La Unidad de Medicina Preventiva y Bioestadística de la URV y el IISPV ha llevado a cabo un estudio para conocer los patrones de suplementación de las mujeres embarazadas de El Camp de Tarragona y sus niveles de folato y vitamina B12.
Tras estudiar 831 embarazos, han determinado que solo un 36% de las mujeres siguen las recomendaciones de suplementación con el ácido fólico y han detectado niveles bajos de folatos y vitamina B12 en casi la mitad de las mujeres en algún estadio de su embarazo. Las deficiencias en estas vitaminas, esenciales para el desarrollo del feto, pueden provocar abortos, malformaciones y otros problemas de salud en madres y niños.
El ácido fólico y la vitamina B12 son nutrientes esenciales para un embarazo exitoso y una salud maternal e infantil óptimas. El primero es un suplemento artificial que contiene folatos, es decir, vitamina B9.
Los folatos se encuentran en verduras de hoja verde, legumbres, frutos secos y algunas carnes y son cruciales para el correcto funcionamiento del sistema nervioso, cardiovascular y para los procesos de división celular, determinantes durante el embarazo.
La vitamina B12, o cobalamina, también tiene un papel clave en el funcionamiento del sistema nervioso y en la síntesis del ADN, entre otros. Tanto una como otra son vitales para todo el proceso de desarrollo fetal, desde la concepción hasta el nacimiento. Una falta de cualquiera de estas vitaminas se considera un factor de riesgo para la salud de la madre y el niño, que puede causar aborto involuntario, malformaciones fetales graves, deficiencia y anemias al final del embarazo y salud infantil adversa.
“Aunque se recomienda a las embarazadas tomar suplementos de ácido fólico, a menudo no reciben este consejo hasta su primera revisión prenatal”, señala Michelle Murphy, investigadora del Departamento de Ciencias Médicas Básicas de la URV y coautora de esta investigación. Las pautas de atención prenatal incluyen la recomendación de tomar 400μg diarios desde un mes antes de la concepción hasta el final del primer trimestre del embarazo. No obstante, la primera visita médica de la gestación puede tener lugar, en algunos casos, semanas o incluso meses después de la concepción. “Partimos de la idea de que este factor evita que muchas mujeres conozcan la importancia de estos suplementos antes de quedarse embarazadas”, dice Murphy.
El estudio Reus-Tarragona Birth Cohort (RTBC) es la investigación sobre niveles de folato y B12 en embarazadas mayor que se ha hecho nunca en un país de ingresos altos. El equipo investigador controló los niveles de estas vitaminas en 831 mujeres, que hacían el seguimiento de su embarazo en el Hospital Sant Joan de Reus y en el Hospital Joan XXIII de Tarragona, desde las primeras etapas del embarazo hasta el nacimiento. Por lo tanto, la investigación recogió datos sobre los patrones de suplementación de las mujeres y midió los niveles de B12 y ácido fólico en cinco momentos durante el embarazo.
Hay dos maneras de determinar los niveles de folato en una persona: midiendo los folatos plasmáticos, es decir, el nivel de B9 en sangre; o bien midiendo los folatos eritrocitarios, que indican la cantidad de esta vitamina que ha llegado al interior de los glóbulos rojos. En el primer caso, el nivel de folatos plasmáticos es susceptible a fluctuar, debido a cambios en la dieta, en cuestión de horas. En el segundo caso, los niveles de folatos eritrocitarios ofrecen una idea más fiel de la presencia de B9 en el organismo a largo plazo. El estudio ha revelado que el 47% de las mujeres embarazadas de la muestra tenía niveles de folatos eritrocitarios por debajo del umbral que recomienda la OMS para prevenir anomalías en el desarrollo del feto. Midiendo el folato plasmático, el equipo investigador identificó niveles muy bajos de esta vitamina en un 5% de las mujeres al principio del embarazo, y en un 25% al final de la gestación.
Además, los investigadores detectaron que más de un 16% de mujeres de la muestra tenían la forma variante de un polimorfismo genético que se asocia con un aumento de los requisitos de ácido fólico. Esta particularidad genética, común en el sur de Europa, hace que las mujeres —y también los hombres— sean más propensas a tener bajas reservas de esta vitamina tan importante en el proceso de gestación. “Sin alarmar a nadie, el mensaje es que no podemos tomarnos a la ligera la suplementación con ácido fólico”, defiende Murphy. Paralelamente, los resultados del estudio revelan que aunque el 80% de las mujeres de la muestra planificaron el embarazo, sólo el 36% tomó suplementos de ácido fólico antes de quedarse.
En cuanto a la vitamina B12, se detectaron deficiencias en un 7% de las embarazadas en la primera revisión. Esta proporción aumentó drásticamente en los registros posteriores, llegando a un 44% de mujeres con niveles bajos de cobalamina al final del embarazo. “Históricamente, la explicación a los niveles bajos de B12 en embarazadas ha sido justificada por el consumo elevado de esta vitamina en la formación de la placenta y el feto”, explica Murphy. No obstante, la investigadora de la URV puntualiza que esta explicación sólo refleja el 35% de los casos con bajo niveles de la vitamina a finales de embarazo. La investigadora alerta del falso sentimiento de seguridad que hay en países con adherencia a la dieta mediterránea: “Hemos demostrado que hay deficiencias generalizadas en esta vitamina”.
La suplementación vitamínica en el embarazo es tan importante para prevenir anomalías del desarrollo fetal que, en más de ochenta países de todo el mundo, las administraciones obligan a enriquecer la harina con ácido fólico para garantizar el suministro de esta vitamina a todas las mujeres. Los países europeos no han implementado esta política, pero tampoco han intensificado las campañas para concienciar a las mujeres en edad reproductiva de la importancia de estos suplementos. Michelle Murphy pone de manifiesto que hace falta más investigación en este ámbito y reivindica la importancia de las campañas de comunicación para sensibilizar a la población en la importancia de la suplementación en gestantes: “No son perfectos, porque nunca llegan a todo el mundo, pero está demostrado que en otros lugares del mundo funcionan”.