Con motivo de los Juegos del Mediterráneo, Tarragona ha sido noticia en los últimos días. Ahora bien, sorprendentemente, y sobre todo al principio, después del ahora sí – ahora no del Presidente de la Generalitat, Quim Torra, en cuanto a la confirmación de su asistencia a la inauguración, el deporte, la competición, el espectáculo y la ciudad quedaron relegados a meras anécdotas.
Los medios no hablaban de los más de 3.600 deportistas venidos de 26 países diferentes, de los 3.500 voluntarios y voluntarias o de las 16 subsedes, como El Vendrell o Calafell. La noticia de los Juegos se centraba en nuestro MHP, que no pudo dejar, por una vez, los intereses políticos de lado, valorar el esfuerzo que se ha hecho para materializar este acontecimiento y poner por delante el éxito de los Juegos. Sin duda, es una lástima y también una ocasión desaprovechada por parte del Presidente para demostrar que también se preocupa por el Camp de Tarragona.
Desgraciadamente, estamos bastante acostumbrados a que, desde algunos sectores, nos "ninguneen". El Camp de Tarragona es uno de los grandes olvidados, tanto desde los puntos de vista institucional y político como, por supuesto, también mediático. Ya hace demasiado tiempo que en nuestro territorio sufrimos una dejadez imperdonable por parte de la Generalitat en cuanto a inversiones.
Y es que si la media de inversión por habitante en Cataluña en 2017 fue de 125 euros, en el Camp de Tarragona esta cifra fue de 97 euros. La comparativa aún es más dramática si nos fijamos en nuestra comarca. En el Baix Penedès, la comarca con el índice de paro más elevado de toda Cataluña, casi de un 19% en 2017, la inversión por habitante fue de 54 euros (y la mayor parte concentrada en Idiada y un proyecto que se lleva presupuestando desde hace años pero que no se ejecuta).
Hay que tener en cuenta que nuestra comarca es una de las zonas donde más ha crecido la población en los últimos tiempos, con la llegada de personas, sobre todo, del área metropolitana de Barcelona, expulsadas de allí por la fuerte presión inmobiliaria, y de personas venidas de otros países, principalmente, de Marruecos y Rumanía. Este hecho se ha sumado a los problemas de base que ya tenemos, como es la falta de competitividad en muchos sentidos del territorio, maltratado también por una red de comunicaciones marcada por unos peajes excesivos, unas carreteras del siglo pasado y un transporte público deficiente.
Desde los ayuntamientos, con un gran esfuerzo humano y económico, desarrollamos un puñado de proyectos propios, por ejemplo, en materia de empleo, programamos cursos formativos para mejorar la empleabilidad de nuestros vecinos y vecinas o subvencionamos a las empresas para que contraten personal. También en el ámbito de servicios sociales las actuaciones se han intensificado considerablemente en los últimos años para intentar ayudar a los centenares de personas y familias que han sufrido y aún sufren los efectos de la crisis económica que hemos vivido.
Sin embargo, sin un apoyo más contundente por parte de la Generalitat, se hace difícil revertir esta situación. Nuestro territorio necesita urgentemente que sus demandas sean escuchadas y, sobre todo, atendidas. No puede ser que desde la Generalitat se nos siga ignorando, porque el precio que estamos pagando es muy alto.
Es por este motivo también que, desde estas líneas, me gustaría poner aún más en valor todo el esfuerzo que se ha hecho en la organización de los Juegos del Mediterráneo. A pesar de todas las adversidades que como territorio sufrimos, hemos sido capaces de estar a la altura y vivir unos Juegos de éxito. Por lo tanto, mi enhorabuena a las personas organizadoras, deportistas, voluntarias y todas aquellas que han hecho posible que hayamos disfrutado de un acontecimiento único.
Alfons Ribas Pérez
Concejal del Ayuntamiento de l'Arboç y miembro de la ejecutiva de la Federación del PSC del Camp de Tarragona
