Andreu Martín, portavoz del PSC en el Ayuntamiento de Reus: "Me veo capaz de encabezar la lista después de estos años de experiencia en la oposición"

En fecha de abril de 2018, Reus ya tiene presupuesto. ¿Qué opinión le merece que se hayan aprobado sin llegar a ningún acuerdo con el resto de grupos municipales? Ha sido inevitable porque fue a mediados de diciembre cuando se nos comentó que el presupuesto se estaba trabajando y si queríamos llegar a acuerdos. Cuando nos lo dicen a finales de año prácticamente, entendemos que la voluntad para que haya un trabajo intenso para negociar es débil. Estaba bastante claro que el alcalde utilizaría el recurso de la moción de confianza. Es la muestra de lo que ha sido el gobierno del señor Pellicer, tanto en su mandato anterior como en el actual. La única voluntad es que le demos apoyo a sus propuestas, pero para hacer un trabajo conjunto no tuvo ninguna intención. Según Pellicer, ¿les propuso entrar en el equipo de gobierno durante la ronda de contactos? En ningún momento se hizo esta propuesta formalmente. En alguna conversación más bien informal, él habló de un pacto de gobernabilidad. Es decir, que pudiéramos apoyar sus líneas estratégicas, manteniendo la estructura de gobierno sin nosotros dentro. Si la propuesta se hubiera formalizado, ¿habrían aceptado entrar en el gobierno? Probablemente no nos habríamos sentado a negociar una entrada en el gobierno porque el mandato ya estaba avanzado y las posibilidades de implementar políticas en las que nuestro grupo pudiera dejar huella eran pequeñas. Desde el equipo de gobierno han reiterado que lo único que ha hecho la oposición es retrasar la aprobación de las cuentas. El problema está en el hecho de que el alcalde no resolvió el problema de la gobernabilidad al inicio del mandato o durante el primer año. Esto significa renunciar a cosas para que los demás puedan tener la capacidad de hacer políticas, y se lo ahorró. A lo largo de todo el mandato lo que se ha visibilizado es que él no pretendía renunciar a una cierta comodidad respecto a su visión de que ser alcalde consiste más en reinar en la ciudad que en el ejercicio de gobierno y de servicio. ¿Se priorizan los intereses políticos ante la ciudadanía? Así es. El consenso político sobre los temas de salud es lo que ha permitido que Reus tuviera una capacidad sanitaria como, probablemente, ninguna otra región. Por lo tanto, esto no es fruto de un grupo municipal ni de un partido que en un momento dado tenga el apoyo mayoritario. Estas cosas no se pueden hacer con un apoyo tan débil porque se debe intervenir con otras administraciones, que probablemente tienen otros colores. Es un trabajo mucho más amplio y no sólo local, sino territorial. Esto saltó por los aires cuando llegó el señor Pellicer. En el grupo hospitalario hubo superávit hasta hace tres años y ahora tenemos una situación muy difícil que debemos intentar resolver sin politizar. Algunos han querido hacer de esto, incluso, una herramienta judicial y hemos acabado perdiendo socios y complicidades. Hace unos días surgía la información de que una de las opciones que estaría valorando el gobierno es vender la sociedad Gecohsa para cuadrar las cuentas del Hospital Sant Joan. ¿Es una solución acertada? No ha sido una comunicación oficial del gobierno, aunque lo han insinuado y después ha salido publicado en los medios. De hecho, Pellicer confirmó que era "una de las propuestas sobre la mesa". A raíz de esta información, hicimos una serie de preguntas porque nos presenta bastantes dudas. En primer lugar, parece una opción que beneficia mucho más al Instituto Catalán de la Salud, y la Generalitat en sí, que al Ayuntamiento. Primero dicen que no gestionamos lo suficientemente bien el Hospital de Móra y debe ser otro quien lo haga. Si lo tenemos que dejar de hacer y se debe crear una sociedad nueva para que la actual no funcione lo suficientemente bien, ¿cómo es que, al final, la solución pasa por vender la misma sociedad para que lo siga haciendo? Esto es contradictorio. Con todo esto, creo que la Generalitat promete a todo el mundo cosas que después no