Los Mossos d'Esquadra detuvieron, el domingo 21 de enero, a dos hombres de 18 y 21 años y vecinos de Barcelona, como presuntos autores de delitos contra la seguridad del tráfico por conducir bajo los efectos del alcohol y las drogas, de conducción temeraria, de daños y de desobediencia y resistencia a los agentes de la autoridad. Los hechos ocurrieron el mismo día, hacia las 07:00 h, cuando agentes de tráfico detectaron en la autovía B-23, en término municipal de Sant Feliu de Llobregat, un vehículo que circulaba a 133 kilómetros por hora en un tramo limitado a 80. Los Mossos intentaron detener el vehículo pero, según explican, el conductor no hizo caso de las advertencias y comenzó a adelantar "temerariamente y a gran velocidad" a los vehículos que circulaban tanto por la derecha como por la izquierda. La persecución llegó hasta l'Ampolla (Baix Ebre), donde finalmente se les pudo interceptar.
Según el relato policial, durante la persecución el conductor escapado circuló a velocidades entre los 190 y los 210 kilómetros por hora, a ratos con las luces apagadas, lo que puso en peligro la vida del resto de usuarios de la vía. Cuando llegó al peaje de la AP-7 en dirección Tarragona, el coche no se detuvo y se llevó la barrera por delante. Además, el turismo provocó daños en otros vehículos durante la fuga. Finalmente, los Mossos lograron detener el vehículo en l'Ampolla, a 160 kilómetros del punto inicial de la infracción. Los agentes detuvieron al conductor, que según la policía se resistió y les propinó patadas y puñetazos. Dentro del coche iban tres personas más, una de las cuales, un joven de 21 años, también agredió a los agentes según la policía. Por este motivo también fue detenido. El conductor dio positivo en las pruebas de alcoholemia y de consumo de drogas, con una tasa de 0,34 miligramos de alcohol por litro de aire aspirado (la tasa máxima permitida es 0,25) y positivo en cannabis. Los detenidos pasaron a disposición judicial y quedaron en libertad con cargos.