La Fundación CRAM para la Conservación y Recuperación de Animales Marinos ha realizado 62 asistencias a tortugas marinas de la especie 'Caretta Caretta' en el delta del Ebro en el último año, en el marco de un proyecto de recuperación y reintroducción en el medio natural de tortugas capturadas de forma accidental en redes de arrastre. Esto ha sido posible gracias a la campaña de sensibilización del sector pesquero que se ha realizado en la zona, con 24 embarcaciones implicadas. El proyecto ha contado con el apoyo de la Generalitat y la colaboración del Ministerio para la Transición Ecológica, a través del Programa Pleamar, cofinanciado con fondos europeos. El objetivo de la iniciativa ha sido sensibilizar e implicar al sector pesquero de arrastre de la zona del delta del Ebro para minimizar el impacto que tiene la pesca accidental sobre las tortugas marinas. Así, se han realizado reuniones con las cofradías implicadas, se ha establecido relación con los propios pescadores y se han realizado jornadas formativas en los puertos de l'Ampolla, les Cases d'Alcanar y Sant Carles de la Ràpita. Todo esto se ha traducido en 24 embarcaciones implicadas en la recuperación de tortugas marinas durante este año.
Por otro lado, el proyecto ha permitido recuperar el 97% de las tortugas marinas capturadas incidentalmente por las embarcaciones participantes en esta iniciativa y devolverlas a su medio natural lo antes posible, de la mano de los pescadores colaboradores y sus familias.
Con esta línea de actuación, se han atendido 61 ejemplares de tortuga boba, uno de ellos capturado accidentalmente en dos ocasiones. De estos, se han recuperado y liberado en el medio natural 38 tortugas, 22 se mantienen en recuperación con un pronóstico favorable y dos ingresaron muertas en el centro de recuperación.
El CRAM recuerda que la principal amenaza de las tortugas marinas es la pesca accidental y subraya que el proyecto ha sido muy bien acogido por los pescadores de las Terres de l'Ebre. De hecho, este colectivo es clave porque es el primero en detectar la captura accidental y en activar el protocolo de rescate.
El proyecto, que comenzó en 2017, seleccionó a los pescadores ebrenses por ser una zona litoral que presenta una concentración elevada de tortugas bobas y por ser la zona donde se capturan accidentalmente más animales.
