Técnicos del Instituto de Investigación y Tecnologías Agroalimentarias (IRTA) han inyectado este miércoles hasta 50 toneladas de arcilla y arena en el Ebro para poder estudiar y evaluar el comportamiento de los sedimentos en el río. La prueba piloto forma parte de un proyecto Life que debe permitir alimentar los modelos matemáticos para saber qué capacidad tiene el río de transportar sedimentos. Este miércoles se han inyectado hasta 50 toneladas, en dos tandas, a la altura de Móra d'Ebre y el viernes se repetirá en Benifallet. Con los datos que se recogían entre estos dos días, y en alguna otra aportación extraordinaria de sedimentos, el IRTA podrá aportar cálculos del transporte de estos lodos con diferentes caudales de agua. El objetivo es tenerlo todo a punto para cuando el gobierno español autorice poder hacer aportaciones de sedimentos desde los embalses para evitar que el delta del Ebro se hunda.
El operativo para poder hacer la prueba piloto se ha alargado durante toda la mañana del miércoles. Era necesaria la intervención de una grúa de considerables dimensiones para poder cargar los dos contenedores de arena con 25 toneladas de arena cada uno. Además de lanchas desde donde los técnicos debían observar el movimiento de la cola de sedimentos a lo largo de un kilómetro, la inyección se ha hecho desde una plataforma donde con una manguera de agua se iba vertiendo la arena al río.
Tal y como ha explicado el coordinador del proyecto y director de la unidad de ecosistemas acuáticos del IRTA, Carles Ibàñez, el objetivo es inyectar en el río arena fina, simulando la que llevaba antes el río y que alimenta las playas del Delta, y comprobar el comportamiento de estos sedimentos en el río. "Cinco barcas y un dron comprobarán cómo se dispersa el sedimento a lo largo de un kilómetro y medio para obtener datos de campo con un caudal como el de hoy, que es de 400 metros cúbicos por segundo. Con esto alimentaremos los modelos matemáticos que estamos desarrollando el IRTA conjuntamente con la Universidad de Córdoba", ha añadido.
El proyecto Life estudia cómo se podrían transportar sedimentos en casos de crecida del río, desde los embalses, y cómo poder hacer aportaciones a los arrozales a través de la red de canales, y en la desembocadura para frenar la regresión y detener la pérdida de nivel y el hundimiento del Delta. "Todas estas pruebas piloto son trabajos previos que necesitamos hacer para tener herramientas para que cuando tengamos autorización podamos hacer una prueba en los embalses. Todavía no estamos en este punto pero vamos avanzando", ha explicado Ibàñez, recordando que el Congreso de los Diputados aprobó una resolución en defensa de la aportación de sedimentos al Delta. "Sólo falta que el gobierno español y la CHE nos lo autoricen lo antes posible para hacer un vaciado del embalse de Riba-roja y pasar el agua para transportar el sedimento retenido", ha detallado.
Primera prueba piloto La construcción de los embalses de Mequinensa, Riba-roja y Flix ha modificado intensamente el régimen natural de caudales de agua y de sedimento del río Ebro. Tal es así, que la cantidad actual de sedimento hacia el Delta se ha reducido en más de un 99%. Esta retención del sedimento en los embalses ha comportado, entre otros, la regresión de la línea de costa y la aceleración del hundimiento de la llanura deltaica. Estos hechos se pueden ver acentuados por la subida del nivel del mar a causa del cambio climático. Ante este escenario, la sostenibilidad del delta del Ebro sólo puede ser garantizada mediante la restauración del transporte de sedimento del río hacia el mar y al Delta. La entrada de sedimento en el Delta y hacia la costa permitiría generar suelo (para mantener la elevación de la llanura deltaica), y frenar en la medida de lo posible la erosión de la costa.
El objetivo de esta prueba piloto es determinar la capacidad que actualmente tiene el río Ebro para transportar el sedimento (arenas y arcillas) hasta la llanura deltaica y hasta el mar. Para hacer la primera prueba piloto se han elegido dos tramos de características diferentes: el primer tramo se localiza a la altura de la población de Móra d'Ebre, unos 40 km aguas abajo de los embalses y, el segundo tramo se extiende desde la población de Benifallet hasta el Azud de Xerta.
La importancia de la prueba de este miércoles es que era la primera y los técnicos necesitan medir los tiempos y el comportamientos de los sedimentos. Permitirá determinar la cantidad y tipología de sedimento que el río puede transportar hoy en día en función de diferentes caudales, y calibrar modelos teóricos de transporte de agua y de sedimento. Por ejemplo, en la primera suelta de 25 toneladas de arena han visto que la cola no llegaba lo suficientemente lejos y que las barcas con los técnicos debían acercarse más y soltar con más volumen la arena. La próxima prueba será este viernes desde Benifallet. Con todo, los técnicos ya estudian hacer nuevas pruebas para acabar de alimentar los cálculos matemáticos hechos desde diferentes alturas y caudales.
