentes", opina Miralles. Sin embargo, el director general no rehúye que el incremento de personas en el medio natural se ha convertido para ellos en un "tema central" de su gestión.
El Torrent de la Cabana como ejemplo De entre todas las medidas tomadas, una de las que se pone como ejemplo es el Torrent de la Cabana, entre Campdevànol y Les Lloses. La masificación había llegado a niveles preocupantes, ya que en un mismo día se producían puntas de hasta 1.500 personas en este espacio. Para controlarlo, se ha instaurado un servicio de guardias rurales en los accesos.
Para Miralles, la experiencia ripollesa es "exitosa" por tres razones: "Se han conseguido regular los usos, se han creado nuevos puestos de trabajo y se ha reducido el número de visitantes aplicando una pequeña tasa". La satisfacción también está en los consistorios que han impulsado la medida. El alcalde de Campdevànol, Joan Manso, explica que "hemos conseguido autorregular el acceso al medio natural y además nos ha permitido pagar a una decena de trabajadores". Ahora, hay un máximo de 500 personas que pagan una tasa para entrar en el espacio.
Una combinación de actuaciones que ha permitido reducir el número de visitantes. Según Manso, se trata de "una primera fase" de su proyecto para poner en valor este espacio natural. El alcalde detalla a la ACN que quieren ir más allá porque "aunque no se superen las 500 personas, cada vez más la composición sea la de un turista fiel y que deje dinero en el municipio". En total, a través de la tasa se han ingresado 90.000 euros, que han permitido autofinanciar el servicio. Manso ya avanza que la medida se repetirá el año que viene "mejorándola".
La experiencia en este punto ha despertado interés del Solsonès o en la Alta Garrotxa, donde también tienen pozas altamente transitadas. Este verano, representantes políticos de las dos comarcas han visitado el Torrent de la Cabana para ver cómo se organiza. Aunque la gestión de los recursos hídricos es potestad de la Agencia Catalana del Agua, los municipios son los que están gestionando por diferentes vías el control de estos espacios. Miralles ha explicado que en Bigues i Riells (Vallès Oriental) no se deja "poner la toalla" a aquellos que visitan las pozas del río Tenes y que tienen detectados otros problemas en puntos como la riera de Merlès entre el Ripollès y el Lluçanès.
El papel de los Agentes Rurales Les Planes d'Hostoles (Garrotxa) es uno de los municipios que tienen gorgas naturales en el trazado del río Brugent. A estas alturas, cuatro balsas son las que tienen una afluencia más masiva de visitantes. El fenómeno ha crecido aunque nunca se habían impulsado campañas de difusión turística sobre estos espacios naturales en concreto. Este verano ha sido el segundo que han tenido un vigilante que ha puesto multas a los vehículos mal estacionados. A falta de cerrar temporada a finales de septiembre, ya se han puesto más de 500 sanciones por este motivo. El año pasado, se pusieron 300.
"Se ha puesto de moda salir de las playas e ir a hacer estas rutas en diferentes pozas", admite el alcalde de Les Planes, Eduard Llorà. El municipio garrotxí señaló itinerarios seguros, que hacían que los coches no quedaran aparcados en los arcenes de la carretera con los riesgos que supondría. El objetivo se ha cumplido a medias, ya que se ha notado un "punto de cambio" de comportamiento y que la gente accede en estos espacios por las vías señalizadas "pero también hemos puesto más multas que el año pasado".
Sin embargo, Llorà no considera que tengan un problema como municipio donde el número de turistas les desborde. "No podemos decir desbordados cuando no se está haciendo el trabajo bien hecho: los Agentes Rurales deben hacer su trabajo y deben cuidar el medio natural, sobre todo cuando saben que hay afluencias tan masivas de gente", se queja. El alcalde asegura que hay patrullas del cuerpo por el municipio, pero que "ni los vecinos ni el guardia contratado por el consistorio les han visto nunca poner ninguna sanción". Llorà explica que ellos pueden regular los accesos por las vías motorizadas públicas, pero recuerda que "el comportamiento que los usuarios tienen dentro de los mismos espacios naturales es competencia de los Agentes Rurales".
Por eso, esta semana pasada en el municipio decidieron "coger el toro por los cuernos" y reunir a representantes de la ACA, el Departamento de Territorio y Sostenibilidad, los Agentes Rurales y los Mossos d'Esquadra. De cara al próximo verano, en Les Planes están estudiando un cambio de estrategia y han encargado informes a la Fundación Emys y a la Red de Custodia del Territorio. "Una serie de estudios de diferentes tipos de propuestas que van desde la regulación hasta el control de accesos de los vecinos de estos espacios y a partir de aquí esperamos que, desde un proceso de participación que se puede hacer con los vecinos, salgan propuestas de ver qué es factible", asegura Llorà.
En esta línea, Les Planes no descarta medidas como las que se han empujado en el Torrent de la Cabana. Sin embargo, las particularidades del municipio garrotxí parece que lo descartarían por poco práctico. "Las cuatro pozas están dispersas por todo el territorio y hay algunas propuestas que son inviables, pero en cambio hay algunas propuestas que en una zona concreta podríamos tratar de aplicar", concreta Llorà.
Aunque el alcalde de Les Planes cree que "no es la mejor solución", Eduard Llorà se reafirma en que hay que hacer cumplir las ordenanzas. En algunos casos, se han encontrado visitantes que hacen fuegos y barbacoas en lugares no autorizados. La falta de control de las zonas es la explicación que Llorà da ante esta situación: "No llegaremos a concienciar a más gente si no somos capaces de empezar a poner sanciones porque, si no, lo que la gente ve es que hay normativas, pero que no se hacen aplicar. Si tenemos normativas es porque se apliquen y la sanción no es la mejor solución, pero es la única que mucha gente entiende".