El gobierno de Barcelona inicia ahora los trabajos para redactar durante el 2018 una regulación sobre los vehículos compartidos en la ciudad, de forma que los operadores puedan actuar de forma segura y estable y el Ayuntamiento pueda definir los usos y espacios que ocupan estos servicios. El ejecutivo ha elaborado un primer estudio donde se determina la existencia de un total de 15 empresas que ofrecen vehículos: 7 de coches, 6 de motos y 3 de bicicletas. Hay que tener en cuenta que Som Mobilitat dispone de automóviles y motocicletas. La diagnosis concluye que este tipo de servicio reduce y renueva el parque de vehículos y disminuye la contaminación, pero a la vez también existe el riesgo de una ocupación excesiva del espacio público.
El estudio ha evaluado el impacto de los sistemas de movilidad con vehículo de uso compartido en la ciudad y ha estudiado la experiencia en otras ciudades y sus regulaciones. Las empresas trabajan con modalidades diferentes de servicio: desplazamiento libre, con o sin estaciones fijas, o desplazamiento circular.
Se concluye que este tipo de servicios reduce y renueva el parque de vehículos existentes, ayuda a disminuir la contaminación atmosférica y acústica y permite potenciar el cambio modal incentivando la decisión de no comprar un vehículo privado. También fomenta el uso del transporte público y de la bicicleta, implicando también un impulso al vehículo eléctrico.
Ahora bien, existe un riesgo de una fuerte ocupación del espacio público por los aparcamientos, con un impacto negativo sobre la seguridad vial.
Entre las ventajas para el usuario, el trabajo señala la reducción del coste de amortización y de tenencia de un vehículo, el ahorro del mantenimiento, la mejora de la accesibilidad al vehículo, la flexibilidad de un servicio prácticamente puerta a puerta o la oferta de una alternativa flexible ante la necesidad de restringir el uso del vehículo privado.
A su vez, como debilidades, se constata que no son servicios útiles o rentables para aquellas personas que necesitan de forma imperativa el coche o moto frecuentemente; que son servicios ya utilizados por usuarios con una baja tasa de tenencia de vehículos; requieren de importantes espacios de aparcamiento; la flota no se encuentra distribuida uniformemente por toda la ciudad, y muchos de sus usuarios viven en áreas muy bien conectadas con transporte público.
El perfil de usuario tipo tiene una edad comprendida entre los 26 y los 35 años, más hombres que mujeres, de renta media y media alta y con un nivel de estudios elevado. No son usuarios habituales de coche y tienen unos hábitos de movilidad intermodal. El uso que hacen de este tipo de empresas de vehículo compartido es para desplazamientos puntuales.