A menudo dudo de que este incremento de los grupos haya sido positivo, ya que, a priori, el único cambio que he notado ha sido con la duración de los plenos, los cuales en el pasado mandato duraban 4 horas como máximo y este año son maratonianos, de hasta 8 horas. Algunos grupos no han entendido qué significa trabajar en el Ayuntamiento de Lleida y se han dedicado más a hacer una oposición destructiva, judicializando la política municipal en lugar de intentar mejorar la ciudad con propuestas concretas.
¿Qué cree que habría que corregir en la Paeria de manera más inmediata?
Una de las carencias recurrentes en los últimos años en el Ayuntamiento de Lleida es la falta de diálogo real entre el equipo de gobierno y los ciudadanos. Esto da lugar a situaciones complicadas y de discrepancia por parte de la sociedad y es un tema que no se ha terminado de corregir desde el pasado mandato. Lo hemos visto en varias ocasiones, por ejemplo, con el caso del nuevo Plan de Ordenación Urbanística Municipal.
Por nuestra parte, una de nuestras preocupaciones era conseguir reducir el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) y lo hemos conseguido en un 3% gracias a una oposición constructiva. Este hecho conlleva un ahorro de cerca de un millón y medio de euros para las familias de Lleida, tal y como constatan los propios técnicos municipales del servicio de economía. También hemos luchado por la reivindicación ciudadana de recuperar el Parque de las Basses. Fruto de los acuerdos con el equipo de gobierno, esta demanda cuenta con una partida presupuestaria de 150.000 euros, saldrá a licitación el camping de las Basses y paulatinamente se irá recuperando este gran espacio verde que tenemos en Lleida.
¿Cuál ha sido el momento más difícil a lo largo de su trayectoria política?
Los resultados de las pasadas elecciones municipales me supusieron un gran disgusto. Entonces, las últimas encuestas previas a los comicios, publicadas en diciembre de 2014, nos daban entre 4 y 5 concejales. Creo que se cometieron una serie de errores que provocaron una fuerte caída que nadie se esperaba. Por ejemplo, el hecho de desmontar el anterior grupo municipal no ayudó a conseguir buenos resultados. Se optó por cambiar el grupo municipal y a partir de ese momento los resultados de las encuestas se volvieron adversos hasta el punto de pasar a 2 concejales. Los resultados electorales demostraron que fue una decisión poco acertada, así como los propios militantes y votantes, los cuales no entendieron el cambio de un grupo que contaba con el apoyo de una gran parte de la ciudadanía.
¿Hasta qué punto han afectado a nivel local los casos de corrupción en el Partido Popular?
Pienso que a nivel local ha afectado muy poco, porque en la ciudad se valora más el trabajo específico de las personas. Evidentemente es un tema a comentar y del que se habla mucho, pero a la hora de emitir un voto en unas elecciones municipales, los leridanos y leridanas tienen más en cuenta el trabajo realizado por los miembros del grupo.
Dada la situación excepcional vivida en el último año, ¿los conflictos políticos, social, institucional y cultural se han trasladado y afectado a las relaciones personales entre concejales de los diferentes grupos de la Paeria?
Por lo que respecta a mi persona no. Siempre he tenido claro y he dicho que yo no entraba en política para perder la amistad con nadie. Es importante diferenciar la relación personal con la discusión política. En el caso del Pleno, cada uno debe defender lo que piensa, pero cuando éste termina, la relación personal no debe quedar marcada por las discusiones que hayan tenido lugar. Hay que distinguir ambos ámbitos.
¿Considera que la justicia está cada vez más politizada, teniendo en cuenta que muchos cargos cesados del Gobierno aún se encuentran en prisión provisional?
Confío en la justicia y creo que el poder judicial actúa con total independencia. Por ejemplo, si realmente hubiera una intromisión política, los casos de corrupción del Partido Popular se habrían podido detener cuando estábamos en el gobierno, y no fue así.
