Francesc Gabarrell, concejal de la Crida per Lleida - CUP en la Paeria: "El eje principal de nuestro proyecto es devolver los servicios privatizados a manos de la gestión pública y transformar la base social"

18 de abril de 2018 a las 12:34h
¿Cómo valoras estos primeros años de participación dentro del Ayuntamiento de Lleida? En 2015 conseguimos por primera vez que la izquierda independentista más social y anticapitalista entrara en la Paeria, y este es un hecho positivo. Aún así, la valoración no puede ser positiva del todo, ya que nos hemos encontrado con un muro de piedra muy difícil de derribar: un tripartito de facto formado por PSC, C's y PP. Nuestra capacidad de transformar la institución está muy disminuida por esta coyuntura, ya que las propuestas que hacemos a menudo son imposibles de sacar adelante o, incluso, acaban siendo menospreciadas. Es un trabajo de desgaste y, aunque nuestra incorporación al Ayuntamiento nos da un plus de eco que no teníamos antes, la lucha en la calle continúa. Es muy importante no olvidar de dónde venimos. ¿Cómo valora la entrada de nuevos grupos municipales en el Ayuntamiento? Compartimos la base social de la izquierda con algunos partidos, pero seguimos con el mismo problema de no sumar. Al inicio, intentamos un proceso de negociación, de acercamiento, pero los bandos están absolutamente atrincherados a raíz de la situación dada en los últimos años, en clave nacional y, sobre todo, de los últimos meses con la aplicación del 155. Ya no nos vemos capaces de sacar adelante proyectos conjuntamente con el PSC, con el PP o con C's. No sólo por diferencias políticas, sino que, como personas, nos sentimos humillados y menospreciados por gente que ha permitido que algunos acaben en la cárcel por sus ideas. ¿Esta diversificación política ha comportado cambios reales dentro de la Paeria? Creo que sí ha comportado un cambio de dinámica en el funcionamiento dentro del Ayuntamiento. Esta diversificación de los grupos y la presión que ejercimos desde el principio con agrupaciones como el Comú nos ha permitido, por ejemplo, la participación de entidades y plataformas en los propios Plenos de la Paeria. Ahora la gente puede hacer oír su voz de forma directa, participar, dar sus opiniones y presentar mociones, y por eso creo que se ha producido un efecto cambiante. No lo diría en aspectos de transparencia, porque la Paeria es absolutamente opaca, al igual que las demás instituciones que llevan tantos años gobernadas por las mismas personas. Aunque la opacidad es un poco inherente, quiero pensar que el equipo de gobierno se siente más presionado, debido a que una serie de grupos fiscalizamos más sus actuaciones y les lleva a que tengan que dar más explicaciones o que se formen más grupos de trabajo a la hora de analizar determinadas acciones que se deben emprender desde el consistorio. Al menos, la sensación es que sí ejercemos una mayor fiscalización del equipo de gobierno, el cual debe esforzarse más para poder sacar adelante diferentes actuaciones y, en consecuencia, hemos visto cómo han tenido que optar por esta política de alianzas para buscarse la vida. ¿Cómo afrontan el año y pico que queda de mandato? Con nosotros se produce una paradoja, ya que en nuestro entorno social hay personas totalmente preparadas, pero cuesta mucho añadirlas a una lista y que saquen adelante una propuesta de candidatura política. Estamos confeccionando la candidatura con el objetivo de consolidar nuestro proyecto con más fuerza, manteniendo la lucha para recuperar los servicios públicos y esperamos anunciarla antes del verano. Ten en cuenta que nuestro código ético, aparte de marcar una limitación de sueldos, nos hace cumplir un único mandato, por lo tanto, de cara a las próximas elecciones, Pau Juvillà y yo damos un paso al lado y dejamos sitio a caras nuevas. ¿Es pronto para hablar de la campaña de las elecciones de mayo de 2019? Algunos partidos de la oposición se han marcado el objetivo de "echar al tripartito del 155" Entendemos la necesidad de echar al tripartito del 155 con una dinámica de lucha de país. Se debe vencer este bloque que está matando la libertad de expresión, poniendo gente en la cárcel y que está saltándose la legitimidad del Parlamento de Cataluña, pero a nivel de ciudad creemos más en un cambio de proyecto. Con total sinceridad, creo que el modelo de ciudad que pueden tener el señor Ros o el señor Postius no difieren tanto. Pienso que se debe cambiar radicalmente la base, no sólo de la propia gestión, sino de transformación social, de empoderamiento de las clases social. Creemos que todo esto va más allá de echar al actual alcalde, hay que cambiar el modelo de ciudad, un tema con el que seguramente coincidimos más con grupos como el Comú de Lleida o Esquerra Republicana. En clave nacional el objetivo sí sería echar al bloque del 155, pero a nivel local apostamos más por esta transformación de la base social. Dada la situación excepcional