El acusado de intentar asesinar a su compañero de piso dice que fue el otro quien le atacó

14 de diciembre de 2017 a las 15:42h
El vecino de Blanes (Selva) acusado de intentar asesinar a su compañero de piso con una catana ha negado los hechos y ha declarado que él solo se defendió y que fue el otro quien le atacó con el arma. También ha dicho que la catana era de la víctima. Durante el juicio, ha expuesto que habían tenido una pelea y que antes de los hechos habían estado bebiendo grandes cantidades de alcohol y droga. También ha explicado que se habían discutido porque la víctima, que vivía con él y su familia en su casa, tenía un "mal comportamiento" y que le había pedido que se marchara de la vivienda. Después de la pelea le abrió la puerta para que saliera y ha asegurado que en ningún momento vio que sangrara. La víctima, por su parte, no ha ratificado lo que había declarado ante el juez el pasado diciembre, cuatro meses después de los hechos, porque no recordaba demasiado bien qué pasó. Lo que sí ha dicho es que se despertó al recibir un golpe, aunque sin especificar con qué instrumento. También ha dicho que no creía que lo quisiera matar porque lo dejó marchar. El procesado se enfrenta a 12 años de prisión por un delito de tentativa de asesinato. El caso ha quedado visto para sentencia.
El acusado de intentar asesinar a su compañero de piso en la vivienda de Blanes donde vivían ha explicado que eran amigos desde hacía años porque habían estudiado juntos en Girona. Y que lo había acogido en su casa, con su mujer e hijos, porque la víctima no tenía adónde ir. Los hechos que se han juzgado tuvieron lugar la madrugada del 13 de agosto del año pasado en un piso del barrio de la Plantera. Durante el interrogatorio, el procesado ha explicado que la tarde y la noche anterior él y la víctima habían consumido alcohol y drogas (entre los dos, unos 5 gramos de cocaína y dos botellas de whisky a partes iguales). Según la fiscal, el ataque tuvo lugar entre las tres y las cuatro de la madrugada, cuando la víctima dormía en el sofá. El procesado, sin embargo, ha contravenido este relato, asegurando que ambos estaban despiertos en el comedor (donde continuaban consumiendo). Fue entonces cuando el acusado le dijo a la víctima que quería que se fuera del piso porque tenía "un comportamiento muy malo". "Se puso agresivo y cogió la catana; yo me limité a defenderme y solo quería que se marchara de casa", ha afirmado el acusado durante el juicio. Además, también ha precisado que la catana era de la víctima y que estuvieron "forcejeando". En este sentido, ha negado haberlo atacado –"forcejeamos los dos", ha dicho- y ha asegurado que en ningún momento vio que sangrara. De ser así, ha añadido, él mismo habría llamado a emergencias. El acusado ha explicado que, después de eso, abrió la puerta para que el otro se fuera, y que la víctima pudo salir por su propio pie. Mientras se iba, el procesado ha relatado que tiró la catana escaleras abajo. En referencia a la pelea, el acusado también ha precisado que él sufrió una herida en la cabeza que "se curó sola". Atrincherado por miedo Durante el juicio, el acusado también ha explicado por qué se atrincheró durante horas en el edificio cuando la policía lo fue a buscar, y acabó huyendo por el tejado. Según ha dicho, decidió encerrarse porque tenía miedo de que lo detuvieran y lo obligaran a marcharse a su país. El procesado estuvo meses desaparecido y obligó al juzgado a dictar una orden de busca y captura contra él. La policía no lo pudo arrestar hasta noviembre. Desde entonces, se encuentra en prisión preventiva. Por último, el acusado ha precisado que se sentía "mal" por lo que había sucedido, pero que después de la pelea se preocupó por la víctima (que tuvo que ingresar en el hospital). De hecho, ha dicho que llamó a su madre para pedirle que lo cuidara. También ha explicado que, poco después, ellos dos recuperaron el contacto, y que hablaban de la pelea por mensajes o a través de facebook. No recuerda bien los hechos Por su parte, la víctima, ya de entrada, no ha ratificado aquello que había declarado durante la instrucción. Ha dicho que no recordaba demasiado bien qué pasó y que cuando se había despertado, ya se encontraba en el hospital. Para que constara en acta, durante el juicio se ha leído la declaración que prestó ante el juzgado. Fue en diciembre del año pasado (cuatro meses después de los hechos). Allí, la víctima relataba que él y el acusado habían consumido alcohol y drogas, y que el procesado lo había atacado con la catana y una defensa extensible porque había hablado con su amante. A raíz del ataque, la víctima sufrió heridas en la