Cinco personas asesinadas en solo medio año en las comarcas de Lleida

16 de agosto de 2017 a las 07:46h

"Nuestra principal dificultad no es detener a alguien, sino demostrar que es culpable", asegura en una entrevista el inspector Jordi Salvia. Él es el jefe del Área de Investigación Criminal de la Región Policial de Ponent, un área que se divide en dos secciones, la Unidad Territorial de Investigación, que se encarga de la investigación de hechos delictivos, y la Unidad Territorial de Policía Científica, que se encarga de analizar las pruebas y los escenarios de los casos que lleva la Unidad de Investigación. Estas unidades son "clave", explica Salvia, para que un tribunal acabe condenando a un detenido. En un juicio hacen falta elementos de prueba para demostrar "que esa persona estaba allí cuando se cometieron los hechos" y estos pueden ser huellas dactilares, huellas o restos biológicos, entre otros. En la Unidad Territorial de la Policía Científica de la Región Policial de Ponent, en el año 2016 se entraron en el sistema 700 huellas de detenidos, se recogieron 415 huellas en inspecciones en escenarios donde se había cometido un delito y se consiguieron identificar 83 huellas anónimas de presuntos delincuentes gracias a un sistema de registro unitario de los cuerpos policiales.

Se trata del Sistema Automático de Identificación Dactiloscópica (SAID), del cual forman parte los Mossos d'Esquadra, la Guardia Civil, la policía española y la guardia Foral (Navarra). Este registro permite comparar miles de huellas, explica el investigador responsable, "pero no es tan fácil como en la televisión", reconoce. "Normalmente se hace de manera automática, pero a veces hay que hacerlo manualmente y una por una", añade, ya que se necesita un mínimo de 12 crestas (puntos) de coincidencia para que la huella sea válida.

Y es que hay que hacerlo bien porque, tal como explica Salvia, las huellas son pruebas de cargo "irrefutables", por ejemplo, en robos en interior de domicilios, aunque reconoce que cada vez se encuentran menos porque los ladrones suelen ponerse guantes. "Cuando recogemos una huella de un lugar, la analizamos para poderla comparar con huellas que ya tenemos y la introducimos en el sistema. Tenemos una base de datos de todas las personas que han sido detenidas por hechos delictivos en todo el estado español y se pueden comparar con bases de datos de todas las policías del Estado excepto la Ertzaintza", explica.

Pero las huellas no son el único elemento de prueba en el que se basan los investigadores de los Mossos. En hechos graves como un homicidio o una agresión sexual, por ejemplo, las pruebas más irrefutables son los elementos biológicos del autor encontrados en el cuerpo de la víctima. Y esta es la principal dificultad de los investigadores. "Tenemos que conseguir las pruebas suficientes para que estas personas paguen por lo que han hecho". "A veces podemos saber quién es el autor, pero si no tenemos suficientes elementos que lo demuestren, el día del juicio se librarán", explica Salvia, y "es necesario que la judicatura pueda condenarlos". "También tenemos casos en los que sabemos que una persona es la autora, presentamos pruebas, pero en el juicio se la declara inocente", lamenta el jefe del área en Lleida.

En una investigación, también ayudan los testigos, que "son muy relevantes porque nos ayudan a configurar qué ha pasado y a buscar más pruebas". Por ejemplo, en un homicidio, "no basta con detener al autor, tenemos que poder demostrar el día del juicio que solo aquella persona ha podido hacer eso y que no había nadie más. Y generalmente esa persona nunca dice que lo ha hecho ella, dirá que pasaba por allí", explica Salvia.

Además de las pruebas físicas y los testigos, las nuevas tecnologías "nos han facilitado el trabajo", reconoce el investigador. "Siempre con una orden judicial, podemos hacer el seguimiento de una persona a través de su teléfono móvil". "Las cámaras en comercios, entidades bancarias, autopistas o viviendas también ayudan para poder identificar a una persona y situarla en el lugar de los hechos", añade, y destaca que las redes sociales también ayudan a conducir la investigación. Por ejemplo, en el caso de un doble robo en Tàrrega y Agramunt en el que los autores ataron y amordazaron a una de las víctimas, los denunciantes reconocieron a los autores a través de fotos en una red social, lo cual ayudó a los investigadores a dirigir la actuación.

La Unidad Territorial de Policía Científica también analiza documentación: DNI, pasaportes, solicitudes de asilo o carnets de conducir de otros países, por ejemplo. También billetes falsos o ropa falsificada. La mayor parte de documentos analizados son carnets de conducir y pasaportes extranjeros. Se analiza el color, la textura o la grafología del documento en cuestión. El encargado de esta sección reconoce que hay falsificadores documentales cada vez más expertos, pero que la técnica de los investigadores también evoluciona y que las autoridades modifican los documentos cada cierto tiempo para evitar estos fraudes. También hay personas, explican, que falsifican tickets de parquímetro o carteles de minusválidos para aparcar gratuitamente en lugares reservados para este colectivo. "La picaresca no tiene límites", aseguran los investigadores.

El caso del descuartizador de la Mitjana, el último crimen resuelto en Lleida La Audiencia de Lleida condenó este mes de julio a doce años de prisión al acusado de matar y descuartizar en el año 2011 a un compatriota suyo en Lleida. El caso del descuartizador de la mitjana ha sido el último resuelto en Lleida, es decir, juzgado y sentenciado. Salvia explica cuáles fueron algunas de las pruebas que les ayudaron a resolver el caso y cuál fue la principal dificultad. "Por mucho que se limpió el lugar del crimen, las técnicas científicas revelaron que había muchos restos de sangre que permitieron establecer dónde se habían cometido los hechos". "La principal dificultad fue que cuando los restos cadavéricos se empezaron a localizar en el río y la investigación avanzaba, el sospechoso ya había huido", explica. "Se tardó tres años en localizarlo y después se le tuvo que detener y extraditar", recuerda.

Cifras de criminalidad nunca vistas en las comarcas leridanas Las comarcas de Lleida están viviendo un año 2017 trágico con unas cifras nunca vistas de criminalidad. Solo en el primer medio año cinco personas han muerto asesinadas en cuatro crímenes, cuando la media en la demarcación es de dos crímenes al año. En 2015, por ejemplo, hubo dos muertes criminales y en 2016, tres: en Alfarràs (Segrià), Bellpuig (Urgell) y Albatàrrec (Segrià). Este 2017, los primeros asesinatos fueron dos agentes rurales, muertos a tiros por un cazador en Aspa (Segrià) el 21 de enero. El segundo crimen tuvo lugar el 17 de febrero en la calle Acadèmia de Lleida, donde una funcionaria de Enseñanza fue degollada en su piso presuntamente por un instalador de fibra óptica. El tercer caso ocurrió en Bellvís (Pla d'Urgell), cuando un joven mató a su madre e hirió a su hermano menor de edad. El último, el 23 de junio, cuando un vecino de Lleida apareció muerto en el interior del maletero de su coche aparcado en Barcelona. Los investigadores detuvieron a su cuñado. Se sospecha que lo mató a tiros en su obrador cárnico de Torre-serona (Segrià).

Los Mossos han conseguido detener a los sospechosos de los cuatro crímenes de este 2017. Dos de ellos han reconocido los hechos, aunque el día del juicio podrían desdecirse, y los otros dos niegan ser los autores. Es por eso que el trabajo del Área de Investigación Criminal es tan importante y siguen trabajando para recopilar pruebas que les ayuden a demostrar el día del juicio que los detenidos son los culpables.