NIL HIERRO Carpe diem es una locución latina ideada por el poeta romano Horacio y difundida de manera masiva por el gran público en la película "El Club de los poetas muertos" y que, literalmente, significa "aprovecha el día", es decir, aprovecha el momento, no lo malgastes. Por otro lado, ha sido un tema recurrente en la literatura universal -principalmente durante el Renacimiento, el Barroco y el Romanticismo- como exhortación a no dejar pasar el tiempo que se nos ha brindado y disfrutar de los placeres de la vida dejando a un lado el futuro, que es incierto. Otras traducciones menos literales podrían ser "Aprovecha el día y no confíes en el mañana", "No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy" o "Vive cada momento de tu vida como si se tratara del último". De entrada, de una interpretación fugaz del concepto podría entenderse que este principio vital incentiva actitudes poco responsables o de cierta falta de conciencia en la persona, sin embargo no era esta su razón de ser en un origen, en tiempos de verdaderas penurias y una alta mortalidad, sino el aprovechar el poco tiempo que te proporcionaba la vida o, al menos, una corta juventud. Una vez llegada la época contemporánea y el notable aumento en la esperanza de vida se suele traducir como la actitud de vivir intensamente cada instante, de afrontar la vida con optimismo y alegría, pues ante los continuos disgustos que esta te pueda ir deparando en su camino solo esta actitud te permitirá vivirla en lugar de sufrirla. Otras acepciones más peculiares que también han tenido eco han sido la famosa frase popularizada por el desafortunado James Dean "Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver", -consejo que siguió al precio de la letra, de la misma manera que lo hizo su discípulo y sucesor River Phoenix- o la apasionada letra del mítico "Bésame mucho", compuesta por la mexicana Consuelito Velázquez a una edad muy tierna y sin haber besado nunca antes a nadie, cuando dice "…como si fuera esta noche la última vez". Sin embargo, yo me quedo con la versión que ofrece Eckhart Tolle en su best-seller "El Poder del ahora" en el sentido de poder alcanzar la conciencia de uno mismo y no dejarnos llevar por los pensamientos negativos que siempre rondan por nuestra cabeza, ya sean experiencias pasadas de mal recuerdo o bien augurios de un futuro desolador. Solo así seremos realmente libres de vivir, con mayúsculas, y disfrutar de este mismo momento, prescindiendo de prejuicios, expectativas, rencores y, sobre todo, miedos.
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