A pesar de estar dedicado a las copatronas de la ciudad, son pocos los tortosinos y las tortosinas que conocían la existencia del retablo barroco de las santas Cándida y Córdula de la catedral de Tortosa. Esta gran obra de madera, de 5 metros de ancho por 7 de alto, ha permanecido oculta durante mucho tiempo, ya que se desmontó y guardó en 33 trozos y ya no volvió más a su capilla. Ahora, después de una cuidadosa restauración a cargo de los profesionales de los Talleres de conservación y restauración de bienes culturales de la Escuela de Arte y Diseño de la Diputación en Tortosa, el retablo emprende la última fase del proceso que permitirá exponerlo de nuevo, y con carácter permanente, en el mismo templo tortosino.
El retorno del altar está más cerca tras la firma, este viernes día 7, del contrato para su montaje, por un importe de 29.887 € y con un plazo de ejecución del trabajo de tres meses. El retablo lucirá en una capilla del ábside de la catedral, y se prevé que dentro de tres meses ya esté instalado. La ciudadanía ya pudo ver un fragmento en la exposición Oro y color en el siglo XVII, que se llevó a cabo en la Escuela de Arte y Diseño de la Diputación tras la recuperación del retablo. Pero no será hasta ahora cuando se podrá disfrutar de la pieza en su totalidad y en su contexto original. El montaje es la última fase del proyecto de conservación y restauración que debe garantizar la salvaguarda de una obra monumental de carácter litúrgico y cultural de época barroca.Esta última actuación contribuirá a recuperar, conservar, difundir y poner en valor el patrimonio cultural de la demarcación de Tarragona, de acuerdo con las líneas estratégicas que lleva a cabo la Escuela de Arte y Diseño de la Diputación en Tortosa a través de los Talleres de Conservación y Restauración de Bienes Culturales.
El más antiguo de su estilo
Las santas Cándida y Córdula fueron objeto de mucha devoción en la ciudad de Tortosa, especialmente la primera. Ambas también están representadas en el sitial de madera de la catedral y en una fachada del templo. En cuanto al retablo, de estilo barroco clasicista (tiene características renacentistas y barrocas), fue encargado en 1668 y construido en 1671, si bien se desconoce la autoría. Lo que sí se sabe es que es el más antiguo de los siete que conforman el conjunto barroco de la catedral, y también que es el único ejemplo de barroco clasicista de las Tierras del Ebro. La imagen central en relieve del cuerpo principal representa a santa Cándida y en los laterales se encuentran los relieves de santa Córdula y santa Úrsula. El ático está presidido por el relieve de medio cuerpo del Padre Eterno.
La primera ubicación del retablo fue en la capilla del claustro llamada de santa Cándida. En el siglo XIX cuando se construye la actual capilla del Santísimo, las capillas del claustro desaparecen y el retablo de las copatronas se traslada a una capilla absidal. Después se desmontó y guardó en las dependencias de la catedral (se desconoce el motivo de su desguace y la época concreta en que se produjo).
Una restauración compleja
El retablo sufrió varios traslados y manipulaciones desafortunadas, y el hecho de haber estado desmontado durante muchos años propició la pérdida de algunos elementos, como el basamento, la mesa del altar, el plafón en relieve del cuerpo superior y diversos elementos decorativos, y esto también contribuyó al resto de alteraciones. En general, las 33 piezas conservadas presentaban un estado de conservación malo.
Los procesos de conservación y restauración de esta gran pieza han sido largos por la complejidad de la obra y el gran número de piezas. La actuación ha incluido la eliminación de los insectos xilófagos, la consolidación de la madera, la limpieza de todo el conjunto, la retirada de elementos añadidos en épocas posteriores, la reconstrucción de fragmentos que faltaban y el retoque pictórico de la policromía perdida, entre otras actuaciones.
