JxCat, ERC y la CUP se marcan como objetivo que las tres candidaturas independentistas sumen una mayoría en votos y escaños para reforzar el resultado del 1-O y enterrar el 155. Unas elecciones polarizadas en dos bloques que se celebran en circunstancias excepcionales como consecuencia de la aplicación del 155, con consejeros en prisión y el president Carles Puigdemont en Bruselas. Si las tres candidaturas independentistas no alcanzan los 68 escaños de la mayoría absoluta, se abriría el abanico de los pactos postelectorales y el PSC tendría la clave. Cs y PP quieren un gobierno del frente constitucionalista con los socialistas para poner fin al proceso. Pero la candidatura de Iceta marca perfil propio a pesar de haber apoyado el 155 y se limita a decir que pactará con quien le haga presidente. Por su parte, los comunes apuntan a un tripartito de izquierdas con ERC y PSC poniendo condiciones. ERC apuesta por un acuerdo amplio con JxCat, CUP y comunes, pero Catalunya en Comú rechaza cualquier entendimiento con PDeCAT. En caso de que las tres candidaturas independentistas sumen en escaños pero no en votos, tal y como ocurrió en las últimas elecciones del 27-S, se podría reabrir el debate sobre la hoja de ruta del proceso.
ERC tiene sobre la mesa dos posibilidades para encarar la campaña, en función de si los candidatos que fueron enviados a prisión y los que se marcharon a Bruselas pueden o no participar con normalidad. Sin embargo, gran parte del peso de la campaña lo tendrá igualmente la secretaria general de ERC y número dos de la lista, Marta Rovira. Los republicanos presentan el 21-D como el referéndum que el Estado no se ha atrevido a pactar y tienen el objetivo de ganar las elecciones de manera "clara" y poder así liderar un Gobierno, sea con Junqueras de presidente o con Rovira como alternativa si el cabeza de lista no puede asumir el cargo. Aunque JxCat defiende que el 21-D debe servir para restituir al president Puigdemont, los republicanos apuestan por una fórmula para reconocer la legitimidad del president pero a la vez elegir un nuevo gobierno ejecutivo. En cuanto a los pactos postelectorales, sus objetivos pasan por reeditar un acuerdo entre los independentistas, pero en función de la correlación de fuerzas en el Parlament, contemplan también la posibilidad de alcanzar algún tipo de acuerdo colateral con los comunes. De hecho, últimamente los republicanos han puesto el acento en ampliar la mayoría independentista mirando hacia el espacio de los comunes. El president destituido, Carles Puigdemont, lidera la lista de Junts per Catalunya (JxCat), tras fracasar el intento por formar una candidatura unitaria del soberanismo. Desde Bruselas, el jefe del Gobierno ha formado una lista con un 65% de independientes (86 candidatos) con poco peso del PDeCAT. Se trata, pues, de una candidatura "excepcional", según fuentes de JxCat, que mezcla la continuidad "legítima" de Puigdemont al frente, con la novedad de independientes como el expresidente de la ANC, Jordi Sànchez, número dos por Barcelona. De hecho, plantean el 21-D como la oportunidad de restituir a Puigdemont como president y rechazan que las elecciones sirvan para investir a alguien más como president. En este sentido, rechazan la fórmula de ERC de un Gobierno ejecutivo con el argumento de que sólo puede haber un solo Gobierno con Puigdemont al frente y Junqueras como vicepresidente. JxCat se marca el objetivo de ganar las elecciones para, después, priorizar la vía del diálogo con el Estado sin "descartar nada categóricamente", tampoco la unilateralidad. En cuanto a los pactos postelectorales la candidatura se limita a apuntar que el primer objetivo es ganar los comicios, sin concretar si buscaría acuerdos con el anterior socio de Gobierno, ERC, o no. A su vez otras formaciones como Catalunya en Comú y la CUP ya han dejado claro que no quieren pactar con JxCat. En una entrevista a la ACN, la coordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal -que no va a las listas- subrayó que no ve a JxCat apoyando ni buscando acuerdos con partidos que hayan sido "cómplices" del 155. Ciudadanos (Cs) presenta una candidatura prácticamente idéntica a la de 2015, con los mismos cuatro cabezas de lista con Inés Arrimadas al frente. Es una lista totalmente continuista respecto a las de hace dos años, si bien el periodista Nacho Martín Blanco se incorpora como independiente, en el sexto lugar por Barcelona. Cs se presenta al 21-D con el objetivo de ser la primera fuerza