El Ayuntamiento de Valls ha instalado esta semana señales en las principales entradas de la ciudad con el lema «Valls libre de violencias machistas y LGBTI-fóbicas».
Esta iniciativa es una acción más de las diversas actuaciones que desde la concejalía de Igualdad y Feminismos, en coordinación con otras concejalías del consistorio, están llevando a cabo para sensibilizar y prevenir hacia las violencias LGBTI-fóbicas. La instalación de estas señales en las entradas de Valls pretende ser una declaración de principios del conjunto de la ciudad y del Ayuntamiento en contra de cualquier tipo de violencia que sufren las mujeres y las personas del colectivo LGTBIQ+.
Las violencias machistas son un fenómeno cotidiano y sistemático en la sociedad y la ley catalana reconoce sus formas y ámbitos de la vida donde la podemos encontrar.
Algunas son explícitas y visibles y otras, la mayoría, más sutiles, implícitas e invisibilizadas, pero todas ellas son consecuencia de la discriminación y de la situación de desigualdad.
Se trata de un sistema de relaciones que se sustenta sobre los fundamentos de una sociedad patriarcal y machista, en el que las mujeres no tienen las mismas oportunidades que los hombres y que sufren situaciones de violencia por el hecho de ser mujeres.
Una sociedad cisheteronormativa en la que las personas que no son cis (lo contrario de trans) o que no son heterosexuales sufren discriminaciones por el hecho de divergir de la identidad de género y de la orientación afectivo-sexual hegemónica.
La Ley 5/2008, de 24 de abril, ya relabló las violencias machistas incluyendo ámbitos y formas determinados.
Más tarde, la Ley 17/2020, de 22 de diciembre, amplió, reforzó, actualizó y protegió los derechos de las mujeres transgénero y cisgénero, así como de las personas no binarias, con la finalidad de respetar la diversidad de género.
Por su parte, la ley 11/2014, de 10 de octubre, pretende garantizar los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros e intersexuales y erradicar la homofobia, la bifobia y la transfobia.
Más allá de la normativa es necesario, sin embargo, que la ciudadanía tome conciencia de ello, ya que a veces no se es consciente de actos o palabras que generan discriminaciones y violencias.
Así, a menudo se tienen muy identificadas las agresiones físicas y otras violencias explícitas, pero también las hay sutiles, implícitas e invisibilizadas (por ejemplo, entre otras, a la publicidad o también en chistes o bromas sobre el cuerpo, sobre la expresión de género o sobre la orientación afectivo-sexual, etc) que hacen de muleta para que el sistema machista y LGBTI-fóbico se mantenga permanente.