La Ordenanza del Paisaje de Lleida entrará oficialmente en vigor mañana, culminando así un largo proceso participativo y de trabajo técnico iniciado hace tres años, hasta disponer de este documento pionero, que fue aprobado con un consenso muy amplio en el pleno municipal del pasado mes de noviembre.
Se trata de un texto legal que protege la identidad de la ciudad y garantiza el derecho colectivo a disfrutar de un entorno agradable y armónico, tanto en el ámbito urbano como el rural. Para darlo a conocer, la Fundación del Paisaje de Lleida está impulsando la edición de un Manual de Buenas Prácticas, que servirá para difundir la normativa y explicar de forma llana aspectos más técnicos de esta normativa.
Irá acompañado de una campaña informativa y con charlas enfocadas a diferentes colectivos (como colegios profesionales, asociaciones de vecinos, comerciantes, hosteleros, etc.), que se irán desarrollando en los próximos meses y que servirán para dar a conocer la ordenanza y el manual.
La ordenanza tiene como principios básicos poner orden en el entorno urbano y rural promoviendo un uso sostenible del paisaje, proteger las visuales de sus principales referentes paisajísticos y monumentales y mejorar la autoestima de los vecinos y vecinas de Lleida. Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a la conservación y mejora del nivel de calidad del paisaje y se hace necesaria su implicación, como también la de entidades, empresas y otros colectivos, para conseguir estos objetivos.
Hay que tener en cuenta que, aunque la ordenanza entra ya en vigor, se establecen períodos transitorios de entre tres y diez años para que los elementos ya existentes se adapten a las nuevas disposiciones.
Nuevas Áreas de Interés Paisajístico
Se tiene especial cuidado por las Áreas de Interés Paisajístico, que reciben una protección especial que limita las actuaciones en su entorno, tanto en el ámbito urbano, como en el rural. Se incluyen el Centro Histórico, el Turó de la Seu Vella, el Turó de Gardeny, el Parque de los Campos Elíseos, la fachada fluvial, el parque de la Mitjana, el espacio fluvial del río Segre, los Aiguamolls de Rufea y las orillas de los canales, así como el resto de parques urbanos y rurales previstos en el planeamiento. Esta tarea de protección especial la asumirá la nueva Comisión Municipal del Patrimonio Cultural y del Paisaje.
Un entorno urbano más ordenado
Se regulan también todo tipo de aspectos relativos a construcciones, instalaciones y otros elementos que puedan tener incidencia en el paisaje, con el criterio básico de garantizar que su presencia y disposición no dañe la imagen de la ciudad. Así, se define cómo se debe actuar en fachadas, medianeras, azoteas y balcones, cubiertas, solares sin edificar, locales cerrados, zonas verdes, terrazas y puestos de feria, entre otros ámbitos. Esto incluye la regulación del cableado, los rótulos, toldos, antenas, carteleras, la publicidad, las actividades domésticas en balcones y terrazas, las jardineras, la instalación de aparatos de climatización, marquesinas, etcétera.
Algunas de las medidas previstas son la necesidad de adecuar las nuevas edificaciones a las características del entorno; la obligatoriedad de dar tratamiento de fachada e integrar en el paisaje las medianeras; que el Ayuntamiento pueda ordenar la retirada o la reconstrucción de conductos o instalaciones que perjudiquen la percepción de la fachada; que las operadoras de telecomunicaciones deban compartir emplazamientos para las antenas siempre que sea posible; que los propietarios de locales vacíos en zonas de interés deban dignificar los escaparates; que la ropa se deba tender de manera que no resulte visible desde los espacios públicos; y que los elementos de jardinería dispongan de las debidas protecciones para evitar que caigan a la calle.
La protección del ámbito rural, una prioridad
En cuanto al ámbito rural, la normativa regula las construcciones, las actividades agrarias y sus edificaciones vinculadas, los cierres de fincas, los canales de riego, los cambios en el ámbito parcelario, la señalización y el mantenimiento de márgenes y caminos.
Se sigue una estrategia de integración paisajística de las construcciones, evitando los ejes visuales principales, aprovechando la topografía del terreno para soterrar u ocultar las edificaciones y promoviendo la rehabilitación de edificios existentes antes que la construcción de otros nuevos. Se regulan aspectos como la instalación de captadores solares, antenas, vallas, conducciones y elementos de alumbrado. También se tienen en cuenta otros vinculados con actividades productivas, como la homogeneización de materiales y formas de los invernaderos, la instalación de silos, medidas correctoras del impacto paisajístico de las actividades extractivas y pantallas visuales para actividades económicas no agrarias. No se permite alterar la morfología del territorio, por ejemplo para hacer balsas o bancales, sin autorización expresa.
Finalmente, la ordenanza también establece una serie de normas para los espacios industriales, comerciales y de servicios y sectores de actividad económica.