Cinco encapuchados han intentado asaltar una masía de Vilablareix (Girona) rociando a su propietaria y a uno de los perros con extintores. Los hechos tuvieron lugar este martes en plena madrugada. Hacia las cuatro menos cuarto de la noche, la víctima se despertó porque oyó los ladridos de los animales. La mujer, una abogada penalista, oyó unos golpes muy fuertes en la puerta y abrió una ventana para ver qué pasaba. Según ha adelantado 'El Punt Avui', sólo tuvo tiempo de ver un momento a los cinco ladrones antes de que la rociaran con "un humo blanco". La víctima cerró rápidamente la ventana, fue a proteger a sus hijos y alertó rápidamente a los Mossos d'Esquadra. La policía sospecha que los asaltantes, que huyeron, son los mismos que ya han cometido cuatro robos con violencia en Bescanó (Girona) en estos últimos meses.
El asalto que la propietaria de la masía logró frustrar tuvo lugar este martes de madrugada. La noche anterior, según relata la víctima, ya había escuchado ruidos fuera y había oído ladrar a los perros (un pastor alemán y un San Bernardo). Abrió la ventana y gritó, pero nadie respondió. El martes, sin embargo, la situación fue muy diferente. La abogada se despertó hacia las cuatro menos cuarto, porque los perros volvían a ladrar. Esta vez, además, escuchó a uno de los animales haciendo ruidos de ataque y oyó cómo alguien golpeaba la puerta de la masía con violencia. La víctima abrió la ventana y sólo tuvo tiempo de ver a cinco encapuchados, vestidos completamente de negro, antes de que la rociaran con un extintor. La abogada relata que le lanzaron un "humo blanco" a la cara, que impregnó también todo el marco de la ventana. No supo que era polvo de extintor hasta después, cuando los ladrones ya se habían marchado (en un primer momento, pensó que podría ser un somnífero). La propietaria explica cómo cerró la ventana, se puso a gritar, fue a proteger a sus hijos y alertó rápidamente a los Mossos d'Esquadra. La policía llegó a la masía en poco menos de diez minutos, pero los asaltantes ya habían huido. Aunque los Mossos intentaron buscar, la banda logró escapar (porque la masía se encuentra cerca de un cruce que lleva a diferentes direcciones). Los asaltantes dejaron las marcas de los golpes en la puerta de entrada. No lograron derribarla, sin embargo, porque está reforzada y tiene doble blindaje. Esta vez, los ladrones no se llevaron ningún botín. Además de la dueña, sin embargo, también rociaron al San Bernardo con extintores (el otro perro, el pastor alemán, no, porque estaba enfermo y la abogada lo tenía atado). La víctima relata cómo, además de la ventana, un trozo del patio de la masía quedó blanqueado y cómo los ladrones abandonaron allí las botellas de extintores. Los mismos que Bescanó Los Mossos d'Esquadra han abierto una investigación para intentar localizar a los asaltantes y sospechan que se trata de la misma banda que, en estos últimos meses, ya ha hecho cuatro robos violentos en el municipio vecino de Bescanó. Tanto por lo que se refiere al número de asaltantes –cinco- como por la forma de actuar. El primer asalto tuvo lugar a principios de julio. Unos ladrones entraron en el restaurante L'Estanc Nou de Estanyol, amenazaron a los propietarios con armas y se llevaron joyas y unos 7.000 euros en efectivo. A finales de ese mes, un grupo de ladrones irrumpieron en casa de un empresario situada en el Pla de Trullàs de Vilanna. Les amenazaron con una pistola tanto a él como a su hija, se llevaron 1.200 euros y aparatos de televisión. A finales de agosto, cinco hombres irrumpieron en la vivienda de los dueños de la rostisseria La Cresta, situado en Bescanó mismo. Los encapuchados sorprendieron al matrimonio y a su hijo durmiendo, les amenazaron con cuchillos y se llevaron un botín de más de 10.000 euros. Para asegurarse la huida, se marcharon dejando a las víctimas atadas con ropa y cordeles. El último de los asaltos tuvo lugar la madrugada del domingo 8 de octubre. Los encapuchados, que hablan con acento sudamericano, entraron de noche en el Mas Can Bonic de Vilanna y sorprendieron al propietario mientras dormía. Lo ataron con bridas, lo encañonaron con una pistola y amenazaron con cortarle un dedo. Los ladrones se llevaron 800 euros y su teléfono móvil y, antes de marcharse, llevaron a la víctima a la casa donde vive el matrimonio que hace de maseros. Allí golpearon al empleado y se marcharon dejándolos a los tres atados con bridas.