Franch mató a Carme Gallart y se deshizo de su cuerpo en Huesca por un móvil económico

13 de noviembre de 2017 a las 17:30h
La investigación de los Mossos d'Esquadra sobre la desaparición de Carme Gallart concluye que el acusado, Ramon Franch, mató a la mujer por un móvil económico, a raíz de la querella por estafa en la que él se enfrentaba a una pena de 6 años de prisión y al pago de 1,5 millones de euros. Así lo ha defendido este lunes el jefe de la Unidad Central de Personas Desaparecidas de la policía catalana, el sargento Pere Sànchez, en el juicio que se celebra en la Audiencia de Tarragona. El día de los hechos, el 18 de junio de 2015, Franch fue ubicado por las antenas de telefonía en los Pallaresos -el pueblo donde vivía la mujer- y, más tarde, el terminal de Gallart la situó con su presunto asesino en un aparcamiento que él utilizaba, en la Baixada del Toro de Tarragona. Los mossos sostienen que, dos días después, el acusado se desplazó con un vehículo prestado por una amiga hasta la zona de Tolba (Baja Ribagorza) -con el cadáver de la víctima dentro del maletero- para deshacerse del cuerpo en un lugar indeterminado. Posteriormente, se lo devolvió con los cristales tintados, "impoluto" y con los asientos aún "húmedos", y los mossos encontraron restos de sangre de la víctima en el vehículo.
Durante cerca de dos horas, el jefe de la Unidad Central de Personas Desaparecidas (UCPD) ha desgranado al jurado popular los indicios que les han permitido llegar a la conclusión de que Franch mató a Carme Gallart. El sargento Pere Sànchez ha explicado que, tras confirmar que la desaparición no presentaba ningún tipo de lógica, exploraron dos posibles líneas de investigación: la de un crimen pasional -finalmente descartada por la coartada del sospechoso-, y la del móvil económico, que señalaba directamente hacia Ramon Franch por la proximidad del juicio por estafa, que estaba señalado para el mes de septiembre. Franch negó haber estado en los Pallaresos el 18 de junio de 2015, pero los mossos confirmaron que estuvo allí a las 10:38 horas gracias al rastro de su teléfono móvil. Asimismo, mientras Gallart era vista por última vez pasadas las once de la mañana y no daba más señales de vida, alguien encendió su teléfono a las 14:10 en un aparcamiento de la Baixada del Toro de Tarragona. Cuatro minutos antes, el móvil del acusado también había dado señal frente a ese aparcamiento, por lo que los mossos pudieron ubicarlos en el mismo lugar y al mismo momento. Con estos indicios, los agentes solicitaron ampliar el período de análisis de la señal de telefonía móvil. La primera revelación contundente fue que, entre el 7 de mayo y el 18 de junio, Franch fue ubicado al menos una decena de veces en los Pallaresos, presumiblemente para hacer seguimientos de la mujer, sin que constara que fuera allí por trabajo de su inmobiliaria. De hecho, el acusado iba a los Pallaresos sobre las 11 de la mañana, justo cuando Gallart solía salir de casa para tomar el autobús. Durante ese tiempo, solía desactivar los datos que permiten la conexión a Internet. Según los mossos, el día de los hechos Franch fue a comer a casa y llevó una vida normal. Dos días después, hacia las 5 de la madrugada, salió de su casa en moto y se dirigió al aparcamiento de la Baixada del Toro, ubicado muy cerca de su empresa. El acusado pasó una hora en el aparcamiento y, a continuación, se desplazó en un Hyundai Atos que había pedido prestado a una amiga hasta el término municipal de Tolba (Huesca). La policía sostiene que Franch llevaba el cadáver de la mujer en el maletero y que se deshizo del cuerpo en esa zona. Según los mossos, Franch desactivó la conexión de datos durante más de dos horas y media y, anteriormente, el 31 de marzo de 2015, ya había hecho el mismo recorrido. La Guardia Civil estuvo buscando el cadáver en 2016 en varios períodos, durante los meses de abril, julio y noviembre. Según ha declarado el comandante de la policía judicial de la Guardia Civil en Huesca, el área de cobertura y de posible ocultación del cadáver abarcaba hasta 2.000 hectáreas, era una zona "comprometida", "con muchísima vegetación" y "muy agreste en muchos lugares". A pesar de los amplios dispositivos, que incluyeron perros, equipos detectores de metal y decenas de efectivos policiales de varias unidades, no se obtuvieron resultados positivos. Pilar V., la amiga que prestó el vehículo a Ramon Franch con el que supuestamente habría trasladado el cadáver de Carme Gallart, se puso en contacto con los mossos cuando se enteró de la detención del agente inmobiliario por los medios de comunicación. Rápidamente, la policía le confiscó el vehículo para analizarlo y pudo corroborar, con pruebas de ADN, que había restos de sangre de la víctima en la zona del maletero. Franch indicó a un testigo qué debía declarar sobre los restos de ADN La mujer ha asegurado que el acusado la instó a declarar unos hechos que no eran ciertos. Según han corroborado los mossos, el agente inmobiliario le envió una carta manuscrita desde la prisión donde sostenía que era "inocente" y donde le indicaba que dijera que Carme Gallart había subido en una ocasión a su Hyundai Atos y que se había golpeado la cabeza con la puerta del maletero mientras sacaban unas bolsas, presumiblemente para justificar la presencia de sangre en el vehículo. Según el testigo, ella y la víctima solo habían coincidido en una comida y Gallart nunca subió a su coche. Pilar V. ha recordado que Franch le pidió que le prestara su vehículo para seguir a su esposa porque sospechaba que le era infiel. El testigo, con quien Franch mantenía una larga relación de amistad, se lo cedió a mediados de mayo de 2015. A cambio, él le entregó un sobre con 1.000 euros por las molestias. Aunque inicialmente la cesión debía durar solo una semana, él no se lo devolvió hasta un mes después, tras haberse producido la desaparición de la vecina de los Pallaresos. Pilar V. ha relatado que, durante ese tiempo, él le había pedido explícitamente que no lo llamara ni se pusiera en contacto con él. De hecho, él era quien contactaba y casi siempre lo hacía a través de números de teléfono desconocidos y "extraños". Aunque ella no disponía de más vehículos y lo necesitaba, no intentó llamarlo. El día que le devolvió el vehículo, según ha dicho el testigo, el coche apareció con los cristales tintados, "impoluto", "muy limpio", con los asientos "húmedos" y un ambientador. Él le justificó que "era lo mínimo que podía hacer" por haber tardado tanto. Contactos con detectives privados Según han manifestado los mossos, Franch contactó con al menos cuatro detectives privados entre los años 2012 y 2014 solicitando informes de vigilancia y de obtención de información sobre Carme Gallart y su abogado. En uno de los casos, él se echó atrás porque pretendía pagar al detective con "dinero negro" y este no lo aceptó. Los agentes de la UCPD han subrayado que, para que los investigadores accedieran a trabajar para él, Franch esgrimía excusas falsas como que la víctima le debía dinero y que no podía contactar con ella. En un momento del juicio, mientras intervenía el jefe de la Unidad Central de Personas Desaparecidas, el magistrado tuvo que llamar la atención al acusado porque gesticulaba y se estaba quejando. "Perdone, pero es que escuchas cosas y mentiras, y al final", justificó Franch al juez. El acusado, que se enfrenta a penas de entre 15 años de prisión por homicidio y 20 años por asesinato, está previsto que declare este jueves, 16 de noviembre, después de que la semana se tuvieran que suspender tres vistas por enfermedad del fiscal.