La pandemia detuvo la economía mundial, pero al mismo tiempo potenció el turismo de proximidad en los momentos de mayores restricciones. Una oferta que ha llegado para quedarse y que ha aprovechado especialmente espacios como el Delta del Ebro. Uno de los municipios que se encuentra en esta zona es Deltebre, que lo refuerza con sus propuestas culturales y gastronómicas y este año celebra su 45º aniversario. El alcalde del municipio, Lluís Soler, explica en esta entrevista para La Ciutat su oferta de turismo sostenible en un mandato lleno de transformaciones.
¿Cómo afrontan la crisis del encarecimiento de materiales por culpa de la inflación y la guerra de Ucrania?
El contexto internacional y de post crisis sanitaria, con una efervescencia de la acción pública para ligar los finales de mandato con los compromisos, provoca una subida de precios importante y menos disponibilidad de las empresas. Tenemos proyectos importantes como la pavimentación de calles, que estamos ejecutando. Ahora hemos adjudicado las obras del contrato más grande -4 millones de euros- de todos los que estamos haciendo. Acabaremos el mandato con más del 80% de las vías públicas pavimentadas. Deltebre es un municipio con unos precedentes estructurales con muchos déficits. Esto implica que aquello que en otro lugar es normal, aquí aún está por hacer. No es fácil la gestión económica junto con las subidas de precio, pero estamos llevando a cabo todo lo que teníamos previsto.
A pesar del contexto, el presupuesto de este año es el más alto de la historia.
Cuando entramos en 2015, partíamos de presupuestos que oscilaban los 11-12 millones de euros y ahora nos encontramos con 20 millones 680 mil euros. Además, metiéndole el remanente de tesorería de ahorro, podemos rondar los 25 millones. Es importante tener claras tres premisas: no prevé un incremento de tributos, no hay un incremento de deuda -tenemos menos del 60%, cuando nos encontramos más del 80%- y maximiza como nunca las subvenciones públicas. Nos encontramos en una transformación en inversión pública muy grande.
¿En qué estado se encuentra la reactivación de Deltebre de cara a un verano que ya está al 100%?
La verdad es que el Delta con su esencia y su fragilidad está en un momento efervescencia brutal en su proyección turística con los activos del paisaje, la cultura, o la gastronomía. En estos años de crisis sanitaria, hemos aprendido que el turismo de proximidad es posible y la gente ha reconocido el Delta como uno de los principales activos turísticos. Tenemos unas playas de primera calidad y un crecimiento en infraestructuras como los carriles bici. Además, somos beneficiarios de uno de los tres planes de sostenibilidad turística que la Generalitat han otorgado a Cataluña para contribuir a la primera fase del paseo del Carrilet. Debe ser multifuncional, canalizar un desagüe y debe conectar las zonas turísticas.
¿De qué manera se puede atender tal volumen de turistas con la situación de emergencia climática del Delta?
Al final, es un tema de equilibrios. La fragilidad del Delta es debido a la inacción histórica de las administraciones públicas, tanto española como catalana. No viene porque la gente venga a alojarse al Delta, cree oportunidades en el Delta, coma Delta o se pueda deleitar en el Delta. La fragilidad viene porque las administraciones han creído poco en su potencial. Si no llega a ser por la gente de aquí, que nos hemos conjurado para defender la línea morfológica de la costa, posiblemente se podría dejar morir el Delta. Sería un sentimiento de resignación, que durante muchos años ha imperado. Lo que tenemos ahora es ilusión y ganas de que las administraciones pongan encima de la mesa propuestas claras. Al menos, se empieza a hablar del Delta.
A inicios de año se aprobó la agenda de acción climática. ¿Cuáles son las líneas maestras?
La agenda de acción climática tiene un componente del macro al micro. Las mejores soluciones globales son las que se trabajan a escala local. En Deltebre hemos querido ser líderes declarando la emergencia climática al inicio de mandato y también con el concepto de acción contundente. Nos encontramos con diferentes aspectos. Por un lado, en el ámbito de la justicia social, contribuimos a que pague menos quien tenga menos. Por otro lado, incorporamos elementos de eficiencia energética como cargadores eléctricos o placas fotovoltaicas en los equipamientos municipales. Junto con la promoción de la transición energética en las casas particulares con bonificaciones fiscales. Otro punto es la creación de infraestructura turística sostenible (playas o carriles bicicleta) para reducir la carbonización. La agenda de acción climática tiene muchos ejes, no hay unos que sean más importantes que los otros.
¿Se coordinan con los municipios cercanos para que esta oferta de turismo sostenible sea conjunta?
Si algo hemos tenido poco acertado, es que no hemos trabajado lo suficientemente coordinados. Hoy estamos en proceso de transformación. La creación de la Mesa de Consenso del Delta es un activo importante para trabajar conjuntamente en la emergencia climática u otros temas que desarrollamos con diferentes municipios. Por ejemplo, con Sant Jaume d'Enveja estamos trabajando la oferta gastronómica, cultural o paisajística. Por otro lado, también con l'Ampolla y Camarles, temas de medios de comunicación.
El Parque Natural y los siete municipios del Delta tenemos un trabajo constante en la línea de la visión de turismo sostenible. Posiblemente, es de los aspectos que nos cuesta más coordinar porque cada uno de los ayuntamientos tenemos una velocidad diferente. Sin embargo, poco a poco todo este tejido de sinergia conjunta se reforzará.
Se cumplen 45 años de la creación de Deltebre. ¿Qué ofrece el municipio este 2022?
Más allá de tener una situación geográfica privilegiada, Deltebre tiene una oferta cultural y turística que nos permite tener un punto de servicio complementario. Por ejemplo, en el mes de febrero tenemos un carnaval que supera las mil personas. En el mes de abril, nos encontramos el triatlón con más de 1200 participantes. En semana santa es un lugar de relax. En mayo tenemos la Mescla, la mejor feria de Terres de l'Ebre de hace tres años y que este año la hicimos por primera vez junto al río. Entre junio y septiembre, combina el sector primario con actividades como las Fiestas de la Siega, que ha pasado a una explosión de asistentes brutal. Deltebre tiene una oferta turística y cultural de primera línea que nos llena de orgullo.
¿Este mandato es un antes y un después para esta oferta?
Es un punto de inflexión para el futuro de Deltebre. Además, la aprobación del plan de ordenación urbana nos permitirá dibujar, con la normativa clara, el Deltebre de los próximos años. Todo esto lo hemos hecho cuando nos queda menos de un año para terminar el mandato y hemos perdido prácticamente un año y medio para adaptarnos a la situación del covid.
¿Qué cosas quedarán pendientes para cerrar el mandato?
Hay muchas. Como la ciudadanía ve que avanzamos muy rápidamente, nos reclama aún más cosas. Pero lo que debemos cumplir es el plan de mandato. Me gustaría terminarlo haciendo plausible la transformación potente en el ámbito estructural y otras cuestiones de que no se verá el resultado al final del mandato, pero marcarán el Deltebre del futuro. Algunos ejemplos son el Plan Especial de la ampliación del Puerto, el POUM o la implementación de la agenda de acción climática. Finalmente, también me gustaría terminar el mandato con una situación en la que los vecinos y vecinas pudieran decir que sienten orgullo de ser deltebrenses y deltebrenses.
