Kenneth Martínez: "¡Preservemos la convivencia!"

14 de diciembre de 2017 a las 17:20h

Nada es blanco o negro. N. Mandela

El valor más importante de un país es el conjunto de sus ciudadanos. Las posibilidades de futuro de una sociedad dependen de su capital humano, y el horizonte de progreso al que podemos aspirar es proporcional a lo que seamos capaces de lograr colectivamente. Las desigualdades económicas, provocadas por el paro, la precariedad laboral y la pobreza, son terribles por injustas y además son limitantes porque reducen la aportación de cada uno de nosotros al crecimiento del país. Los efectos de la crisis siguen siendo visibles, pero ya nadie habla de ello, ni protesta ni se manifiesta. Por el contrario, en los últimos meses, hemos visto las calles llenas de banderas, pero de banderas para levantar fronteras entre nosotros. En vez de asumir que la solución pasa primero por el acuerdo entre los catalanes, hemos buscado culpables, dentro y fuera de Cataluña, agravando el problema con la división interna y la pérdida de representatividad política.

El conflicto político catalán radica en la incapacidad de los nacionalismos de aceptar la realidad social de España y de Cataluña. Al nacionalismo le gusta poder definir nítidamente fronteras, pueblos y países. Pero las sociedades humanas son el resultado de la mezcla, contactos e intercambios entre culturas y poblaciones, de lo que resultan además emociones, identidades y sentimientos compartidos. Olvidar este hecho y resaltar solo un color no elimina los demás. El negro es la ausencia de color, y esta ausencia no la queremos para nuestro país.

Algunos querían uniformizar España y se han topado con su diversidad y los otros han querido levantar una frontera en el Ebro pero se han encontrado con barricadas en el interior. Todos los proyectos políticos son legítimos si se defienden democráticamente pero solo son viables si incorporan a toda la población. Un proyecto identitario que provoca grietas en el país entre la costa y el interior, entre las áreas metropolitanas y las ciudades medianas, en la sociedad dependiendo del nivel de ingresos o los orígenes familiares, y se aprovecha de las instituciones de manera partidista difícilmente será mayoritario. Y estas grietas ponen en riesgo la convivencia: entre los vecinos y vecinas, entre los familiares, amigos y amigas, los grupos de whatsapp o las conversaciones en los bares. Ningún ideal puede estar por encima ni poner en riesgo la convivencia. Además, ahora ya sabemos lo que provoca la falta de diálogo y la unilateralidad, y cómo reaccionan las empresas, los turistas y la UE. Los (ir)responsables máximos de los gobiernos español y catalán se han jugado a la ruleta rusa la suerte de todo un país.

Cataluña ha ido construyendo su identidad e instituciones de autogobierno sobre un modelo político pactista, de negociación y de acuerdo, no sin dificultades, pero siempre preservando la unidad civil e integrando poblaciones del norte y del sur. Hagamos un homenaje a lo mejor de nuestra Historia, preservemos la convivencia y construyamos un nuevo proyecto para todas las catalanas y catalanes, que no nos divida por sentimientos y que sea socialmente justo, solidario y europeísta.

Kenneth Martínez

Concejal del Ayuntamiento de El Vendrell

Grupo municipal del PSC