se ve con capacidad de poder hacer realidad. El problema del hospital de Reus es originado por una batalla partidista. Por lo tanto, nosotros tenemos dudas, y algunos están vinculados a que, realmente, esto sea beneficioso para la ciudad y esta empresa esté bien valorada. Aún no sabemos por cuánto la quieren vender. Habla de una batalla partidista. ¿El PSC no ha participado de esta batalla? Damos nuestra visión de lo que creemos que es lo mejor para el hospital. En aquello en lo que estamos de acuerdo apoyamos y hacemos debate partidista de los temas, pero se debe hacer en la justa medida. El hospital en este período ha contratado más abogados que cirujanos. Esto ya muestra que todo este tema se ha llevado, por parte del gobierno, a una situación que no permite gestionar de una forma adecuada el hospital. Insistimos muchas veces en que el centro está infrafinanciado. El problema está en que en la financiación contaba con una parte para un pago de un tramo a través del alquiler del hospital y esto ha desaparecido. Ahora, nos encontramos con que se recortan servicios para pagar el crédito del hospital. ¿Cuál sería su propuesta para solucionarlo? El hospital se puede seguir gestionando desde el territorio y lo único que necesitamos es un incremento de financiación para atender la parte que en este momento se está dedicando al pago del alquiler del hospital, durante los 7 años que quedan hasta 2025. Después de estos 7 años, el dinero puede retirarse y retornar a la financiación que se mantiene para todo el resto del sistema hospitalario. Creemos que desde el territorio, con una gestión eficiente, hemos sido capaces de proporcionar un servicio de calidad muy notable. Con el consorcio, la Generalitat se hace cargo de la deuda, pero después tiene repercusión en la dotación de plantilla, en las inversiones ... Por primera vez, el CMQ también cierra el ejercicio de 2017 con déficit. ¿Cree que esta será también la tónica del CMQ a partir de ahora? Esperamos que no. Pero para ello necesitamos que el CMQ tenga suficiente actividad para que se pueda seguir manteniendo. Entendemos que la empresa es absolutamente viable y el traslado al antiguo hospital es una oportunidad por muchas razones: por los equipamientos nuevos que se podrían instalar allí y por el servicio que puede dar al centro de la ciudad. Si se gestiona mínimamente bien, puede volver a números positivos sin ningún problema. Poniendo ahora la mirada al futuro, queda poco más de un año para las próximas elecciones municipales. ¿Son optimistas? No sé si ahora mismo, tal como está el país, el optimismo es una variable. En el mandato anterior hicimos un trabajo muy cercano a la ciudadanía, generando ciertos espacios de debate. Habrá una base que, evidentemente, estará muy definida por las propuestas que hemos ido haciendo. Este será el núcleo. Pero queremos que exista esta posibilidad para que la gente participe. Creemos que se debe hablar de la ciudad. Sin embargo, nos preocupa que la situación en Cataluña no se solucione. Parecía que en dos meses habría un nuevo gobierno, pero se está alargando. Cuanto más se acerque la situación actual a las elecciones municipales, más las perturbará y se votará más condicionado por el tema nacional. Habla de una repercusión del tema nacional en el voto de la ciudadanía. Es evidente que el resultado de las elecciones nacionales es muy diferente al de hace 2 años y al de hace 4 años. Sólo votamos bajo el contexto de si estamos a favor o en contra de la independencia. Si este contexto llega a las elecciones locales es evidente que los resultados pueden verse influidos de una forma determinante. ¿Se presentará como cabeza de lista? Lo que tenemos claro a nivel de ejecutiva local es que queremos que la agrupación escoja a su candidato o candidata a encabezar la lista en una primera fase, antes de agosto. Esta será la propuesta que haremos en la próxima asamblea, el 24 de abril. Si se aprueba, aún debo terminar de valorar con mis compañeros si yo seré candidato. Me veo capaz de serlo después de estos años de experiencia en la oposición. Pero no es una decisión individual.