vivida en los últimos meses, tanto a nivel político, social como institucional, ¿se han trasladado los conflictos y polémicas a las relaciones personales entre concejales de los diferentes grupos? Me gusta mucho que me hagas esta pregunta, porque siempre intento empatizar al máximo con la gente y evitar que cualquier discrepancia se traslade al ámbito personal. No olvidemos que estamos aquí para hacer lucha y acción política y hay que decir que cada vez es más difícil por las maniobras y mentiras constantes que algunos vierten a la sociedad. Este es el caso de los y las compañeras de Ciudadanos y del Partido Popular. Sabemos que están mintiendo, manipulando y vertiendo odio y represión, por ejemplo, contra los CDRs. Lo que está pasando es injusto y ellos son el instrumento político que traslada esta bilis y odio hacia la población que se manifiesta pacíficamente. Esto nos lleva a una cierta dicotomía, sobre si cerrar cualquier trato cordial o intentar mantenerlo mínimamente. Con el PSC nos pasa lo mismo, con el añadido de que ellos tienen responsabilidades de gobierno, un hecho que dificulta aún más la posibilidad de llegar a acuerdos. Todos ellos te saludan, pero sabes que se ríen de la gente encarcelada y de la población que sale a la calle a manifestarse pacíficamente. Podemos discrepar políticamente, pero estos están permitiendo que mis compañeros estén en prisión, están menospreciando a la gente que se manifiesta y hacen mofa de lo que yo pienso. Llega un momento en que estas discrepancias se trasladan al ámbito personal. ¿Quién no es capaz de dar calor a un padre, una madre, un hermano o hermana de alguien que está en la cárcel? Esto debería ir más allá de la deferencia política.   ¿Cuál es el principal reclamo que hacen de cara al Ayuntamiento de Lleida? A nivel municipal, desde la Crida per Lleida-CUP tenemos el principal reclamo de recuperar los servicios públicos. Nuestra principal línea de trabajo es que estos servicios como son el del agua, la luz, los autobuses o vertederos, vuelvan a la gestión pública, ya que actualmente están privatizados. Nuestro gran eje de trabajo es la recuperación de los servicios privatizados a manos de la gestión pública. Esta es nuestra apuesta antes de entrar en la Paeria, por lo que queda de mandato y seguro para el siguiente. ¿Cómo valoras la desestimación de la demanda contra la Paeria por las calles franquistas en Lleida? Lo que la jueza considera es que aún no ha terminado el proceso administrativo que debe decidir sobre los nombres de estas nueve calles. Aún así, la sentencia resuelve que la Ley de Memoria Histórica debe cumplirse y que el Ayuntamiento debe hacerlo lo antes posible. El problema es que no hay una voluntad política de acabar con estos nombres de calles franquistas en Lleida. Valoramos positivamente que la sentencia judicial obligue a culminar este expediente, pero sabemos que no existe voluntad política para hacerlo. ¿Valoración ámbito nacional? En las elecciones del 21 de diciembre, convocadas a toda prisa, ganó un partido individual, pero el bloque independentista obtuvo mayoría con una persona al frente que se llama Carles Puigdemont. El Parlamento, que es la institución soberana que determina la voluntad del pueblo a través de elecciones, decidió que esta persona debía ser el presidente de Cataluña. No podemos intentar contentar a Madrid, al 155, al señor Rajoy, a la señora Arrimadas y a todo el mundo bajo el supuesto de que así nos quitarán la mano de encima y recuperaremos una cierta autonomía política. Entramos en un parlamento autonómico para intentar alcanzar una república y la proclamamos a raíz del 1 de octubre. Es legítimo recuperar las instituciones y volver a un cierto autonomismo para intentar salvar lo que queda, pero que no nos sumen a nosotros. Por el contrario, si lo que quieren es sacar adelante la República Catalana que la gente votó el 1 de octubre y por la que se partieron literalmente la cara, aquí estaremos. Lo paradigmático de todo es que, si se diera el caso en que agachamos la cabeza y buscamos un candidato de consenso que Rajoy y compañía validen, tampoco tengo claro que el Estado levantaría la bota del 155 en Cataluña. La gente votó, otorgando la mayoría al bloque soberanista y Puigdemont encabezaba la lista más votada. Esta lista fue previamente validada por el Estado español, por los que convocaron los comicios, los del 155, y que ahora no quieren acatar los resultados. Esto debe asumirse invistiendo Presidente de Cataluña a Carles Puigdemont. No tiene sentido buscar otras personas, se trata de una cuestión de soberanía del Parlamento, del pueblo catalán y, por tanto, no podemos estar inventándonos cosas para que los jueces lo digan y estén contentos. Está claro que se deben recuperar las instituciones, pero la solución pasa por la legitimidad del Parlamento. No son los jueces los que deben decir al Parlamento lo que deben hacer, sino al revés, ya que éste es soberano.