Enric Roig Montagut: "La Mujer y el Socialismo"

08 de marzo de 2019 a las 11:24h

Lo único que debe sorprender sobre la inserción de la mujer en los diferentes campos de la vida social contemporánea, a escala global, es el hecho de que no se haya producido antes y que, aun así, la mujer continúe relegada y discriminada, de una manera u otra, en demasiados países del mundo. Es cierto que durante las últimas décadas hemos asistido a muchos avances conquistados por la lucha de las mujeres, en el orden social, laboral o profesional. Pero también lo es, que estos avances no han sido, ni mucho menos, fruto del azar. Más bien, fruto de una larga lucha protagonizada por estas mujeres que lo han sabido trasladar a los ámbitos laboral, político y social, y que ha contado con estructuras avanzadas como el Partido Socialista, que han apoyado su igualdad desde hace muchos años. Desde tiempos inmemoriales, la sociedad ha vivido una versión patriarcal de las mujeres, llegando incluso a negarles derechos fundamentales o atacarlas cuando han sido portadoras de conocimientos, como hemos podido ver a lo largo de la historia, con ejemplos protagonizados en todos los ámbitos políticos, sociales e, incluso, eclesiásticos. Durante años, ha habido numerosos intentos por revertir esta situación, comenzando por la Revolución Francesa y la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana de 1891. El alemán August Bebel, un destacado propagandista, fijaría a finales del siglo XIX la consigna básica del feminismo socialista que, en esencia, afirmaba que "no puede haber ninguna liberación de la humanidad sin la independencia social y la equiparación de los sexos". Si continuamos con este recorrido histórico, podemos ver cómo los fundadores del socialismo científico también entendieron que la base fundamental de la emancipación femenina, era su independencia económica frente al hombre. No obstante, muchos socialistas hombres no compartían en la práctica lo sustentado en la teoría, por este motivo mujeres como Louise Michel, Clara Zetkin y Rosa Luxemburg se vieron obligadas a rebatir y a combatir las posiciones machistas de sus camaradas. El socialismo ya puso, en aquel momento, al descubierto las raíces de la sumisión de las mujeres en la búsqueda de una igualdad que hoy en día mantiene, apostando por una sociedad igualitaria que permita a las mujeres cultivar sus potencialidades como miembros activos y productivos de la sociedad, y esto es algo que el socialismo, ante la ausencia de compromiso de otras formaciones políticas, puede atribuirse por el papel jugado a lo largo de los años. Hoy en día, este apoyo se mantiene, ya que el Partido Socialista sigue siendo un partido comprometido con el cambio social que impulsa el feminismo. Por eso, y con la igualdad como pilar, el Partido Socialista ha abanderado, junto al movimiento feminista, todas las conquistas conseguidas por las mujeres en España, país en el cual se reconoció el derecho al voto en la Constitución de 1931 después de un intenso debate que contó con el potencial de su gran defensora, la política republicana Clara Campoamor, y también de los que en aquel tiempo, defendieron estos derechos para las mujeres. Por lo tanto, comenzando por el Partido Socialista, no olvidemos que Clara Campoamor sacó adelante el voto de las mujeres gracias a 80 diputados socialistas, hecho que pone de manifiesto una realidad incontestable: la estrecha relación histórica que hay entre el feminismo y el socialismo. Una relación que, como no puede ser de otra manera, hoy en día se mantiene como hemos podido ver durante los últimos días, con declaraciones de políticas socialistas como Adriana Lastra que afirmó que si el 8 de marzo hay que reventar las calles, el 28 de abril tendrán que reventar las urnas. Y así será, con el apoyo de las mujeres.

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