La tortuga boba vuelve a reproducirse en el delta del Ebro

11 de mayo de 2018 a las 14:13h
La tortuga boba ('Caretta caretta') vuelve a reproducirse en el delta del Ebro. Los técnicos del área de gestión del parque natural han constatado, desde 2017, varios indicios que certifican la reproducción de la especie, que no lo hacía en el espacio desde el año 1990. Si bien en julio del año pasado se encontró un rastro de entrada y salida al mar en la Punta de la Banya –las tortugas marinas solo salen del agua cuando van a poner los huevos–, pero sin encontrar ningún nido, el pasado 11 de marzo, y durante una limpieza de playas, se localizaron dos ejemplares muertos, de unos cuatro centímetros de longitud de caparazón, en la zona de salicornar de los Eucaliptus –Amposta–. El hallazgo de estas crías, en una zona de vegetación y separadas entre ellas por un centenar de metros, lleva a los expertos a pensar que en 2017 una hembra reproductora puso en esta zona, que los ejemplares salieron del nido y no llegaron mar adentro. La tesis principal es que, después de un temporal marítimo, las crías fueron arrastradas hasta la playa de salicornar, donde han estado todo el invierno hasta el momento del descubrimiento. Aunque se trata de un tramo de playa bastante frecuentado, los posibles rastros de entrada y salida de la hembra adulta pasaron desapercibidos, posiblemente, por las tareas mecánicas de limpieza de la playa. La tortuga boba es una de las siete especies de quelonios que habitan el medio marino. Todas están amenazadas o en peligro de extinción, tanto por la alteración de su hábitat, la contaminación y las capturas accidentales. Se conoce que efectúan grandes migraciones por mares y océanos. Cuando alcanzan la madurez sexual y se reproducen en alta mar, las hembras vuelven, normalmente, a la playa donde nacieron y hacen sus nidos. En el Mediterráneo hay poblaciones reproductoras estables, entre 3.000 y 4.000 hembras adultas reproductoras, en Grecia, Turquía, Chipre y Libia. Su nidificación en el mediterráneo occidental, desde la Provenza a Andalucía, es un hecho muy ocasional. Desde 2006 se han reportado diez intentos anteriores de reproducción, cinco con éxito, en la costa catalana, entre la Selva y el Tarragonès. El aumento de estos intentos en los últimos años se asocia a un incremento progresivo de la temperatura por el cambio climático. En el delta del Ebro solo se conocía el caso de 1990, a raíz del hallazgo de un ejemplar juvenil muerto en las playas del hemidelta sur. En caso de encontrar un ejemplar, los técnicos piden no manipularlas, mantenerse a distancia y avisar a Emergencias al 112. Las que salen a poner son muy vulnerables e interferencias como el ruido, el flash de fotografías o su manipulación puede causar que vuelvan al agua y pierdan la puesta.