La Audiencia de Lleida ha absuelto al propietario de una joyería de Tàrrega acusado de simular en 2011 un atraco en el establecimiento para poder cobrar del seguro y saldar así las deudas que acumulaba entre créditos hipotecarios, préstamos y líneas de crédito concedidas. La fiscalía pedía 9 años de prisión por un delito de estafa ya que consideraba que, aprovechando que otra joyería de la misma localidad había sufrido un atraco por parte de dos hombres de origen sudamericano, "el acusado habría orquestado, en connivencia con otras personas que no han sido identificadas, un ataque de las mismas características a su joyería". Durante el juicio, celebrado el 13 y 14 de septiembre de 2017, el acusado aseguró que le robaron apuntándole con una pistola en la espalda y se mostró sorprendido de la acusación. Los Mossos, en cambio, explicaron que tenían indicios que apuntaban a la estafa, como que el acusado no aparece en las imágenes de las cámaras de la oficina bancaria, donde el hombre dijo que había ido momentos antes del atraco. La Audiencia ha decidido absolverle porque considera que no hay suficientes pruebas que demuestren la estafa y la fiscalía no recurrirá la sentencia.
 Según explicaba el ministerio público, el 27 de diciembre de 2011 dos personas no identificadas con la cara tapada con gorras y bufandas y con acento sudamericano entraron en el establecimiento con un objeto que parecía un arma de fuego, atando a la empleada que había en ese momento, y posteriormente al mismo acusado y a otro hombre. Según la denuncia del acusado, los supuestos ladrones se habrían apropiado de varios relojes y joyas valorados en 203.942 euros, además de diamantes valorados en 218.370 euros. En mayo de 2012 el propietario del establecimiento cobró de la aseguradora la cantidad de 351.560,88 euros. El acusado, siendo propietario de una joyería y socio de otra empresa, en noviembre de 2011 pasaba por dificultades económicas ya que tenía una deuda acumulada entre créditos hipotecarios, préstamos y líneas de crédito concedidas de 232.913,16 euros. Así, según la fiscalía, el hombre, de 55 años y vecino de Guissona (Segarra), "ideó un plan para cobrar el dinero del seguro" que tenía contratado con la compañía Generali Seguros para casos de robos y atracos. El acusado concertó en diciembre de 2010 con la compañía Generali Seguros un seguro ante un caso de atraco en la joyería que regentaba, que le cubría 500.000 euros en existencias durante las horas de apertura al público, y 100.000 euros de transporte de muestrario si lo transportaba él mismo o un trabajador suyo. En octubre de 2011, ante los problemas de impago de las cuotas del seguro, renovó la póliza por dos meses, incluyendo como asegurado a otro hombre, hasta una cuantía máxima de 50.000 euros, por el muestrario que pudiera transportar éste. El acusado cobró por parte de Generali Seguros la cantidad total de 351.560,88 euros en mayo de 2012, "liquidando con aquella cantidad los préstamos y créditos bancarios que tenía con diferentes entidades" y "quedando en una situación económica compensada". "En ningún caso pagó a los proveedores de los diamantes la cantidad de 218.370 euros, ni tampoco repuso stock para proseguir con el negocio de joyas, siendo que la joyería se ha mantenido operativa hasta la actualidad", remarca el ministerio fiscal. Durante el juicio, sin embargo, el acusado aseguró que cuando él estaba en la tienda entró un hombre, le apuntó con una pistola en la espalda, le ató de manos y pies e hizo lo mismo con la trabajadora del establecimiento y un cliente que entró momentos después. El hombre reconoció que lo primero que pensó cuando los ladrones se marcharon fue qué suerte que todos estaban bien y la segunda que suerte que tenía un seguro porque si no "sería mi ruina". A la fiscalía, sin embargo, le sorprendió que la primera persona a quien llamó fuera a su agente de seguros, antes que a los Mossos, y que cuatro días antes hubiera ampliado la cobertura de la póliza contratada. La trabajadora de la joyería de Tàrrega atracada el 27 de diciembre de 2011 explicó en la segunda jornada del juicio que los ladrones sólo se llevaron joyas y relojes de las vitrinas donde estaban los objetos de más valor y dejaron estar las vitrinas con las joyas de plata o de menos valor. A preguntas de la fiscalía, la chica también explicó que era normal que el propietario de la joyería dejara diamantes en su mesa de trabajo y se marchara (él declaró que salió un momento al banco). También declaró que no oyó que los ladrones subieran al segundo piso, que se utilizaba como despacho, y que no rompieron ninguna vitrina porque le cogieron a ella las llaves. La fiscalía, en sus conclusiones, puso en duda, precisamente, el hecho de que el acusado saliera un momento de la joyería dejando sobre la mesa diamantes por valor de 218.000 euros y que los ladrones no rompieran nada.