Los Mossos d'Esquadra han culminado una operación iniciada hace cinco años, con la detención en Getafe (Madrid), de un hombre que se hacía pasar por revisor del gas. La investigación se inició en 2012, aunque el hombre llevaba 14 años realizando esta actividad delictiva. El arrestado elegía personas de edad avanzada, de Barcelona o Madrid, accedía a sus domicilios haciéndose pasar por operario de gas, con una carpeta en la mano y con un trato afable, y les sustraía dinero y joyas. En total, los Mossos han contabilizado 17 víctimas, 16 mujeres y un hombre, con edades entre los 65 y los 92 años y el botín asciende a unos 160.000 euros. En algún caso, cuando el impostor era descubierto, utilizaba la violencia para poder huir. El detenido pasó a disposición judicial el 25 de junio y el juez ordenó su ingreso en prisión. Según han informado los Mossos d'Esquadra, el hombre aprovechó un permiso penitenciario en el año 2013 para no reingresar en prisión y evitar cumplir la condena pendiente, aunque los primeros hechos delictivos se remontan al año 2003. A partir de ese momento, volvió a retomar su actividad delictiva entre Barcelona y Madrid: viajaba entre las dos ciudades para cometer robos de las mismas características. Para no ser identificado y detenido -ya que tenía órdenes de detención judicial que comportaban su reingreso en prisión- utilizaba la identidad de su cuñado. Finalmente, los investigadores pudieron situarlo en la localidad madrileña de Getafe donde vivía con su pareja sentimental actual y lo detuvieron, el 22 de junio.
Para cometer los robos siempre actuaba de la misma manera: de entrada procuraba hacerlo por medio de un hurto pero en ocasiones utilizaba la violencia cuando la víctima se daba cuenta del robo. Entonces le propinaba fuertes empujones o golpes con la finalidad de asegurarse la huida del domicilio.
El autor actuaba solo, hablaba en castellano o catalán, dependiendo de la lengua que utilizara la víctima e iba siempre con una carpeta o portafolios con la excusa de hacer la revisión del gas y así poder moverse por todo el piso sin control en busca de objetos de valor. Su trato afable servía para generar confianza en los ancianos. Incluso, hay un caso en que una de las víctimas lo invitó a comer, aunque no lo aceptó para evitar que algún familiar lo pudiera detectar.
Todas las víctimas eran personas de edad avanzada, con una media de edad situada entre los 65 y los 92 años. En total, se contabilizaron 17 víctimas, 16 mujeres y 1 hombre. Entre joyas, dinero y otros objetos solo en los hechos delictivos investigados el botín supera los 160.000 euros.
El detenido, de 44 años y nacionalidad española, pasó a disposición judicial el día 25 de junio y el juez decretó su ingreso en prisión.
