El Festival de Cine Fantástico de Sitges clausurará la 50ª edición con la película de terror gótico 'The Lodgers'

El Festival de Cine de Sitges llega a su 50ª edición homenajeando a los clásicos, y lo hace de la mano de cuatro grandes invitados: Guillermo del Toro, Susan Sarandon, Dario Argento y William Friedkin, que son claves para entender la evolución que lo fantástico ha experimentado en las últimas décadas. Por este motivo, su programación se nutre de realizadores destinados a convertirse en líderes de lo fantástico del nuevo milenio. Además, el Festival entra de lleno en el futuro del universo de la exhibición de la realidad virtual, de la mano de la Samsung Sitges Cocoon, y de las nuevas fronteras de la distribución y las producciones de series. El Festival de Sitges llega al medio siglo de vida, y lo hace fiel a sus raíces: recordando a los clásicos del cine fantástico que han pasado por sus salas desde aquella primera proyección que se efectuó en el Prado en 1968. Para recordar esta efeméride, la sala de esta centenaria entidad acogerá el próximo 28 de septiembre la proyección de Aelita (Yakov Protazanov, 1924), un clásico soviético de la ciencia ficción con el que se inauguró la primera edición del Festival. De la mano de Guillermo del Toro, Dario Argento y William Friedkin, Sitges recupera filmes como 'El exorcista' (1973), 'Suspiria' (1977) o 'La cumbre escarlata' (2015), claves para entender la evolución del género fantástico desde finales del siglo XX hasta el nuevo milenio. Además, el Festival rendirá homenaje a la actriz Susan Sarandon, protagonista de la película de culto 'The Rocky Horror Picture Show' (1975), que después llegaría a convertirse en una de las grandes damas de Hollywood. El esqueleto que sustenta la programación que podrá verse en el Festival, del 5 al 15 de octubre, está conformada por la obra de jóvenes realizadores procedentes de Estados Unidos, Latinoamérica, Asia y Europa, que están llamados a convertirse en los líderes de lo fantástico de los próximos años. Brian Taylor, Hélène Cattet, Bruno Forzani, Emilio Portes, Cho Sun-ho, Andrés Goteira, entre otros, dejarán su impronta en un festival. El escritor y director Brian Taylor dirige 'Mom and Dad', su primera película en solitario después de la imprescindible 'Crank: veneno en la sangre'. 'Mom and Dad' narra una extraña epidemia que provoca ataques de violencia letal de padres contra hijos. Está protagonizada por Nicolas Cage y Selma Blair. Por su parte, S. Craig Zahler –que deslumbró con su ópera prima 'Bone Tomahwk'– vuelve a Sitges con 'Brawl in Cell Block 99', en la que un exboxeador reconvertido en traficante de drogas aterriza en una prisión que se convertirá en un auténtico campo de batalla. Procedente de Estados Unidos también se podrá ver 'Happy Death Day', una divertida comedia de terror firmada por Christopher Landon, que mezcla los argumentos de Scream y Atrapado en el tiempo, hasta hacer enloquecer a Jessica Rothe, que ve como un enmascarado la mata una y otra vez. Un argumento, el del tiempo, que también será el protagonista de la película coreana 'A Day, del debutante Cho Sun-ho', en la que un famoso cirujano es testigo de un accidente en el que ve morir a su hija. Una escena que se repetirá en un bucle sin fin, y en la que el padre intentará cambiar el destino de su hija. Después de un año 2016 en el que los grandes autores asiáticos coparon la programación del Festival de Sitges, en la presente edición, el espectador podrá comprobar que hay vida más allá de grandes títulos como 'La doncella', con películas como por ejemplo la taiwanesa 'mon mon mon Monsters', de Giddens Ko, que combina el bullying escolar con el terror sobrenatural en un film que desborda talento, ingenio y que se encuentra entre las sorpresas que el Festival presenta cada año. Otros debuts destacados de la selección asiática son el de Jonathan Li (asistente de dirección en la trilogía de 'Infernal Affairs'), que presenta 'The Brink', un thriller 100% de Hong Kong, protagonizado por Shawn Yue, que sorprenderá; y el de Lee Sa-Rang, que consigue con 'Real' un cruce entre Nicolas Winding Refn y el mejor thriller coreano. La canadiense Les affamés, de Robin Aubert –conocido por la inquietante Saints-Martyrs-des-Damnés-, reinventa el género de zombis, con una visión intelectualizada y casi ya de culto después de pasar por los festivales de Toronto y Austin. Otro de los grandes debuts del año, que consolida el papel de las mujeres realizadoras en el cine de género, es el de la directora francesa Coralie Fargeat. Su ópera prima, Revenge, destila violencia con gestos de complicidad a los clásicos de los 70, y contiene un clímax final que será un sueño para los amantes de lo fantástico. Desde Hungría llegará Jupiter's Moon, de Kornél Mundruczó, director que siempre ha introducido el elemento fantástico en sus películas, convirtiéndolo en un mecanismo visual perfecto. Por su parte, el británico David Bruckner, juega a 'The Ritual' con texturas que van más allá de 'La bruixa de Blair' o 'La bruixa', para conseguir una película de horror, que ha gozado de una excelente recepción en Toronto. Más talento europeo este año en Sitges llegará de la mano de 'Thelma', del noruego Joachim Trier, que desde el punto de vista autoral, presenta un thriller sobrenatural que profundiza en la existencia humana, con la superproducción rusa 'Salyut-7', film que narra el rescate de la estación espacial Salyut-7 en 1985; o con el espectacular western holandés 'Brimstone', protagonizado por Dakota Fanning y Guy Pearce. Sitges también contará con el debut de Sergio G. Sánchez, con Marrowbone'. El documental, presente siempre en la programación del Festival, tendrá su representación con títulos como 78/52, de Alexandre O. Philippe –que ha presentado algunos documentales en ediciones pasadas del Festival–, que estará en la Sección Oficial a competición. La pieza analiza minuciosamente la escena de la ducha de Psicosis, de Alfred Hitchcock. Junto a esta cinta, se podrá ver 'Caniba', después de su paso por la Mostra de Venecia, un film dirigido por Lucien Castaing-Taylor y Verena Paravel, que refleja la desconcertante importancia del deseo caníbal en la existencia humana.