Barcelona podría tener desde este mes de junio un nuevo servicio público de entierro. Así lo establece el acuerdo al que habrían llegado ERC y el gobierno municipal a cambio de la abstención de los republicanos al pleno de presupuestos. El nuevo servicio supone una alternativa al proyecto de la funeraria municipal que preveía impulsar el gobierno Colau y lo asumiría íntegramente Cementiris de Barcelona. El servicio permitiría un entierro más sencillo pero mucho más barato de lo que ofrecen actualmente las funerarias privadas. Si actualmente el entierro más barato en Barcelona es de unos 4.000 euros, el nuevo servicio lo dejaría en los 1.800 euros e incluiría el ataúd y su revestimiento, el acondicionamiento del cadáver, la ceremonia y el entierro. En caso de que las familias pidieran una sala de velatorio, se podría añadir por un precio que se elevaría a los 2.400 euros en total y las salas de velatorio estarían en las mismas instalaciones del cementerio.
De momento, el primer cementerio en ofrecer este nuevo tipo de entierro sería el cementerio de Montjuïc, que desde este junio ya podría ofrecer los servicios. El resto de cementerios de Barcelona podrían incorporarse a lo largo del verano. De hecho, los siete cementerios municipales deberán realizar obras de acondicionamiento, como por ejemplo habilitar un espacio para las salas de velatorio o una sala donde acondicionar los cuerpos. Por otra parte, la ceremonia se podrá celebrar en las capillas que hay en cada cementerio o al aire libre dentro del recinto municipal. Aparte del de Monjuïc, el gobierno prevé adecuar los cementerios de Les Corts, Sant Andreu, Poblenou, Sarrià y Sants. Según el líder republicano, Alfred Bosch, este pacto "permitiría olvidar la creación de una empresa funeraria pública" que proyectaba el gobierno municipal, además de "ofrecer una solución inmediata" para muchas familias que no se pueden permitir el precio de un entierro en Barcelona. Según los republicanos, todo apunta a que el gobierno de Barcelona en Comú incorporará esta medida en su carta de servicios y de esta forma, conseguir un apoyo más para sacar adelante unos presupuestos municipales que aún no cuentan con los votos necesarios para aprobarse. De hecho, los 9 concejales del Grupo Demócrata prometieron su abstención si se retiraba la partida del Tramvia pero desconfían de Colau y mantienen en secreto su voto hasta el viernes. Por otra parte, el PSC también estaban abiertos a la abstención pero aún no han presentado ningún acuerdo clave para olvidar el no y dar luz verde a las cuentas de 2018.