La ciudadanía les pedía condenar de manera unitaria, dejando de lado cualquier tendencia política, la violencia policial vivida el pasado 1 de octubre
El 1 de octubre tuvieron lugar unos hechos lamentables que espero que no vuelvan a darse nunca más y así lo he expresado desde el primer momento. Ahora bien, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra, porque hubo actuaciones desafortunadas tanto por un lado como por el otro. Curiosamente, aquel día cayó en mis manos un libro sobre el proceso independentista escrito por quien fue responsable de comunicación del gobierno de Artur Mas, Josep Martí. En éste explicaba que durante los hechos del 1 de octubre había sectores cercanos al independentismo que no sólo provocaron disturbios, sino que también los deseaban. Reitero que a la hora de exigir responsabilidades no podemos caer en la trampa de culpabilizar sólo a una parte.
¿Ve posible la reconciliación entre gran parte de la sociedad catalana y España, o no hay vuelta atrás? ¿Cómo se podría llegar a un escenario amistoso?
Nadie pone ya en duda que existe una ruptura entre una parte de la sociedad catalana y España. Creo que esta reconciliación puede llegar, pero costará años coser estas heridas y más teniendo en cuenta que aún hay gente que busca constantemente el enfrentamiento. La sociedad está fragmentada y esto ha llegado a afectar a familias y grupos de amigos. Se ha llegado al extremo de dividir la sociedad catalana entre buenos y malos, entre los que apoyamos una Cataluña fuerte y unida con España y los que quieren la ruptura. Parece que si no llevas el lazo amarillo eres un mal catalán, pero la realidad es que se debe respetar a todo el mundo.
¿Cree que realmente que en Cataluña se da pie a la "hispanofobia" y al adoctrinamiento?
La "hispanofobia" se ha ido cultivando desde hace muchos años en Cataluña, empezando con la famosa frase de "Madrid nos roba" y bajo la máxima "contra España se vive mejor". Ésta es la idea con la que se han estado basando los diferentes gobiernos de la Generalitat en los últimos años, y esto no es positivo a la hora de fomentar buenas relaciones entre Cataluña y España.
¿Puede ser que el gran error haya sido pensar que el conflicto se debía ganar, en lugar de ser resuelto?
Uno de los problemas de este conflicto es que ha sido provocado. Durante la primera reunión mantenida entre Artur Mas y Mariano Rajoy en la Moncloa, el entonces presidente de la Generalitat le presentó una serie de agravios y exigencias que, en caso de no cumplirse, procedería a declarar unilateralmente la independencia. Mas le presentó una propuesta de pacto fiscal a Rajoy y éste se opuso en aquel momento porque en plena crisis económica las prioridades eran otras. Hay que recordar que en la Transición, este pacto fiscal ya se le ofreció a Jordi Pujol y lo rechazó. Si hoy por hoy Cataluña no tiene el mismo trato que Navarra o el País Vasco, lo rechazó.
En esta primera reunión, Mas tenía la intención premeditada de forzar el no de Rajoy y así tener excusa para encararse hacia una declaración unilateral de independencia. Esto nos ha llevado a un callejón sin salida, donde los independentistas no saben cómo salir y nos trasladan los problemas a todos los ciudadanos, los cuales sufrimos las consecuencias de estas malas decisiones tomadas por los últimos gobiernos de la Generalitat.
A nivel nacional, dos personas optan a la presidencia del Partido Popular. ¿Cómo valora la carrera de Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado, el cual, en Lleida ganó con un 54% de los votos?
La dirección del partido en Lleida apoya la candidatura de Pablo Casado, aunque los resultados denotan la división que hay en la ciudad. Considero que ambos son magníficos candidatos, dos figuras jóvenes preparadísimas para presidir el Partido Popular y encabezar la renovación de imagen que necesita.
¿Hacia dónde hay que encarar este camino de renovación del Partido Popular?
En los últimos años, el Partido Popular ha ido dejando más de lado sus necesidades de renovación para centrarse en sacar adelante la gobernabilidad de España. Ahora hay que trabajar para reestructurar y renovar el partido en muchos aspectos, tanto a nivel nacional como local. Los últimos resultados electorales, tanto de las municipales como en el Parlamento, evidencian que los ciudadanos quieren una actualización del Partido Popular en muchos aspectos para que éste recupere las cuotas de representación en las administraciones que ha ido perdiendo por el camino.
