El próximo sábado 3 de noviembre, a las 12 horas, la Fundación Apel·les Fenosa inaugura en su sede del Vendrell la exposición "Amigos reencontrados", que permanecerá abierta hasta finales de febrero de 2019. Organizada en colaboración con la Fundación Rafael Benet, y con la ayuda del Instituto de Cultura de Barcelona, evoca el momento del reencuentro de Fenosa con los viejos amigos Evolucionistas.
En 1951 Apel·les Fenosa regresa a Barcelona por primera vez después de exiliarse para asistir al funeral de su madre. Para sorpresa, sus amigos de juventud que viven en Barcelona a la sombra de la situación política y social de la dictadura, lo reciben como una bocanada de aire fresco que les significa una posibilidad de conectar con la escena parisina. Estos artistas son el escultor Josep Granyer, los pintores Manuel Humbert, Joan Serra, Bosch Roger, y los críticos de arte y también pintores Joan Cortés y Rafael Benet.
Según explicaba Nicole Fenosa:
"Casilda Florensa Pujol, la madre de Fenosa, falleció el 15 de agosto de 1951. A pesar de la gravedad del acontecimiento, Apel·les tuvo grandes dificultades para obtener un visado. Cuando llegamos a la frontera lo llevaron a la guardia civil, encontraron su ficha demasiado tarde para que, así, no pudiéramos tomar el tren. De hecho, tuvimos que esperar el siguiente tren durante toda la noche, sentados en un banco y llegamos demasiado tarde para poder asistir al entierro".
El proyecto consiste en estudiar este reencuentro entre 1957 y 1958, que es la época en la que Fenosa realiza la exposición de la Galería Jardin de Barcelona, y cuando compra la Casa del Portal, que servirá para consolidar el retorno del escultor exiliado.
En palabras de Jacint Berenguer, autor de uno de los textos del catálogo: "Para Fenosa significó la agradable sorpresa de que, a pesar de los diecisiete años que habían transcurrido desde que tuvo que exiliarse a Francia, todavía era recordado y querido por sus amigos barceloneses......Para Rafael Benet, en cambio, el encuentro con Fenosa, pienso que, además del reencuentro del viejo amigo, supuso, en medio de aquella Barcelona aún autárquica, una bocanada de aire fresco que provenía de un mundo para él tan admirado, París,.......retomar, aunque fuera a larga distancia, el contacto con una ciudad que él amaba tanto y con la que se sentía tan próximo."
El crítico J. M. Cadena recuerda también en el catálogo el intenso significado que para ellos tenía la amistad, como cuando el escultor Granyer escribe a Fenosa:
"La amistad disipa los malos recuerdos y, con ello, tú y yo, con todas las intermitencias del tiempo, la hemos retomado cada vez, como si fuera nueva y la acabáramos de estrenar"
Lluís Boada certifica en su escrito que la amistad con Fenosa fue fundamental para la vida y la obra de Manuel Humbert:
"Humbert disponía de dos recursos importantes para relativizar las miserias ambientales de la larga posguerra española: la compañía de los amigos y sus frecuentes, largas y provechosas estancias en París. En algunos casos se daban las dos circunstancias y entonces era magnífico. La amistad con los Fenosa es un buen ejemplo."
La exposición reúne unas 40 obras, con fotografías documentales y pinturas y esculturas de todos los artistas implicados, así como un inédito dibujo que Tristan Tzara, fundador del dadaísmo, hizo de Josep Granyer, en el Vendrell.