Cinta Bellmunt - periodista evolutiva y arqueóloga "Tenemos restos arqueológicos a nuestro alcance que no conocemos"

07 de noviembre de 2017 a las 11:48h

Cinta Bellmunt es periodista y arqueóloga. Es la responsable de comunicación del IPHES (Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social), una institución que se dedica a la investigación, docencia y socialización de la evolución humana desde Tarragona al mundo. Un instituto que investiga situaciones del pasado para prospectar mejoras para la sociedad de nuestros días

Cinta Bellmunt, periodista y arqueóloga. ¿Estas dos profesiones tienen puntos en común?

Sí, porque el periodismo es comunicación. En la arqueología, estudias diferentes momentos históricos, para interpretar también los hechos y darlos a conocer. Antes, los eruditos se quedaban las investigaciones para su placer personal, hoy en día, no. También hay semejanzas con el método de trabajo: como periodista, te llega un dato y tienes que investigar, contrastar. Los arqueólogos tienen un fósil e intentan saber más y verificarlo con otros fósiles.

¿La comunicación de la ciencia goza de buena salud?

Nos ayuda a entender que la ciencia no es cosa de cuatro investigadores que están en un laboratorio, sino que esta tarea nos contribuye a tener una vida mejor y que sea justa para todos. Ahora hay más conciencia de los beneficios que aporta la ciencia. Los medios de comunicación no pueden interpretar un artículo científico y la función de los gabinetes es necesaria para dar visibilidad e interpretación.

Vas a experimentar los primeros pasos del IPHES

Vi la creación del IPHES. Desde el Departamento de Historia de la universidad, Eudald Carbonell creó un grupo de investigación con estudiantes. Se quiso apostar por la comunicación de la ciencia, era una idea muy revolucionaria en aquel tiempo: comunicar las investigaciones. Yo como corresponsal publicaba sobre sus excavaciones.

¿Hay apoyo por parte de las instituciones?

Sí, el Ayuntamiento de Tarragona nos ha dado mucho apoyo. Ballesteros es muy fan del IPHES (ríe). Ahora está el tema del Banco de España que se quiere transformar en un edificio donde tres institutos potentes de la ciudad (IPHES, ICIQ y el ICAC) tengan una plataforma de divulgación científica. Después, también nos ayuda la Generalitat a través de subvenciones a proyectos de investigación. La Diputación de Tarragona también nos subvenciona y hace posible que las exposiciones que realizamos desde el IPHES sean itinerantes por diversas localidades de la demarcación. Esto garantiza que en pueblos –que son pequeños y que no tienen demasiados recursos económicos- puedan tener este tipo de exposiciones. Por otro lado, hay muchos ayuntamientos como el de La Canonja que también se implican con nosotros como es el caso de la excavación de La Boella y que gracias a su ilusión se podrá hacer un centro de interpretación dedicado a sus principales aportaciones.

¿En qué tareas está el IPHES en la actualidad?

El IPHES actúa hasta a nivel internacional. En la actualidad, estamos en Túnez, en Marruecos, en Irak, Irán... Desde Tarragona al mundo, nuestro campo base es Tarragona. Las ramas del IPHES son: investigación, docencia y socialización. Desde el IPHES estudiamos el Paleolítico –el núcleo fuerte es desde que aparecen los primeros homínidos, hace sobre 2,8 millones de años, aproximadamente- hasta la actualidad. Somos un instituto que estudia la prehistoria para entender el momento actual y así encontrar paralelismos de comportamiento. Intentamos ver situaciones del pasado para no caer en los mismos errores o prospectar mejoras para la sociedad de nuestros días: queremos saber hacia dónde vamos como especie y así contribuir a tener un mundo mejor.

El IPHES tiene muchas líneas de investigación: se estudia la tecnología –a partir de las primeras herramientas hasta la actualidad-, el porqué surge el canibalismo –si respondía a un ritual o a una necesidad biológica o ambiental-, compañeros que estudian los cambios climáticos a través de restos fósiles de polen que se encuentran en las excavaciones, aunque también gracias a los restos fósiles de animales para saber qué especie vivía... Otro grupo se dedica a la prospectiva: en función de lo que se encuentra del pasado, cómo se aplica al presente y así encaramos el futuro. También hay otros compañeros que analizan los dientes, ya que gracias a las marcas de corte en los dientes se puede saber que en determinados momentos las han utilizado como tercera mano, qué comían porque cada alimento deja unas trazas características...

¿Somos muy diferentes con los primitivos?

Había guerras hace un millón de años, también había canibalismo, pero también factores positivos: se han descubierto fósiles de personas adultas que no tenían dentadura; por lo tanto, se llegaba a envejecer; si habían vivido tantos años es porque tenían gente a su alrededor que procuraba que la comida fuera asequible para ellos, alguien les trituraba la comida: también existía la actitud de cuidar a la gente mayor y las más delicadas de salud. Además, en el IPHES hemos hecho estudios que demuestran que cambios climáticos ha habido siempre.

Muy interesante.

Por otro lado, una investigación sobre la tecnología nos demostró que los homínidos que la dominaban menos, emigraban. Es decir, la gente menos formada o menos cualificada (aunque ahora, hoy en día, no lo podemos extrapolar porque la gente más cualificada se marcha al extranjero para encontrar trabajo), pero también tenemos inmigrantes que vienen de países poco desarrollados a países más desarrollados para tener más oportunidades. Otra característica sería el arte: el arte rupestre. Tenemos cuevas donde ha quedado impregnado el arte de los homínidos, esta capacidad de captar tu entorno y cargarlo de simbolismo. Además, también tenían estructurada su zona de dormitorio, la zona de las herramientas, su espacio de rechazo donde reciclaban. Se ha demostrado que había herramientas recicladas por las marcas y las veces que se habían utilizado y se habían llegado a modificar. El reciclaje nos viene de la prehistoria.

¿Cuál ha sido la excavación más significativa en la ciudad de Tarragona?

Más que nada, un hallazgo. En el término municipal de Tarragona se encontraron unas pinturas rupestres en una cueva, hacia la Parte de Levante. No están abiertas al público.

¿Cómo es la convivencia arqueológica en Tarragona?

Se ha evolucionado mucho y en positivo. Ahora hay más conciencia del valor que tienen los restos arqueológicos, por parte de la población y las instituciones. Hace 25 años, se encontraban cosas y se querían esconder para evitar problemas de conservación, para frenar obras... Era una época de boom urbanístico, sobre todo, pasó con los restos romanos, como cuando se subieron los restos arriba de la azotea para construir un parking, en el complejo del centro comercial. Si esto pasara hoy en día, no se haría. La prueba es que ahora se hacen otras iniciativas. Hace poco asistí a una ruta en la Parte Baja donde se veían restos arqueológicos que como todavía no están musealizados, no lo sabes. Una ruta de estas, hace años atrás, era impensable. Tenemos restos arqueológicos a nuestro alcance que no sabemos.