El presunto violador de Igualada, Brian Raimundo Céspedes, no buscaba una satisfacción sexual en sus actos sino “hacer el máximo daño posible a la víctima”. Así lo ha corroborado en la cuarta sesión del juicio uno de los mozos del grupo de análisis de conducta criminal.
Según este testigo, la víctima presentaba “lesiones muy graves” en la zona del cráneo y anal y ha asegurado que nunca se había encontrado con lesiones de estas características.
Ha dicho que el hecho de que el acusado dejara a la víctima abandonada demuestra una “falta de empatía y arrepentimiento” y ha asegurado que había muchas probabilidades de que “volviera a actuar”. Por su parte, las psicólogas han dicho que la víctima sufre un trastorno de estrés postraumático y que tiene “todas las áreas de la vida afectadas”.