Esta madrugada se recupera, como cada año, el horario de invierno. A las tres, volverán a ser las dos y ganaremos una hora. Y el año que viene, en marzo, en la Unión Europea se volverán a adelantar los relojes una hora y se volverán a retrasar una hora en octubre.
Y esto pasará a pesar de que en 2019 el Parlamento Europeo votó para acabar con esta medida en 2021. ¿Por qué, pues, se alarga? ¿Y se alarga un año más o se alarga hasta no se sabe cuándo?
La cuestión es tan compleja e inestable que el 27 de octubre de 2018 en el 324.cat explicábamos que el cambio al horario de invierno podría ser el último y dos días después informábamos de que no estaba tan claro, porque los países de la UE pedían más tiempo para coordinarse.
El debate no es sólo europeo. En Estados Unidos, Hawaii y Arizona no cambian el horario en primavera y mantienen el mismo todo el año. Por el contrario, varios senadores, republicanos y demócratas, se han unido para llevar adelante la llamada Sunshine Protection Act 2021, que propone mantener todo el año el horario de verano. Si bien sunshine significa luz del Sol, se utiliza normalmente con connotaciones positivas de calor, de bienestar --Florida se llama a menudo the Sunshine State.
Por lo tanto, los senadores proponen no cambiar más la hora pero manteniendo el horario de verano, porque consideran que aportaría varios beneficios, según explicaba en marzo una nota de prensa de la oficina del senador republicano por Florida Marco Rubio. Se reducirían, afirma, los accidentes de tráfico, los robos y los accidentes cardiovasculares, entre otras cosas, se ahorraría energía e incluso disminuiría la obesidad infantil y promovería el ejercicio físico, porque se ganaría una hora de claridad por la tarde.
Engranajes burocráticos complicados
En general, del cambio de hora se destacan sobre todo los aspectos negativos. Y si bien cuando se propone mantener el mismo horario todo el año mucha gente se decanta por el de verano, en ciertos lugares, como Cataluña, comportaría un gran impacto, porque, por ejemplo, buena parte del invierno no se haría claro hasta las nueve de la mañana o más tarde.
Acabar con el cambio de hora en la Unión Europea no es tan fácil, aunque el Parlamento Europeo lo aprobara. Los mecanismos son complejos y alcanzar consensos no es sencillo. De hecho, la votación implicaba que cada estado decidiera si en 2021 recuperaba el horario de invierno o mantenía el de verano. Pero esto comportaría problemas por la interrelación que existe entre los estados.
El Brexit aún lo complica más. El Reino Unido también cambia el horario esta madrugada y en 2022 lo volverá a hacer. Si la UE decidiera no hacerlo, en el futuro podría haber un desajuste horario entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda.
Una opción para evitarlo sería que Irlanda del Norte mantuviera todo el año el mismo horario que el resto de la isla y no lo cambiara como en Inglaterra, Escocia y Gales. Pero esto probablemente molestaría a muchos unionistas, que verían, aunque sólo fuera en el reloj, la unión de Irlanda del Norte con el resto de la isla y su diferenciación de Gran Bretaña.
Horarios y hábitos
Este año también se añade el problema del elevado precio de la electricidad. Según algunos informes, volver al horario de invierno hará que se gaste más luz en horas en que la tarifa es más alta --por la tarde se hará oscuro antes--. Pero también se ha explicado que el cambio de horario tiene cada vez menos sentido para ahorrar electricidad, porque influye básicamente en el alumbrado y las bombillas ahora son mucho más eficientes que antes.
Los cambios de horario no son la única opción a debatir. En Islandia, donde la hora no se cambia desde 1968, se impulsó un foro para que los ciudadanos opinaran sobre tres opciones: mantener el reloj igual, retrasarlo una hora para tener siempre horario de verano y, finalmente, no tocar el reloj pero sí cambiar los horarios de la escuela o del trabajo.
Un cambio de hábitos y unos horarios que considera más racionales y que aportan más salud y más bienestar es lo que propone en Cataluña el Pacto por la Reforma Horaria.
Y aún existe el debate de si habría que volver al horario que corresponde por la situación geográfica, que es el marcado por el meridiano de Greenwich y haría retrasar el reloj una hora más. Fue en 1940, en los inicios de la dictadura, cuando el general Franco decidió adoptar el horario de la Alemania nazi, que Adolf Hitler había impuesto a todos los territorios conquistados y que era una hora adelantada respecto a Greenwich.
Pero todo esto es un debate más amplio, que sobrepasa si hay que cambiar o no la hora dos veces al año. De momento, se puede asegurar, salvo grandes sorpresas, que ésta tampoco habrá sido la última vez que se deben mover las agujas de los relojes.