El cazador que mató a dos agentes rurales en Aspa (Segrià) los remató cuando estos ya estaban en el suelo, tal y como se desprende de los informes forenses. La autopsia también confirma, como ya se apuntaba, que cada víctima recibió dos disparos. Ahora faltará saber si el arma estaba o no modificada para determinar si el autor confeso del doble crimen, Ismael Rodríguez, tuvo que recargar la escopeta para poder efectuar el cuarto disparo. El informe forense revela que el primero de los disparos que recibió cada uno de los agentes se hizo desde una distancia de entre tres y seis metros pero el segundo de los disparos que recibieron fue a una distancia de entre metro y medio y tres y de arriba abajo, lo cual demostraría que las víctimas ya estaban en el suelo y que las remató. El mismo informe recoge que uno de los agentes intentó protegerse levantando la mano a la altura de la cara. Para el presidente de la Asociación Profesional de Agentes Rurales de Cataluña (ASPARC), Francesc Coll, este hecho demuestra que "si el agente hubiera llevado un arma en el cinturón, en vez de levantar la mano para protegerse, habría tenido tiempo a sacar el arma y al menos uno de ellos habría tenido la posibilidad de sobrevivir".
Las consideraciones medicoforenses recogidas en el informe recogen que se trata de dos "muertes violentas con heridas por arma de fuego del tipo escopeta con proyectil múltiple". Se concluye que una de las víctimas recibió un primer disparo efectuado a una distancia de entre tres y seis metros que "impactó en la muñeca derecha y seguidamente en la cara" y un segundo disparo hecho a una distancia de entre dos y tres metros y de arriba abajo que atravesó las cervicales de izquierda a derecha. Ambos disparos, apuntan, producen "lesiones mortales". En cuanto a la segunda víctima, recibió uno de los disparos en el pecho a una distancia de entre tres y cuatro metros, que era "incompatible con la vida". El segundo disparo, efectuado a una distancia "ligeramente superior al metro y medio" fue en la cabeza "de arriba abajo". "Ambos disparos destruyeron centros vitales", concluye el informe. Los hechos tuvieron lugar el 21 de enero de 2017 cuando Ismael Rodríguez, de 28 años, en prisión preventiva por estos hechos, disparó mortalmente a dos agentes rurales en Aspa (Segrià). En su declaración judicial dijo que sólo disparó tres veces contra los agentes aunque el informe forense indica que cada una de las víctimas recibió dos heridas por arma de fuego ''en zonas vitales'', También declaró, según su abogada, Montse Torres, que actuó por un ''acto reflejo y mecánico". Desde ASPARC consideran que el informe forense demuestra que miente.