Su Asociación nació para combatir la situación de abandono que sufría el Turó por parte de las instituciones
Nació en 1972, creada por 50 leridanos que se reunieron en la Seu Vella para reparar el olvido en el que había caído la catedral. Al año siguiente se constituyó la Junta, convirtiéndose formalmente en una Asociación sin ánimo de lucro que, desde la sociedad civil, cree que vale la pena trasladar esta conciencia a la ciudadanía. Siempre he dicho que las asociaciones de amigos de monumentos surgen cuando la sociedad detecta una necesidad que no está cubierta por parte de la Administración. Al principio, nuestra misión principal era la de poner puertas y cristales en las ventanas donde era necesario, aportar normalidad estructural al monumento para que se pudiera visitar y hacer difusión. Hablamos de un monumento nacido en época medieval, que se convirtió en cuartel militar en 1707 y, cuando se marcharon los militares en 1948, éste quedaba definitivamente en manos de la sociedad civil. La creación del Consorcio del Turó de la Seu Vella en 2009 supuso la coordinación entre la Paeria y la Generalitat de Catalunya, las dos administraciones propietarias del monumento. Podríamos decir que las necesidades básicas están cubiertas y que ahora hay que centrarnos en potenciar la divulgación y la relación del conjunto monumental con el tejido social de la ciudad.
Por lo tanto, ya no hay que preocuparse tanto por esta faceta de restauración y pueden centrarse más en la tarea de mejoradel conocimiento científico y la difusión de la singularidad del conjunto monumental?Podríamos decir que sí, que a partir de 1981 nos relajamos más respecto a las intervenciones directas en el monumento gracias a la coordinación entre Generalitat y Paeria permitió, para empezar, poner servicios de atención al público, horario y actividades propias. En 1986 instauramos el Día de la Seu Vella, la fiesta por la que queremos que la gente de Lleida se acerque al monumento, lo conozcan mejor y difundir el conocimiento científico.
Tienen a los socios como epicentro de la entidad
La Asociación es de Amigos y, por lo tanto, cuantos más socios seamos, mejor. Trabajamos para el monumento y somos muy transversales, porque precisamente creemos que la Seu Vella debe ser el aglutinante ideológico y que todo el mundo la haga suya piense lo que piense.
¿Cómo valora que durante este 2018, la Seu Vella haya recibido un 11% más de visitantes?
El hecho de ir creciendo año tras año en número de visitante denota que muchas cosas se están haciendo bien. Hay muchas entidades que se están implicando y organizando actividades de carácter turístico, familiar y de divulgación del monumento. Como ejemplo, el "¡Ponte la gorra!" de la AFANOC supone el acto que más gente concentra en el Turó de la Seu Vella.
¿Cuál es la línea de trabajo para seguir incrementando estas cifras?
Esto ya depende más del Consorcio, pero es evidente que tenemos que vender más el producto de cara al forastero, de cara a quien viene a descubrir el territorio. Hay dos tópicos en torno al monumento: el casero, el de pensar "ya estoy en casa" cuando vas llegando a Lleida y ves de lejos el monumento; y el de sorprenderse al entrar en el Claustro por primera vez, descubriendo que el monumento no sólo consta de su exterior. Algunos se quedan sólo con la fachada, creen que el monumento está vacío y se quedan maravillados cuando entran a visitarla a fondo.
¿Cómo surgió la candidatura del Turó de la Seu Vella para ser declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO?
La idea de la candidatura surgió en 2001 por iniciativa de la Asociación, porque bien se lo merece el conjunto monumental. Los dos monumentos más representativos de Ponent son Sant Climent de Taüll y el Turó de la Seu Vella. El primero fue declarado Patrimonio Mundial en el año 2000, y pensamos que el Turó también merecía este reconocimiento, pero no fue hasta 2004 cuando el Patronato aceptó la propuesta de candidatura y se empezó a trabajar al respecto.
El Consorcio asumió la coordinación de la candidatura desde que fue constituido en 2006, aunque se perdieron unos años de trabajo en este campo porque entonces había otras prioridades. A partir de 2012 se empezó a poner manos a la obra, definiendo la candidatura como conjunto monumental. Hay muchas catedrales declaradas Patrimonio de la Humanidad y, aunque la propia catedral del Turó también lo merezca, la candidatura se extiende a todo el Turó, no sólo a la catedral Vieja. Ésta se encuentra en medio de una fortaleza que sustituye al barrio medieval que estaba a su alrededor, la cual acabó convirtiéndose en un cuartel militar. Encuentro que el cambio de usos, de funciones y de estructura tipológica es el elemento fuerte de la candidatura.
¿Cree que la tarea de la Administración, tanto local como nacional, está a la altura del monumento?
Considero que se ha trabajado insuficientemente, por ejemplo, teniendo en cuenta que el Plan Director del Turó de la Seu Vella debería estar cerrado desde hace diez años y a día de hoy no es así. Desde que se restauró la parte de las capillas, la Generalitat no ha invertido más durante casi cinco años. Sí que se invierte a través del Consorcio, una figura esencial que aporta una cantidad fija al año, pero ésta se destina al funcionamiento del conjunto. No quiero parecer victimista, pero la implicación siempre cuesta y la inversión es insuficiente. Encuentro que lo más importante que se ha hecho en los últimos años es la creación del Consorcio, porque aglutina las dos administraciones propietarias del monumento, como son Paeria y Generalitat, y las hace trabajar conjuntamente en beneficio del monumento. No obstante, creo que falta inercia por parte de las administraciones para que destinen partidas anualmente.
Trasladando la cuestión a la ciudadanía, ¿cree que la sociedad leridana es consciente y conoce realmente la espectacularidad y la singularidad histórica que puede encontrar aquí en el Turó?
En absoluto, y aquí hay que apuntar varios aspectos. Por un lado estaría el tejido empresarial, que en general es muy reticente y le cuesta patrocinar u organizar actividades en el principal monumento de la ciudad, cuando esta promoción les beneficiaría bastante. Vemos como en Lleida se produce un fenómeno curioso, y es que muchas empresas tienen la foto o el logo de la Seu Vella en su despacho o que muchas familias con cuadros o referencias al monumento en su casa. En torno a este hecho hay una especie de contradicción que te dice que la gente tiene presente y se estima la Seu Vella, pero que no dan un paso más allá para conocerla, para disfrutarla, para participar en los actos que acoge o sin llegar a conocerla en profundidad. Te das cuenta de que todavía hay gente que no sabe que se puede subir al campanario, y se puede desde el año 1996, o que el Turó acoge muchísimas actividades de diversas entidades a lo largo del año. Esto demuestra cierto desconocimiento y falta de autoestima para reivindicar un monumento tan singular como los que tenemos en Lleida. Hay que rechazar esta infravaloración que a menudo aplicamos a nuestra ciudad, porque aquí tiene muchísimo patrimonio, a pesar de la dureza histórica sufrida.
