Una noche en la que los deseos quieren. En que el fuego baila con la música. En que el pasado se desvanece entre llamas y el futuro se dibuja con ilusión. Así será la verbena de Sant Joan en Salou, este lunes 23 de junio, cuando la ciudad se transformará en un gran escenario mágico abierto a todo el mundo. Una fiesta que no sólo se vive —se recuerda.
La llama del Canigó, como un cuento que atraviesa montañas y generaciones, llegará puntual a su cita con Salou para encender la esperanza y la fiesta. A las 19.45 horas, el heredero y las pubillas serán los primeros en anunciar el mirlo: sobre ruedas, con el trenecito turístico y las motos del Moto Club Barenys, esparcirán por las calles el anuncio de una noche especial.
A las 20.15 h, el fuego se hará presencia. Saldrá del Espigón del Muelle, recogido por seres de fuego y misterio: los Diablos Maleantes, las Brujas Latemón, el Cerro y la Morena. Con paso solemne y festivo, llevarán la llama hasta la plaza de las Comunidades Autónomas, en el corazón del Paseo Jaume I, donde comenzará el ritual.
Allí, a las 21.00 h, Salou se detendrá para escuchar el Mensaje de Fuego, un llamamiento a renovarse, a estimar, a creer. Sonará la sardana Salou Ciutat Montmella y el círculo se llenará de pasos, tradición y orgullo.
Pero la noche recién empezará. A las 22.00 horas, el pebetero se abrirá como un altar pagano para recibir los secretos más íntimos de los salouenses y visitantes. Escritos en pequeños papeles, los deseos serán entregados al fuego con un gesto delicado y colectivo: quemar lo que pesa, hacer lugar a lo que tiene que venir.
Y como todo buen cuento, hace falta música para celebrar el capítulo nuevo. A las 22.30 h, la plaza de la Paz vibrará con el Duo Tropikal. A las 23.00 horas, la plaza de las Comunidades Autónomas estallará de alegría con la orquesta La Fania y su energía contagiosa. Antes, un espectáculo de correfoc y pirotecnia hará temblar el cielo: llamas, chispas y tambores marcarán el paso de una noche que no quiere acabar.
El Ayuntamiento de Salou invita a todos a vivir y disfrutar de la verbena con responsabilidad, pero también con el alma abierta, porque San Juan no es sólo una fiesta: es una promesa colectiva. Una noche donde todo puede empezar de nuevo. Una noche para quemar miedos y encender nuevos sueños.