Los integrantes del bestiario son probablemente las piezas más reconocibles del Séquito Popular, sobre todo entre los más chicos.
Desde 1993 este grupo de animales se había mantenido invariable, después de que ese año se incorporasen tanto la Víbria como el León.
La tendencia, sin embargo, se rompió casi dos décadas después, cuando la familia teclera dio la bienvenida a un nuevo elemento de fuego: el Griu.
Aunque las fiestas de Santa Tecla lo acogieron en 2014, para buscar sus orígenes debemos remontarnos más atrás en el tiempo y sobre todo alejarnos del centro.
Concretamente, en el año 2009 en la Vall de l’Arrabassada.
“La idea nace de cuatro miembros de la asociación de vecinos, que queríamos buscar una bestia o unos gigantes que fueran representativos del barrio”, relata Josep Maria Bertran, uno de sus impulsores.
El objetivo no era ni mucho menos salir al séquito, sino poder sacarlo por las fiestas del barrio y hacer charlar a la gente.
Además, esperaban que esta nueva iniciativa cohesionara un barrio bastante nuevo en la ciudad y que necesitaba más implicación vecinal.
De las cuatro personas que estaban al principio, pasaron a poco más de una decena y se pusieron manos a la obra.
La idea del Griu
En primer lugar, se contactaron con la Diputación, que les ayudó a impulsar su proyecto.
El ente supramunicipal propuso trabajar con un Taller de Empleo Corporativo sobre Cultura Popular y Tradicional que tenían en Tortosa y se pusieron a buscar ideas.
Josep Maria reconoce que no tenían “casi claro” lo que querían hacer, pero el nombre del griu se plantó sobre la mesa y agregó.
De hecho, era una bestia que ya se había intentado recuperar anteriormente en Tarragona.
El imagen juan Iniesta fue el encargado de darle forma.
“Buscó grius y otros animales. Al principio, dibujó un águila, pero le dijimos que no a la propuesta porque ya teníamos una en la ciudad. Entonces, vamos a pensar en ponerle el cuerpo de león”, explica José María.
El resultado fue una pieza similar a la que conocemos hoy en día. Un animal fabuloso mitad águila y mitad león.
La cabeza, las garras delanteras y las alas avalan la condición de ave del cielo, mientras que el cuerpo, patas traseras y cola testimonian la tierra.
El Griu apareció finalmente en las fiestas del barrio de 2012, donde todo el mundo se lo hizo suyo.
La bestia cumplía el objetivo que se habían marcado: “disfrutar y hacer disfrutar”.
Con todo, quisieron ir un paso más allá.
“Después de salir por el barrio y de ver la figura, pensamos que se merecía ir más lejos. Nos pusimos en contacto con el Ayuntamiento y nos animaron a presentarlo como proyecto”, apunta Josep Maria.
Uno más del séquito
La tarea de intentar entrar en el séquito popular de Tarragona no era nada fácil.
Como decíamos, el Griu ya se había propuesto como nuevo miembro del bestiario sin mucho éxito.
Tenían que tener muy bien argumentada su inclusión si querían pasar el filtro de la Asesora del séquito y, por este motivo, contaron con la ayuda del gestor cultural Jordi Bertran.
Según el estudio histórico, el Griu de Tarragona aparece reflejado en el sotacoro de la sacristía de la catedral realizada entre 1355 y 1360, que recoge la fiesta de la época.
Además, su iconografía también aparece en el primer protocolo o consueta de las Fiestas de Santa Tecla de 1369 presidiendo el altar mayor de la catedral.
Aparte de las fiestas mayores, también presidía el altar mayor durante otros momentos como la Navidad o la Virgen de Septiembre.
Aparte de justificar históricamente su inclusión, el Josep Maria recuerda que tuvieron que hacer unas pequeñas modificaciones en la pieza. “Antes el Griu era menos agresivo. Nos hicieron retocar las garras de delante, la pintura y la forma de los ojos”, remarca.
Con todo los trámites realizados, tocaba presentarlo en la ciudad entera.
Por primera vez, el Griu salía de la Vall de l’Arrabassada para ir justo detrás de la Víbria del Alfés por las calles del centro. “Ibamos con mucho respeto y sabíamos que las miradas de todos estaban sobre nosotros”, rememora el Josep Maria.
Aunque eran los principiantes, no dudaron ni un momento en bajar las escaleras de la Catedral tras la entrada de la entrada del brazo.
“El primer año nos hacía respeto, pero dijimos que si el resto lo hacía nosotros también podíamos. Ahora se ha convertido en el momento estrella de las fiestas”.
Más allá de los nervios, la cuadrilla quedó sorprendida por el buen recibimiento que tuvo y convirtieron rápidamente en uno más de Santa Tecla.
De hecho, es habitual que en los primeros años cueste que las nuevas incorporaciones acaben calando en el imaginario de los tarraconenses.
Sin embargo, el Josep Maria afirma que después de 10 años alrededor por Tarragona “lo identifican muy bien y todo el mundo sabe quién es”.
Incluso desde las escuelas preguntan si tienen materiales del Griu, ya que los alumnos lo piden de manera recurrente.
Preinscripción de los pequeños del barrio
Pero, una década después, ¿dónde ha quedado su vínculo con el barrio?
La figura ha tenido muy buena acogida en la Vall de l’Arrabassada y su correfoc durante las fiestas del barrio siempre se llena de vecinos que disfrutan del fuego.
Con todo, los adultos no han terminado de sentirse llamados a participar y en la cuadrilla hay más gente de fuera que de dentro.
Curiosamente, esta dinámica no se ha repetido con el Griu Petit.
Hace cinco años se puso en marcha la versión reducida de la bestia y hasta ahora hay una mayoría de niños del barrio en la cuadrilla.
Es decir, una tendencia totalmente contraria a lo grande.
Los 10 años les han permitido crecer y evolucionar como grupo, gracias a la ayuda de otras entidades como los Diablos de El Morell, El Bou de Tarragona, el Drac de Tarragona o la Víbria.
“Partíamos de cero y hemos evolucionado hacia mejor.
Siempre nos lo hemos tomado como una manera de pasárnoslo bien. No hemos ido a competir nunca, sino que únicamente hemos buscado disfrutar y hacer disfrutar a la gente“.
Un objetivo que les sigue acompañando allí donde van.
10 años de fuego
Para celebrar la década en el séquito, la cuadrilla ha organizado diversos actos.
El 13 del concierto estrenan el aniversario con un concierto del Va Parir Tour en el Parc del Francolí, donde también habrá djs locales que calentarán el acto.
Además, el 14 de febrero organizarán un pasacalles de fuego con 10 bestias invitadas, mientras que el Griu Petit hará lo mismo al día siguiente.
Esta actividad tendrá un tramo inclusivo en toda la Rambla Vella, con sólo bengalas y sonidos flojos de los tambores.