El expolicía de Girona que mató a la cuñada y apuñaló a su mujer volverá a ser juzgado

26 de marzo de 2017 a las 08:34h

El expolicía de Girona que asesinó a la cuñada y apuñaló a su mujer en Caldes de Malavella (la Selva) el 28 de mayo de 2013 se sentará, de nuevo, en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Girona a partir de este lunes. Será la segunda vez que juzgan a Antonio Alcaraz después de que el Tribunal Supremo tumbara la sentencia que el enero pasado lo condenó a 21 años de prisión por un pacto entre fiscalía, acusación particular y defensa. El Supremo estimó el recurso de la defensa (interpuesto porque Alcaraz renegó del pacto y aseguró que lo habían presionado) y resolvió que se tenía que volver a hacer el juicio porque se había tratado de una "conformidad encubierta". La fiscalía pide para el expolicía una pena de 43 años de prisión.

El juicio comenzará este lunes en la sección cuarta de la Audiencia de Girona con la declaración del acusado. Según el guion, está previsto que se alargue hasta el viernes, y acabará con el informe del fiscal, acusación particular y defensa antes de quedar visto para sentencia. En esta ocasión, lo juzgará un tribunal nuevo después de que el Supremo obligara a repetir el juicio "en la mayor brevedad posible" y ante un tribunal diferente al que lo juzgó el 25 de enero pasado. Entonces, la sección cuarta de la Audiencia de Girona condenó a Antonio Alcaraz a 21 años de prisión después de que fiscalía, acusación particular y defensa llegaran a un acuerdo. Una vez dictada la sentencia, sin embargo, el condenado renegó del pacto y aseguró que había accedido porque su abogado y la fiscal que entonces llevaba el caso lo habían presionado. Por eso, interpuso recurso a la sentencia. El Supremo le dio la razón porque entendía que, con la conformidad encubierta, se había vulnerado la legalidad procesal. El alto tribunal recordaba que cuando un acusado se enfrenta a más de 6 años se tiene que hacer el juicio obligatoriamente y no se puede llegar a acuerdos. "En realidad, se trató de la simulación de un juicio", concluía la sentencia. Después de renegar del acuerdo de 21 años de prisión, ahora Alcaraz se vuelve a enfrentar a una petición de 43 años de prisión (20 años por asesinato, 12 por un intento de asesinato con agravante de parentesco y 10 por dos delitos de lesiones psíquicas). El mismo Alcaraz reconoció los hechos después del crimen y durante la instrucción del caso. Según el relato de la fiscal, el 28 de mayo de 2013 fue hasta casa de su hermano porque sabía que habían acogido a su mujer, con quien estaba en proceso de separación. El matrimonio llevaba 28 años juntos, vivía en Vilablareix (Gironès) y tenía dos hijos en común. Crimen ante las niñas Según el escrito de conclusiones provisionales de la fiscalía, el crimen tuvo lugar a primera hora de la mañana. Hacia las nueve menos cuarto, la mujer y la cuñada se marchaban de la casa de Caldes de Malavella en coche. En el vehículo también iban las hijas de la víctima mortal y del hermano del acusado, que entonces tenían 6 y 10 años, que iban a la escuela. El expolicía había hecho guardia ante la casa con su coche, esperando a que se abriera la puerta del garaje. Cuando esto pasó, subió la rampa de acceso con el coche "a gran velocidad" y entró dentro del garaje, arrimándose al otro vehículo. Entonces, el expolicía bajó del coche y, esgrimiendo un cuchillo de 25 centímetros de hoja, fue directamente hacia su cuñada, que acababa de volver de dentro de la casa. El expolicía hizo caso omiso de los gritos de la víctima, que le dijo horrorizada: "Antonio, por favor, que están las niñas delante". Alcaraz, por toda respuesta, gritó: "Tú cállate, que tienes la culpa de todo". Y sin que la cuñada pudiera reaccionar, le asestó "una profunda cuchillada a la altura del cuello". Mientras la cuñada, herida de muerte, intentaba caminar hacia la puerta del garaje, el procesado se giró hacia su mujer. Le clavó dos cuchilladas en el cuello y en el pecho mientras le decía: "¡Lo ves, ya te lo había dicho, no me has hecho caso!". Después, Alcaraz volvió a atacar a la cuñada con el cuchillo. Le dio dos puñaladas más en el cuello, que la hicieron desplomar muerta sobre el suelo del garaje. Mientras tanto, la mujer de Alcaraz se estaba taponando las heridas con las manos en un intento de contener la hemorragia. La mujer suplicó al expolicía que la llevara al hospital y el acusado accedió. La hizo subir a su coche y la llevó hasta el Santa Caterina de Salt (Gironès), dejando a las dos niñas pequeñas -que lo habían presenciado todo- en la vivienda de Caldes de Malavella. El expolicía argumenta que sufre un trastorno mental que le afectó a sus capacidades en el momento de cometer el crimen.

Sobre el autor
C CIUTAT
Redacció
Ver biografía
Lo más leído