cabeza, en el brazo izquierdo –que en aquel momento llevaba enyesado- y tres puñaladas en el muslo. En total, necesitó 60 grapas de sutura. Después de escuchar lo que había declarado, la víctima ha afirmado que "los hechos no fueron así", aunque tampoco ha sido demasiado preciso. Cuando la fiscal le ha preguntado si estaba durmiendo cuando fue atacado, él lo ha confirmado. Ha dicho que se despertó al recibir un golpe, pero no ha precisado dónde ni con qué. La víctima también ha admitido que, posiblemente, durante la pelea, él también golpeó al acusado. Y ha dicho que no sabía de quién eran las armas. De todo aquello que declaró en instrucción, una de las pocas cosas que ha ratificado es que no creía que el procesado lo quisiera matar, porque lo dejó marchar del piso. Por otra parte, también ha confirmado que la madre y la hermana del acusado lo acogieron después de estar en el hospital porque era un "indigente" y ha agradecido las atenciones que recibió mientras se estaba recuperando. La fiscal le ha preguntado si lo cuidaron a cambio de no declarar contra el acusado y él lo ha negado. "Tenemos una buena relación de siete años y su madre es como mi madre", ha dicho. La víctima, de la misma manera que el acusado, también ha llegado esposada a la sala de vistas. Y es que actualmente se encuentra encarcelada cumpliendo condena por otro caso. La declaración de los testigos Entre los testigos, estaba el vigilante de unos apartamentos turísticos situados a unos 200 metros de la vivienda. Fue él quien vio a la víctima con la ropa y la cara manchadas de sangre y quien llamó a la ambulancia. El hombre ha explicado que, cuando se la encontró, la víctima estaba de pie y que en ningún momento perdió el conocimiento. Un agente de la Policía Local de Blanes, que lo vio ya en la ambulancia, también ha explicado que tenía la cara y el cuerpo "llenos de sangre" y que no quiso colaborar en ningún momento cuando se le preguntó por lo que había pasado. Solo les dijo su nombre. Otro agente del cuerpo, que estuvo presente en el registro de la vivienda, ha detallado que en el piso encontraron una catana y dos defensas extensibles con sangre. Y ha precisado que la primera es un arma reglamentada que pueden utilizar mayores de edad (pero solo como ornamento) y que las dos defensas están prohibidas por la normativa. Quien también ha declarado ha sido la madre del acusado, que lo ha hecho de forma voluntaria. Durante su exposición, ha subrayado que los dos hombres eran muy amigos y que su hijo nunca le explicó qué pasó realmente. También ha confirmado que cuidaron a la víctima durante más de un mes, tal como les había pedido el acusado. En cuanto a los forenses, estos han confirmado las lesiones de la víctima y que las heridas más graves eran "incisivas y lineales" causadas por la parte cortante de la catana. Por su parte, los psicólogos han descartado que el procesado tuviera alguna adicción ni tampoco problemas psíquicos. En todo caso, han dicho, podía tener problemas de conducta, pero era capaz de discernir entre el bien y el mal. La fiscal mantiene los 12 años de prisión Al final del juicio, la fiscal ha mantenido la demanda de 12 años de prisión para el acusado. Lo considera autor de un intento de asesinato, porque atacó "por sorpresa y con alevosía diferentes puntos vitales" de la víctima, y si no hubiera recibido asistencia médica enseguida, podría haber muerto. Además, la acusación pública también ha subrayado que la víctima no se pudo defender en condiciones, entre otras cosas porque llevaba un brazo enyesado. Durante su informe, la fiscal también ha puesto de relieve que la víctima no ha sido "explícita" durante su declaración. "No sabemos si es porque tiene miedo, por amistad o por encubrimiento", ha añadido. Además de la pena de prisión, la fiscal también solicita que el acusado no se pueda acercar a menos de medio kilómetro de la víctima durante diez años, y que todo este tiempo se lo pase en libertad vigilada. En materia de responsabilidad civil, el ministerio público pide que se le imponga una indemnización de 10.300 euros. Por su parte, la defensa ha solicitado la absolución de su cliente alegando que, durante el juicio, no ha quedado probado que el acusado tuviera voluntad de asesinar a la víctima. De manera alternativa, sin embargo, ha calificado los hechos de un delito de lesiones con la concurrencia de tres atenuantes: reparación del daño, drogadicción y legítima defensa. En este caso, pide una pena de un año de prisión. El juicio, que se ha celebrado en la Sección Cuarta de la Audiencia de Girona, ha quedado visto para sentencia
Sobre el autor
C CIUTAT
Redacció
Ver biografía
Lo más leído