La Real Archicofradía de Ntra. Sra. de la Cinta, en el año del IV Centenario de la entidad, protagoniza el cupón de la ONCE del lunes 4 de septiembre. Cinco millones y medio de cupones llevarán la imagen de la Madre, el logo del Año Jubilar 2017 y la leyenda Año Jubilar 2017 Ntra. Sra. de la CINTA, Tortosa, diseñado para conmemorar el cuarto centenario de la Real Archicofradía. El Cupón de la ONCE ha sido presentado esta mañana del 23 de agosto, en un acto celebrado en la Puerta del Año Jubilar en el Claustro de la Catedral de Tortosa, Portal de Palau, 5. El acto ha contado con la presencia de Ferran Bel, alcalde de Tortosa; Francesc Viñes, Primer Mayordomo de la Real Archicofradía de Ntra. Sra. De la Cinta; Mn. Josep M. Membrado, Prior de la Real Archicofradía de Ntra. Sra. De la Cinta; Xavier Grau, delegado territorial de la ONCE en Cataluña, que firmó en el Libro de Honor de la Real Archicofradía, y Sara Gimeno, directora de la dirección de la ONCE en Tarragona, entre otros.
El Cupón Diario de la ONCE ofrece, por 1,5 euros, 55 premios de 35.000 euros a las cinco cifras. Además, el cliente tiene la oportunidad, por 0,5 euros más, de jugar también a la serie y ganar 'La Paga' de 3.000 euros al mes durante 25 años, que se añadirá al premio de 35.000 euros.
Los cupones de la ONCE se comercializan por los 20.000 agentes que integran su red de ventas. A través del Terminal Punto de Venta (TPV), el cliente puede elegir además el número que más le guste. También se pueden adquirir desde la página web oficial www.juegosonce.es y establecimientos autorizados.
La tradición sitúa la devoción popular desde el 25 de marzo del año 1149, con la aparición de santa María ("la bajada de la Cinta") para dejar en Tortosa su ceñidor, la reliquia que se ha estado venerando a lo largo de 825 años y que constará relacionada entre las reliquias de la catedral. Bajo la advocación de santa María de los Socorros, primeramente existió una capilla en el claustro de la sede vieja y a mediados del siglo XV se la situaba en una de las capillas absidales de la actual sede. Un sector de cofrades de la Cofradía del Rosario, con el apoyo del obispo Lluís de Tena, fundaba la Cofradía de Santa María de la Cinta el 13 de enero de 1617, con la orientación devocional que marcaba la tradición y que se ha mantenido viva aunque también dedicada a otros servicios o asistencias sociales, como es el caso de atención a los presos. Los socorros de santa María a las mujeres en situación de preñez trascendía de los ámbitos locales y regionales, y de tal manera que el rey hispánico Felipe IV llegaba a reclamar la reliquia con motivo de un alumbramiento real, a la cual demanda accedía la Cofradía y el Cabildo de la sede, iniciando así una costumbre que también ha perdurado en los tiempos. La asistencia social y las demandas reales llevaban a la fragmentación de la santa Cinta, destinándose dos palmos a la atención de los servicios mientras que la mayor parte de la reliquia se mantenía en la catedral. Los obispos de Tortosa han sido siempre los custodios de la reliquia, en manos del Cabildo de la Sede, y el decano de ésta es el prior de la Cofradía.
Santa María de la Cinta se convertía pronto en un símbolo de la ciudad, una devoción generalizada y, probablemente, la institución ciudadana de mayor envergadura social pues que la mayoría de los ciudadanos pertenecían a la Cofradía la cual, de otro modo, de manera directa o indirecta hace notar su presencia en la vida diaria y, sobre todo, en los momentos difíciles como son las guerras, los conflictos sociales y las enfermedades y epidemias. El incremento de la devoción es tan espectacular que en la segunda mitad del siglo XVII se plantea la necesidad de dedicarle una gran capilla: un concurso de proyectos permite el inicio de la obra que se concluirá en 1725 y, al cabo de un siglo, se culminará con el retablo y otros elementos artísticos.
Dentro del siglo XIX se mantiene el índice de crecimiento, de generalización devocional y de enriquecimiento del culto de tal manera que en enero de 1863 el Ayuntamiento de Tortosa resuelve nombrar patrona de la ciudad santa María de la Cinta. El hecho religioso, cada año celebrado en el segundo domingo de octubre con unas fiestas y actos extraordinarios, alcanzan así un mayor relieve desde el momento que se unifican los actos civiles y los religiosos, llenando los contenidos de la fiesta mayor de la ciudad, con fuerte repercusión popular. La fiesta se sitúa actualmente en el primer domingo de septiembre y se centra especialmente en el novenario o ciclo de conferencias al cual asiste más de un millar de personas, que se unen diariamente a los actos de culto diario, entre los que destaca la misa pontifical y la procesión, actos masivos que adquieren una gran espectacularidad por el entusiasmo popular. Mensualmente celebra la dominica el primer domingo, con una participación creciente de asistentes.
La Cofradía, convertida en Real Archicofradía, ha dejado una luminosa estela al paso de los siglos, con actos y conmemoraciones históricas como las celebraciones de 1878 y 1978 con motivo de los centenarios, y en los últimos años ha incrementado la presencia social y participativa, con una constante apertura que le ha dado una renovada popularidad.