constitucionalista, después de que en 2015 ya se erigiera como el segundo partido en el Parlament, con Arrimadas ejerciendo de jefe de la oposición. Hace dos años la formación naranja obtuvo 25 diputados (16 más que en 2012). La aspiración de Cs es liderar un gobierno "de cambio" y "alternativo" al independentismo. En este sentido pide a PSC y PPC que acepten negociar un ejecutivo conjunto, con Arrimadas de presidenta en caso de que sea la candidata más votada de entre estos tres partidos. La líder de la formación naranja aceptaría renunciar a la presidencia de la Generalitat si Cs no es el partido constitucionalista más votado. En una campaña muy bipolar en dos bloques, los comunes buscan presentarse como la vía del medio que se resume con la frase repetida 'ni 155 ni DUI' y tienen el objetivo de ser una fuerza decisiva después de las elecciones. Con la intención de dejar atrás la mezcla de siglas y las tensiones internas de CSQP, los comunes se presentan este 21-D mirándose en las candidaturas que les dieron la victoria en las dos últimas elecciones al Congreso. Lo consiguieron con Xavier Domènech al frente, que liderará ahora su tercera campaña como cabeza de lista. Aunque han evitado por ahora hacer pronósticos electorales, el 27-S obtuvieron 11 escaños, los comunes ya han puesto sobre la mesa un gran pacto nacional y social que sirva para ampliar mayorías, también sobre el derecho a decidir: del PSC a la CUP. En cuanto a pactos postelectorales, rechazan acuerdos con Cs, PPC y JxCat. Y miran hacia ERC y el PSC poniéndoles condiciones, piden a los republicanos que abandonen la vía unilateral y a los socialistas, que apuesten por un referéndum pactado. El PSC apoyó el 155 pero quiere marcar perfil propio para diferenciarse de Cs y PPC. Afronta las elecciones del 21-D con una campaña de tono presidencialista y con la voluntad de proponer la investidura de su candidato, Miquel Iceta, para liderar un gobierno que represente el "catalanismo pragmático" y un "cambio de rumbo" respecto al proyecto independentista. Iceta ha expresado en precampaña que pactará con quien le haga presidente y ha cerrado la puerta a investir a un presidente independentista pero también de Cs. Los socialistas repiten con Iceta como cabeza de cartel, quien el 27-S de 2015 consiguió 16 diputados y fue la tercera fuerza más votada. Una de las sorpresas es la alianza con Units per Avançar, por la que el número tres de la lista por Barcelona lo ocupará el exconseller y miembro de la antigua Unió, Ramón Espadaler. De manera simbólica, la lista la cierra el exfiscal Carlos Jiménez Villarejo e incorpora también representantes de Societat Civil Catalana, Tercera Via y Federalistes d'Esquerres. El PPC también repite candidato con Xavier García Albiol, quien el 27 de septiembre de 2015 obtuvo 11 diputados, convirtiéndose en quinta fuerza. Los populares concurren a los comicios buscando el "aval" a la aplicación del artículo 155 de la Constitución y asegurando que después del 21-D será necesario un acuerdo de las formaciones "constitucionalistas" para evitar un nuevo gobierno independentista. Por ello, han hecho llamamientos a Cs y PSC a entenderse, aunque no esconden su desconfianza hacia que estos dos partidos puedan pactar con otras fuerzas para conseguir la investidura. La lista con la que se presentan es de continuidad, con Levy repitiendo como número dos, seguida del hasta ahora portavoz adjunto en el Parlament Santi Rodríguez y la también diputada Esperanza García. Vuelve pero a la candidatura el exalcalde de Castelldefels y antiguo diputado, Manuel Reyes. La CUP superó todas las expectativas al pasar de unos incipientes 3 diputados a los 10 del 27-S, unos resultados que dieron a la izquierda anticapitalista la clave para todos los pasos del independentismo en el Parlament. Dos años después, la mayoría de encuestas les pronostican un resultado a la baja -los 'cupaires' han esquivado hablar de cifras- para una candidatura que, por la brevedad de la legislatura, permite que algunos de los hasta ahora diputados repitan como candidatos el 21-D. Es el caso del cabeza de lista por Barcelona, Carles Riera, y de la número 1 por Lleida, Mireia Boya. A la espera de que el Consell Polític de este fin de semana apruebe el programa electoral de los 'cupaires', hasta ahora sólo han descartado por "tibio" el borrador de puntos comunes al programa que plantearon Junts per Catalunya y ERC: se mantienen en la vía unilateral y defienden que ahora se debe implementar la república catalana.